noche de sangre

Cacería de compras

Ela se aburría recorriendo las calles. No había nada interesante que ver, ella solo quería salir y despejar su mente.

Mañana llegarán los nuevos soldados.

Solo...

¿Estarán bien?

Ela bajó los ojos.

Ella está segura que Isac sobrevivirá, total una vez lo hizo podrá hacerlo nuevamente, por su parte está un 60% segura de sobrevivir, en fin ella es una persona que se enfrentó al infierno por 10 años y que salió de su tumba para regresar, pero esos soldados..

Ella está casi un 100% segura de que morirán.

Serán daños colaterales en lo que sea que la maldita ruina traiga.

Como lo fueron antes.

Como lo fue su prima.

Ela suspiró y se sacudió todas sus emociones negativas.

Ella no puede hacer nada por ellos, incluso si ahora no entra cuando ella e Isac desaparezcan varios grupos serán enviados, junto al resto del grupo de investigación y finalmente enfrentarán el destino que se les tiene escrito.

Ella solo puede intentar ayudar lo más que pueda dentro de la cripta y si pueden salvarse es su suerte.

Total, luego de la noche de sangre no habrá lugar en la tierra que esté en paz, si no sos lo suficientemente fuerte de todos modos solo te espera la muerte.

-¿Una moneda por tus pensamientos?

Una voz masculina y familiar la sacó de sus cavilaciones.

Ela lo miró de reojo.

Pero no le hablo solo siguió caminando por los puestos en la calle.

Isac la siguió.

Cada vez que ella agarraba un producto solo por curiosidad o para molestarlo este lo compraría.

Sin importar el precio o la utilidad y sin decirle nada.

Ella lo soltaba, él lo agarraba, pagaba y la seguía sin hablar sin comentar.

Ela no pudo más y estalló.

-Por qué me sigues !!!

Isac le levantó una ceja.

-Solo estoy caminando.

-Detrás mío.

-Casualmente vamos por el mismo camino.

-Te paraste en los mismos puestos que yo.

-Parecían interesantes.

-Compraste todo lo que toque.

-Tenemos los mismos gustos.

A Ela le saltó una vena en la frente.

-Te compraste una maldita piedra, con una pintura que parece hecha por un niño de tres años.

Isac se encogió de hombros.

-Es un buen recuerdo.

Ela se volteó enojada y empezó a caminar pisoteando.

Isac se rió y corrió tras ella para ponerse en frente.

-Bueno, bueno- él le extendió la bolsa- no soy muy bueno con las relaciones entre personas y mucho menos con las disculpas así que solo permíteme ser su escolta y pagar por todo lo que desea my lady.

Al decir lo último hizo una leve reverencia con un poco de burla y coquetería

Ela lo miró aburrida y pasó de largo.