Capítulo 69

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Vannesa

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Vannesa

Dortmund Alemania, ahí es donde aterrizamos hace apenas unos minutos. La ciudad es hermosa, ideal para alejarme del caos que se volvió mi vida los últimos meses en Washington porque es un país y un continente totalmente distinto. La compañía estaría bien si excluyeramos al dueño de la idea de venir aquí, Franco y Bruno saben perfectamente por lo que estoy pasando ahora así que no me molestaría compartir mis días de desconexión de mis problemas y preocupaciones con ellos

—¿Ahora sí piensas decirme a dónde nos dirigimos o tengo que sacarle el dato a Díaz?— en el avión pregunté y conmigo la tercera no es la vencida, son dos máximo y si el interés me da para no solo mandarte a la mierda hago de todo para averiguar lo que quiero y hace unas horas tocó, después de decirle las cuatro palabras que creo ya se volvieron parte de su día a día desde que "trabajo" para él, ir a la cabina del piloto, sonreírle y hacerme la tonta inexperta e interesada en su profesión para que me dijera a donde veníamos. Solo alcanzó a decir "Dorm" porque el idiota principal apareció tras de nosotros y completó la frase viéndolo mal a él y a mí sacándome con el argumento barato de que no podía andar de aquí para allá en un avión en movimiento

—Tengo varias propiedades aquí— habla acribillandome con la mirada— nos quedaremos unos días hasta que todo se calme y podamos volver

—¿Y piensas abandonar tus negocios así como así por tantos días?

—¿Quién dice que haré eso?— pregunta con una ceja levantada— puedo manejarlos desde aquí sin problema, además hay varios en este país que tengo que atender también— me encojo de hombros y me volteo hacia la ventana disfrutando de la hermosa ciudad a donde vine a parar

Alrededor de media hora en la que los edificios y caos fueron reemplazados por árboles y montañas. Escondido sería decir poco, fue un rato en autopista y perdí la cuenta de la cantidad de veces que nos metimos de un camino de terracería a otro hasta que la famosa propiedad fue visible y de no ser por lo alejada que esta de la urbe alemana y de cualquier carretera transitada resultaría imposible que pasara desapercibida, este hombre no sabe de mantener el perfil bajo pues cada propiedad suya que conozco es reemplazada rápidamente por la siguiente en lujos, extensión y vista porque todas son una auténtica obra arquitectónica

La suburban se detiene a unos metros de los escalones que llevan directo a la entrada principal, no hace falta ni que el piloto y copiloto bajen del coche pues un par de hombres se acercan apenas pueden y nos abren las puertas

—Gracias— le sonrío al que no me dió tiempo de bajar por mi misma pues apenas mi mano viajaba a la manija cuando la puerta se abrió

Otros dos se acercan a sacar el equipaje del maletero sin que nadie se los pida y apenas esta todo abajo, Gus pone nuevamente en marcha el auto indicándome que estarán cerca, asiento y luego sigo al idiota escalones arriba

—Buenos días señor— una mujer vestida de empleada doméstica nos recibe en la puerta— señorita— le sonrío y se hace a un lado cuando llegamos a la puerta— herzlich willkommen— es irónico que haya aprendido latín, ruso, portugués e italiano debido a las imposiciones de mi madre pero que jamás haya sido capaz de meterme a unos cursos intensivos de alemán y español que son los idiomas que a mí me han llamado la atención desde siempre, con una aplicación e internet aprendí frases y palabras pero nada más

Línea Cero [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora