El camino en el auto de Callum hasta el destino desconocido se me hace familiar por alguna razón, no pasa mucho tiempo hasta que descubro el mismo motivo.
Al acercarnos a la esquina del destino todo me viene a la mente cuando veo las luces que cambian de color en el letrero y la columna del medio, en la cual delante se encuentra un carrito a monedas para que niños suban y se monten la mejor fantasía de su vida, todos los recuerdos me vienen a la mente, especialmente de lo que sucedió al momento que volvimos al apartamento esa noche.
-¿Tan penosa y deprimida me has visto?- pregunto en un claro tono de burla, aunque la verdad se esconda detrás del mismo.
-¿Te digo la verdad?- me responde en el mismo tono de pregunta y de burla.
Aún sin darme una respuesta con palabras directas me ha dado una respuesta clara.
-No tenías que hacer esto- le doy una mirada- no era necesario.
-No- utiliza el freno de mano y detiene el auto, estacionándolo a cinco metros de la entrada al lugar- pero quiero hacerlo.
El comentario hace que, como algo inevitable, las comisuras de mis labios de eleven ligeramente.
Abro mi puerta y él hace lo mismo con la suya, terminamos por bajar y encaminarnos al lugar al cual entramos con normalidad, tanta que quizá el ambiente de los primeros días se mantiene casi olvidado mientras que no parece que el tiempo haya pasado, tal como para este lugar de juegos, que sigue igual, sin ningún cambio.
Las luces del lugar siguen ambientadas en colores azules y violetas, la alfombra que cubre el lugar sigue siendo bordo y los sillones Puff siguen siendo de color grises -aunque si no recuerdo mal me parece que antes había uno más-.
-Bueno- dice Callum cuando ve que me quedo simplemente parada dándole una ojeada al lugar- tú eliges.
Me doy cuenta de que él se encuentra unos pasos más adelante que yo dado que no se ha distraido, por lo que consigo alcanzarlo mientras vamos hasta el fondo del local, en la zona donde se compran los tickets.
-Pues, me estás poniendo mucha carga encima si lo dices así- lo veo fruncir el ceño en confusión- ¿Y si mi elección es solamente jugar al tejo? Sabes bien que tengo una obsesión con ese juego.
-Si es lo que te hace feliz- se encoge de hombros.
Niego con mi cabeza ocultando una sonrisa, lo cual sale bien cuando él centra la atención en el chico que vende los tickets. No soy consciente de cuantos pide, pero cuando lo veo pagar yo insisto en poner mi parte, aún así él no me deja y termino teniendo que conformarme.
Nos estamos dirigiendo a la mesa de tejo cuando observo que hay tres nuevos puestos en un nuevo juego que no me había percatado que estaba al entrar.
-¡Mira eso!- me detengo, por inercia tomo el antebrazo de Callum con una de mis manos para señalarle con otra mano libre el juego. Al darme cuenta del tacto que mantengo con su piel quito mi mano, pero tengo la ligera impresión de que mi primera reacción no le ha molestado.
Callum dirige su mirada hasta la zona que le indico, son tres sillas anchas con un respaldo que a mi criterio, parece ser bastante cómodo. Adelante de ellas hay en la parte superior unas pantallas donde se muestra el juego, en la parte inferior dos pedales y en la parte media, justo a la altura de los brazos un volante.
-Apuesto a que te gano- comento.
El rubio me da una mirada burlona mientras eleva sus cejas antes de hablar.
-¿Empezamos con las apuestas desde tan temprano?
Claramente este lugar no hace más que recordarnos lo sucedido la ultima vez que estuvimos aquí. Nuestro primer beso.
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El Destino De Lo Imposible ✓
RomansaBea visita una ciudad completamente desconocida para ella cuando es invitada a pasar un mes junto a su mejor amigo en su apartamento. ¿Pero qué pasaría si el mismo no estuviese en casa? Bea tendrá que convivir con su compañero de piso. Callum, un c...