Capítulo 11: Cupido y Psique

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Spotify de Carla: The stars are dancing (Thomas Howe)

-Definitivamente he bebido demasiado.- sonrío mirando a Santiago que está echado sobre uno de los puf de la zona chill out que tenemos mirando al lago. Está totalmente tumbado y tapado, como Lola y yo, con unas mantas que hemos traído. La noche refresca, pero merece la pena muy mucho estar aquí, en medio de la tranquilidad, con los sonidos de los búhos ulular de fondo y el del agua del lago.

-Pues yo te veo muy bien, bollito.- contesta Lola.

-Eso es porque estoy aquí tumbado, verás cuando me levante. Vas a tener que llevarme a caballito hasta la cama.

- Sí, claro chaval, te pensarás tú que yo soy tu mula de carga. Paso. Oye, tú, Barbie, ayúdame a recoger las cosas. - dice Lola refiriéndose a mi.

- Ni hablar. Las apuestas son las apuestas, y una Lannister tiene que saber pagar sus deudas.

- Por eso yo soy más Stark. -me dice burlona.- Escucha, babucha, que la apuesta era la cena, no la parte sucia también. De toda la vida del señor, quien hace la cena no recoge después.

- Eso solo en tu mundo, no en el mío. Santiago y yo hemos ganado. Te toca pringar.

- Joder, ¿y por qué yo sola? que Mimi, Julia y Elle ya se han ido a dormir. Venga va. - se queja.

- Cállate. No me cuentes películas. Haz tu trabajo. - Me siento un poco como una faraona ordenando a Lola, pero que se joda. Si hubiese sido al contrario me tocaría a mí ser su chacha.

- Ësta me las vais a pagar. - dice echándolo todo en una gran bolsa de basura. - Os habéis bebido toda la jarra de Margaritas.

- "Os" no, "SE". Se lo ha cargado entero él. - digo señalando a Santiago.

- Y por eso estoy tan a gusto. - exclama el acusado.

- ¿Ves como no estaban tan mal? A él le han encantado, solo le hacía falta algo de azúcar.

- Estaba imbebible, Po. - se ríe Santiago.- Pero después de la cena me apetecía algo. Aunque no tengo muy claro si ha sido un cóctel o he tomado a palo seco el alcohol necesario para desinfectar un quirófano. - Se empieza a reír Santiago.

- Estoy empezando a creer, bollito, que eso de ir con Misifú en el mismo quad te ha hecho que se te pegue lo rancio de ella.

- Oye, que yo no soy rancia. - me quejo.

- No, pero un poco remilgada sí, que viene a ser lo mismo. Bueno, yo me largo a la cama. ¿Vienes?- le pregunta a Santiago.

- Dame diez minutos para que se me pase la risa floja y seré todo tuyo. - dice con una mirada pícara.

- Ay, bollito, no calientes lo que no te vas a comer. - ambos estallan en carcajadas, y algo en su tonteo y la complicidad que tienen me molesta un poco. No por Santiago, claro, es por mi amiga Lola, que no acostumbra a tener esa camaradería con nadie que no seamos las chicas o yo y me pica que haya alguien más. Soy bastante celosa de mis amigas, por supuesto. - No estoy segura de dejarte aquí solo en esas condiciones.

- No te preocupes me quedo con él diez minutos hasta que se encuentre más lúcido.- señalo.

- ¿Segura? - alza una ceja Lola.

Eso, chata, ¿segura? Ni siquiera es nuestro amigo para que tengamos que estar aquí de niñera. Que se las apañe solito y que aprenda a no beber tanto, dice mi voz interior a la que no echo cuenta. Santiago se ha portado bastante bien conmigo, y a mi me apetece estar un poco más al aire libre y bajo las estrellas, aunque ahora mismo no se vean.

Hasta que me devuelvas mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora