×CAPITULO 14×

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Llegamos a nuestra habitación luego del largo recorrido por las escaleras. Se veía terrorífico. Las escaleras por las que alguna vez subimos con cuentas de personas se veían demasiado vacías son con nosotros cinco y los guardias.

En la habitación solo quedaban cinco camas separadas casi perfectamente. Sentí lastima por tener que estar lejos de Sae-Byeok.

Nada más llegamos y pasaron unos segundos pudimos oír a Gi-Hun y Sang-Woo peleando.

Las tres nos quedamos paradas mira el como ambos intercambiaban insultos hasta que una alarma y la puerta abriéndose llamó nuestra atención. Vimos como entraban seis guardias, cinco de ellos con una caja cada uno.

- Los felicitamos y celebramos que hayan ganado los cinco juegos - dijo el cuadrado - Ahora son los finalistas y les preparamos un regalo especial. Antes de mostrarles el regalo, por favor, pónganse la ropa que preparamos.

Nos entregaron a cada uno una caja y nos guiaron a los baños a Sae-Byeok, Ji-Yeong y a mí. Al entrar dejé mi caja sobre uno de los lavabos y comencé a quitarme la chaqueta. Ellas hicieron lo mismo.

Tras el espejo vi el brazo herido de Ji-Yeong, así que me acerqué a ella preocupada.

- Oye, ¿te duele mucho?

- Solo un poco, no es nada - dijo con inferencia, pero se notaba que sentía algo de dolor. Tomé su brazo y me acerqué al grifo para abrirlo. Comencé a lavar con cuidado si brazo, quitándole lo que tenía de sangre.

- Sae-Byeok, ¿qué debería hacer con esto? - le pregunté buscando que me ayudara ya que yo no sabía de esas cosas.

- Bueno, te ayudará amarrar algo al rededor para cubrir y hacer presión sobre la herida - dijo para luego arrancar parte de la tela de su camisa para amarrarlo al rededor de la herida de Ji-Yeong. Esta solo hacia algunos gestos de dolor pero nunca dijo nada.

- Gracias - dijo Ji-Yeong cuando Sae-Byeok había terminado. Ella solo asintió en respuesta. Me acerqué a ella.

- ¿Y tu estás bien? - le pregunté a Sae-Byeok.

- Si, no tienes que preocuparte, ya te había dicho.

- Solo me aseguro de que no mientas.

- ¿Por qué mentiría? - la miré fijamente sin decir ni una palabra, recordando como se suponía que moría Sae-Byeok. Suspiré.

- No lo sé, pero, si no te molesta, ¿me dejarías ver si no estás herida? - me acerqué.

- Está bien - dijo finalmente quitándose la camiseta del uniforme. Me puse algo nerviosa nerviosa ya que realmente no sabía qué hacer.

Sentí un gran alivio al ver la parte de su abdomen completamente sano. No tenía nada en los brazos o la espalda. Asentí.

- Daré por hecho que si no tienes sangre en el pantalón es porque no estás herida  o algo - dije para seguir quitándome el resto del uniforme y abrir la caja que me habían dado. En ella vi dentro un lindo traje con mi número. Lo saqué y comencé a vestirme.

Al terminar me miré al espejo, no me veía tan mal. Era elegante y casi mi talla. Volteé a ver a Sae-Byeok y me que atónita, no estaba lista para verla en ese traje. Le quedaba perfecto, demasiado bien. No me dí cuenta de que no había parado de mirarla hasta que ella habló.

- ¿Qué pasó? - dijo mirándome mientras sonreía levemente. La miré a los ojos y luego bajé mi vista al suelo en cuanto hicimos contacto visual - ¿Tan bien me veo?

- ¿Ah? - dije desconcertada - Oh... bueno, si. Te queda muy bien - solté casi en susurro con nerviosismo en mi voz.

- ¿En serio? - comenzó a acercarse a mi, quedando nuestros rostros solo a unos pocos centímetros - Tu también te ves bien, muy bien - dijo ella haciendo énfasis en esas últimas dos palabras. Sae-Byeok sonrió y arregló el moño de mi traje para luego alejarse y seguir organizandose como si nada hubiera pasado, dejándome en mi lugar completamente roja.

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