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Llegué a la calle donde se encuentra mi casa, no es muy grande, pero si lo suficiente para que cinco personas vivan en ella con comodidad. Yo comparto habitación con mi hermana pequeña Irene. Y mis dos hermanos, gemelos, Mario y Marcos, la comparten entre ellos.

Entré en mi cuarto, tiene una litera blanca, una gran ventana, dos escritorios, un armario y dos estanterías, una para cada una. Nadie había llegado a casa, siempre llego yo la primera los jueves, mi madre trabaja hasta las 14:00 y va a recoger a Irene del colegio, Mario y Rubén no solían llegar hasta las 14:20. Me enceré en mi cuarto y me tumbé en mi cama mirando el techo, unos minutos después escuché el sonido de la puerta abriéndose, y empecé a escuchar la voz de mi hermana, ya están en casa.

Lucas

Me estaba terminando de colocar mi pelo, sabía lo que estaba haciendo. Joder que si lo sé. No es que me parezca bien, no entiendo porque hago esto, simplemente, con ella a solas me siento perfectamente, pero cuando salgo con más gente, amigos míos, no me siento cómodo estando con ella. Es decir, estando con ella sí, pero demostrando cariño no. Y no es su culpa, es culpa mía, pero no sé cómo decírselo a la gente.

Estoy hecho un lio, porque lo pienso y es una estupidez, pero luego lo vuelvo a pensar y pienso que lo mejor es no decir nada.

Salí de mi casa, ni se me pasó por la cabeza comentarle a Ana que hoy quedaría con mis amigos, lo único que haría sería decirme que vendría conmigo, y les tendría que contar que es mi novia, y sinceramente no me apetece. Es egoísta, soy egoísta, lo sé.

Alejandro

Sabía que Lucas no traería hoy a Ana consigo, tal y como le prometió. No se lo quise decir a Ana porque quise dar un voto de confianza, y tampoco quería meter mierda. Tenía la mínima esperanza de que ocurriera, parece una chica entrañable y divertida, aparte de una buena persona, no se merece esto sinceramente.

Lucas es mi "amigo", entre comillas porque considero mas amiga a Ana, y ni la conozco. Pero quiero conocerla, voy a conocerla, aunque parezca un acosador. Sonreí solo de pensarlo.

Llegué el último a la pizzería, siempre quedamos en el mismo sitio, no hacemos mucho más. Vamos juntos a la pizzería y a fiestas, pero nada más. Y vivimos al lado. Cuando los vi a todos sentados negué con la cabeza. Lucas estaba allí, pero ni rastro de Ana.

Lucas

- Oye, ¿Y qué tan con tu amiguita? – Mateo es muy molesto. Como nunca le pasa nada, tiene que estar siempre preguntando sobre mi vida, que por lo que parece mucho mejor y más interesante que la suya. Resoplé intentando disimularlo y le respondí de mala gana.

- Bien, bien – dije, pensé en un tema de conversación diferente para cambiar de tema, pensé en decir de pedir la pizza ya, sí, eso. Estaba a punto de hacerlo cundo una voz interrumpió mis pensamientos.

- ¿Seguro que no tenéis nada? – Alex nunca habla, siempre formula frases cortas y eso si le da por hablar. Me giré hacia él de mala gana sin saber muy bien que contestarle.

- ¿Por qué lo dices? – digo tratando de que mi preocupación no se note. Me sudan las manos, esto es ridículo.

- No sé. Parecéis muy unidos –tengo buscar una excusa. No lo dice en serio, no lo puede decir en serio. No le cojo de la mano, y evito cualquier contacto físico o visual con ella mientras están delante. ¿Cómo podría llegar a ninguna conclusión? Es una coña de amigos. Pero mejor asegurarse.

- Oye, si quieres estar con ella, está libre – dije riéndome falsamente, no es verdad, pero prefería decir eso mil veces que a decir la verdad. Muy ridículo también.

Mi querido accidente (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora