Capítulo 7: Noche de Chicas

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Spotify de Carla: Cheap Thrills (Sia ft. Jean Paul)

- Hola, ¿primo?, cuánto tiempo. - digo al teléfono entrando en mi casa y quitándome los zapatos, aunque tengo que hacer un verdadero esfuerzo para no caerme de boca.

- Carla.- me dice con cariño.- No te hagas tan cara de escuchar.- la voz profunda de mi primo me suena a familia, lo quiero mucho.

- Y tú no te hagas tan caro de ver. ¿Has hablado con mi madre? Quiere hacer una barbacoa en la casa de campo de la abuela para celebrar que habías vuelto. Creo que la idea es el fin de semana que viene. Mi padre está de los nervios.

- ¿El tío y su incapacidad de controlarla?

- Eso mismo. ¿Cuándo vuelves a irte?

- En dos semanas o así, a Múnich.

- Joder, que ganas... ¿Cuándo te vas a jubilar y a descansar un poco? Cuando cumplas los cuarenta vas a ser un viejo tras todas las montañas de estrés y viajes que te metes.

- Dijo la que vuelve de currar un viernes a las 9.30 de la noche, ¿o me equivoco?

- ¿Qué me ha delatado?

- La puerta de tu casa y el inconfundible chirrido que hace cuando la abres, porque sigues sin echarle aceite - dice con su tono bromista. Sé que está sonriendo, aunque para dentro, porque mi primo nunca deja que se le escape una sonrisa.

- Workaholic se nace, chico. Y apuntaré lo del aceite, siempre se me olvida. - digo mirando a la puerta.

- Es algo de familia, supongo. Y dime, ¿cómo te va todo con el gran jefazo?

- Mal. Muy mal. Precisamente te llamaba por un asunto de trabajo.

- Lo suponía. Cuéntame. - dice adquiriendo un tono profesional, y algo de mi hace que pare un segundo.

- Oye, yo... te echo de menos. Mucho. No quiero que se te olvide.- aclaro. Siempre que hablamos es por temas de trabajo. Y no me gusta la sensación que me acaba de invadir, como si llamarlo solo por el placer de escuchar cómo le va todo no fuese una posibilidad.

- Lo sé. Nunca lo dudaría. Pero sé que una llamada tuya a esta hora es porque has llegado a casa y quieres preguntar algo porque has tenido alguna idea. Si no, habrías esperado a mañana, más tranquilamente y por la tarde. Eres así de previsible.- Ha dado en el clavo, pero no se lo digo. Respiro hondo aliviada, sabe lo que he pensado. Tenemos una relación muy estrecha, como si fuese mi hermano. Y es muy importante para mi.

- La cuestión es que tengo un nuevo caso. Nada grande, es un local de la ciudad. Creo que es desfalco, malversación, ya sabes, pero no estoy segura. La historia que me han contado suena creíble, tiene sus bases, pero las cuentas... No sé. No veo nada fuera de lo normal.

- No te veo muy convencida.

- Sabes que yo necesito ver para creer. Te repito, la historia suena convincente, pero no encuentro pruebas sólidas de lo que se pretende acusar. Solo veo mala gestión de activos. No soy especialista, eso es más tu terreno.

- Bien, pues pásamelos, le echaré un vistazo durante el fin de semana.

- Gracias, cariño. Eres un solete. Mi primo favorito.

- El único que tienes que valga la pena.- sonrío y vuelvo al salón desde mi dormitorio, donde había dejado mi bolso y las carpetas.

Se produce un silencio y sé lo que va a venir a continuación.

- ¿Cómo está?

- Bien. Está en el salón.- digo mirando más allá de la barra de la cocina, donde están mis amigas.- Está feliz, ella sabe cómo serlo siempre.

Hasta que me devuelvas mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora