CAPÍTULO 20

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Samantha Meyer

Esta mañana salí a correr como de costumbre, hoy tenía que ir a ver unos edificios que había comprado, se suponía que dos días atrás los terminaron de remodelar y agregar lo que se va a necesitar así que me iba asegurar de que estuviera todo y no faltara nada, estaban a unos cuantos kilómetros alejadas de la ciudad y en una ruta que aún no se pavimentaba, aparte de que no existe en los mapa, tiene muchos árboles a su alrededor y realmente sería difícil encontrarlos.

Después de la muerte de mis padres cree una organización llena de investigadores, ex peleadores de las calles, personas las cuales querían una vida mejor tanto para ellas como para su familia y exmilitares los cuales sacaron porque según ya no eran tan eficientes como los demás, un gran error. A todos ellos les di una segunda oportunidad. Una organización a la que muchos les perecería débil y mediocre, pero era todo lo contrario era conocida por el gobierno de muchos países la cual acababa con mafias, clanes, en pocas palabras, con lo sucio que el gobierno no se quería hacer responsable y que se quería limpiar de un día a otro sin rastro alguno, eso no lo dejaban a nosotros y era claro había un trato el cual nadie tenía que saberlo, pero si por alguna extraña razón nos querían matar, meter a la cárcel o cualquier cosa que ponga en riesgo a la organización se sacaría a la luz todo, algo que por obvias razones no les convenia. Durante estos casi dos años la gente fue entrenada para atacar sigilosamente, siempre observar analizar en las sombras y atacar cuando menos se lo esperen, entrenados para ser ninjas.

Después de más de 1 hora conduciendo llegue a los grandes muros que la protegían, los que vigilan me dejaron pasar rápido, al seguir me lleve una gran sorpresa, a la empresa que contrate para que se remodelara había hecho un gran trabajo, todo se veía muy moderno y en muy buenas condiciones, entre a la primer bodega que parecía más edificio, en esta se encontraba el comedor los cuartos de entrenamiento, tortura y las oficinas o salas de junta, en la otra estaban todas las armas o cosas que se necesitan y por debajo estaban algunas celdas  y en el último estaban las habitaciones,  todo se distribuyó muy bien y no hay ninguna falla.

Las personas que llegaron conmigo ya se habían instalado y otra parte de la organización llega hoy, afortunadamente había unos terrenos cercas de las bodegas, que por obvias razones compre, estos servirían para pistas de avión o ya sea cualquier otra cosa.

Voy camino hacia la que es mi oficina y en el trayecto me encuentro con Sebastián le digo que me acompañe y me sigue sin reprochar, desde que llegamos teníamos un asunto pendiente que se lo estaba dejando pasar.

—Que bueno que los encuentro, necesito hablar con ustedes —Les doy una sonrisa a los tres hombres que acompañaron a Sebastián al antro el otro día, entre ellos se dan una mirada y solo asienten, los otros dos chicos se llaman Bruno y Marcos. subimos unas escaleras y entramos a la oficina.

—¿Necesitas algo? —Pregunta Aaron, 

—Creo que saben perfectamente porque están aquí y si no saben bueno les recuerdo es por la noche en que los cuatro salieron a un antro y que según ustedes no recuerdan —Digo seria y los cuatros agachan la cabeza, solo yo sé lo que paso esa noche.

—Señorita, aceptare el castigo que me dé —Habla Marcos con la cabeza agachada

—También yo, señorita —Siguió Bruno.

—Y yo, sé que cometimos un error y si hay forma de remediarlo lo haremos —Agrego Aaron.

Dirigí mi mirada hacia Sebastián el cual estaba totalmente tranquilo viendo a los tres chicos, carraspee y fue cuando Sebastián volteo a verme y en nanosegundo se enderezo y se tensó volteando a ver la pared.

—¿Nos podrías decir que fue lo que hicimos? Y yo fui quien los sonsaco para que me acompañaran, así que el castigo o problema debe caer en mi —Enarque una ceja, el nunca quito la mirada de la pared.

Tentaciones: Regresando al pasado. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora