Capítulo 13

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Vannesa

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Vannesa

Es viernes por la mañana cuando voy entrando a Angels, la casa de retiro dónde se encuentra mi abuela. Iba a venir desde ayer pero no encontré vuelos a Oregón en el aeropuerto así que tuve que quedarme en un hotel y hoy a primera hora tomé el avión que me trajo aquí

Apenas bajé, vine al único lugar que tengo para visitar en esta ciudad. Es raro lo sé, pero soy muy consciente de que si me aparezco por la casa de mis padres o algún otro miembro de la familia van a sacarme por el mismo lugar por donde entre en cuestión de segundos, y aún tengo dignidad como para exponerme a eso

—Buenos días señorita— saludo a la encargada de recibir a las visitas

—Buen día, ¿En qué la puedo ayudar?— dice una mujer diferente a la que me recibió cuando vine la última vez

—Vine a visitar a Helen Collins, es mi abuela

—¿Nombre?— pide sin siquiera repararme

—Vannesa Collins— respondo y ella lo teclea en su computadora

—Habitación 36-B, si no está ahí búscala en el jardín, en la cocina, en la biblioteca o en el cuarto de televisión

—Gracias— me doy la vuelta y camino hacia el área de dormitorios cuando me encuentro con la amable enfermera con la que hablé la otra ocasión—. Disculpa

—Ah, ¡hola!, ¿Vanessa cierto?

—Sí, yo otra vez— le contesto mientras ella se acerca—. Lamento molestarte, pero necesito encontrar a mi abuela y la señorita de la entrada no me dio mucha información— me resumió las instalaciones y eso no me ayuda mucho

—Rita no es muy amable que digamos pero no te preocupes, yo te llevo— se ofrece y asiento sonriéndole agradecida—. Helen está en los comedores, vamos, es por aquí— comienza a caminar y la sigo—. Hacía mucho que no venías— comenta mientras caminamos entre pasillos

—Mi trabajo no me permite salir mucho además estoy viviendo en Washington por lo que no me es muy fácil venir— esta es la parte que más me costó asimilar de mi asignación, yo quería algo cerca pero no iba a ponerme a buscar un cambio que no me darían hasta pasado un año

Y el día está cada día más cerca

—No es muy común ver una chica soldado en esta ciudad— dice viéndome con cierta admiración— imagino que no debe ser fácil

—Dímelo a mí— contesto y ella sonríe

—Ahí la tienes— me dice cuando estamos en la entrada del comedor

Mis ojos llegan a aquella mujer de rasgos adorables y el pecho se me comprime

Dios, ¡la extrañaba horrores!

Un nudo se forma en mi garganta, las lágrimas se acumulan en mis ojos y pestañeo para no soltar a llorar mientras me pregunto cómo hay personas que teniendo el tiempo, la oportunidad y la persona cerca, no les nace pasar tiempo con los abuelos. La mía fue, es y seguirá siendo la mejor del mundo, los días que paso con ella los atesoro cómo lo más preciado de mi maldita vida y no sé cómo voy a seguir adelante cuando se me vaya

Línea Cero [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora