Capítulo 1: Mi Destino

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Playlist de Carla: Happy (Pharrell Williams)

Meto la lasaña en el horno y pongo el reloj. Mentiría si no dijese que estoy atacada. Solo cocino cuando estoy muy nerviosa, y aquí estoy. Pero hoy es por una buena causa: Julia vuelve a casa. ¡JULIAAAAAA!

- Ah, joder, me vas a dejar sorda.-dice Lola, cogiendo la ensalada césar y el pan de ajo de la barra americana para ponerlos en la mesa.

Ups, se ve que eso último lo grité en vez de pensarlo. Sorry, son los nervios.

- Te va a salir una úlcera, chica tranquilízate. - me repite tras subirse a la barra de la cocina de un salto.

- Llevamos ocho meses sin verla, tengo muchas ganas.

- Te entiendo, somos dos, pero tranqui...

- AHHHH- grito cuando escucho el sonido del ascensor.- ¿Está aquí? ¿Son ellas? Vamos abajo a ayudarles.

- Estate quieta, Carla. Pareces una niña pequeña la mañana de Reyes.

- Me siento hasta más nerviosa. Pero bueno, cállate.

- Ya estamos con el cállate. ¿Por qué siempre me mandas a callar solo a mi?

- Porque eres la única que me saca de mis casillas. - le digo tirándole un trapo que tenía atado al delantal.

- Ya, claro. ¿Y por qué no has ido con Mimi a por ella al aeropuerto?

- Porque no me fiaba de ti para preparar la cena, claramente. Nos hubieras hecho no se qué cosa con salsas raras, esferificaciones de no se qué y mil cuentos más. Hoy se cena lasaña. De la normal de toda la vida.

Pone los ojos en blanco y yo comienzo a dar paseítos en el pasillo frente a la puerta de la calle, como un perrito esperando a que vuelva su amo. Hace más de ocho meses que no veía a mi mejor amiga, y aunque vivo con Mimi y Lola, las mellizas que completan el grupo, siempre hay algo que me falta para que la felicidad sea completa. Y esa es Julia.

Está trabajando en París para una empresa de consultoría de RRHH. Es un hacha, la tía. La persona más trabajadora, comprometida y de confianza que te echarás a la cara. Y creo que, también es mi alma gemela.

Julia y yo nos conocimos en el instituto, cuando ella se mudó a la capital desde su pueblo. Me dio un pelotazo mientras jugábamos voley y estuvo tan arrepentida que fue mi sombra durante una semana. Nos hizo un favor monumental porque, en esa semana, yo la convertí en mi hermana de elección. Mimi tenía a Lola y viceversa y yo tenía a Julia y viceversa. Y nuestros grupos de dos formaron un cuarteto inseparable.

Ocho meses. Es mucho tiempo, pero gracias a Zoom, podemos seguir nuestras tradiciones, como los martes de pizza y peli, los jueves de vino y sushi y los domingos de mascarillas faciales. Todo muy tópico, sí, pero es lo que hay. Ahora estoy a nada de poder abrazarla de nuevo, y jo, tengo muchas ganas. Escucho el cerrojo de la puerta y comienzo a dar saltitos.

- ¡POR FIIIIIN! - grité en cuanto vi a mi enana castaña con su habitual moño hecho con dos lápices, saltando eufórica ante mi.

- ¡CARLA! Joder, tía, lo que te echaba de menos. ¡Qué guapa estás! - dice abrazándome como un oso. Casi nos caemos de la efusividad. Pero es que hace 8 meses. OCHO.

- Pollito, tú sí que estás guapa. - Digo soltándola para mirarla. - ¿Te has echado mechas? Te sientan de miedo. Julia, sin tí esto es un coñazo no sabes cuánto te he necesitado. Lola no deja de sacarme de quicio y Mimi no me echa cuenta. Ahora son las gemelas diabólicas contra mí.

Mimi, la rubia con gafas que viene detrás de Julia pone los ojos en blanco mientras se quita la chaqueta y la cuelga en la entrada. Julia se ríe y abraza a Lola que está en la puerta de la cocina. Pero no las dejo mucho tiempo y la vuelvo a abrazar. Porque Joder, echaba de menos tanto a Julia... Y por encima de su hombro, veo a otra maraña de pelo andante que viene detrás con una pequeña maleta con la cara de campanilla en ella. Nuestra otra invitada.

Hasta que me devuelvas mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora