Capítulo 46

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Liam

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Liam

Por más empeño que le puse a vestirme rápido no logré alcanzarla y eso que de haber un récord guinness lo habría ganado seguro. Llamé a Jeff y le pedí apoyo mientras terminaba de cambiarme, para cuando subí al elevador él ya la tenía localizada en el estacionamiento. Ví en la pantalla de mi móvil la imagen en tiempo real de como caminaba hacia Demon y se iban sin más del lugar, así que para cuando el maldito elevador llegó ahí no alcance a ver ni la parte trasera del auto

—Así que no era la habitación equivocada, ¿Eh?— habla Amelia aún en bata cuando me ven entrar por la puerta nuevamente. Camino hasta los sillones y me dejó caer a un lado de Jackson mientras me tapo la cara con mis manos— ¿Quién era ella?

—Su novia— responde Charly

—Pues yo dudo que lo siga siendo— levanto la cabeza ante el reproche de Jeff, está sentado frente a mí y la verdad me merezco los ojos asesinos que recibo ahora de su parte

—¿Novia?— pregunta sorprendida Amelia. Ella estuvo en mi época de mujeriego así que comprendo su reacción— la última vez que nos vimos decías que eso era cosa de niños, ¿Qué te pasó?

—Ella pasó— contesto sintiéndome el más inmundo ser del planeta y aunque todo sea un mal entendido pues no paso nada entre Amelia y yo por el simple hecho de que es la hermana del que por años fue mi hermano y la veo como familia, Vannesa no sabe eso

—Mierda, lo siento, yo...de haber sabido no habría abierto la puerta así

—No es tu culpa, es mía— ayer insistí en que se quedará a dormir en mi habitación porque aunque ya sobrevivió varios meses sola, yo tenía la necesidad de asegurarme de que estaría bien y no se me ocurrió nada mejor que vigilar su puerta desde el sillón en donde estoy justo ahora. Por la mañana me despertó el olor a comida así que después de desayunar me fui directo a la ducha. Nunca antes me había arrepentido tanto de hacer algo tan simple y cotidiano como ahora

—Pero tu viste su cara, ella lo malinterpretó todo— claro que lo ví y sigo sin poder sacarme de la cabeza la imagen del dolor en sus ojos, el como pasaba su vista de mi prácticamente desnudo a la mujer en las mismas condiciones acompañándome en un cuarto de hotel. ¡Joder, ¿Cómo se retrocede el tiempo?!

—Se fue, no hay mucho que hacer. Será mejor que vayas a vestirte, Schulz llegará a las diez— asintió y luego de enviarme una última mirada de disculpa se adentro en la habitación

—Si me hubieras dicho que estabas con ella, jamás la habría mandado aquí

—No fue algo que planeara Jackson, ayer la esperé por horas, no creí que viniera aquí hoy

—¿Y no te llamó antes?— me esfuerzo por recordar dónde demonios terminó mi teléfono anoche. La última vez que lo tuve en mis manos fue cuando llamé a Herman.

Línea Cero [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora