Ana
Abrí los ojos lentamente, y sentí una presencia dándome suaves sacudidas.
- Vamos morena – poco a poco fui entendiendo más lo que había a mi alrededor. Estoy en casa de Alex, y es lunes, vale, Alex me está despertando para que vayamos a clase. Genial, me muero de ganas, que se note mi sarcasmo. Me levanté despacio y me quité la fina sabana que tenía cubriendo mi cuerpo. Frunció el ceño y se rió. Fuimos hacia la cocina, Alex desayunó leche con galletas, y yo desayuné un café, y le robé algunas galletas. Un café que, según Alex, está asqueroso y por eso no se lo toma, dice que lleva desde que se mudó ahí, prácticamente lleno. Ni caso, está riquísimo.
----
- Adiós – no nos toca literatura, así que él se despide con un beso en mi frente y se da media vuelta para entrar en la clase que justo ahora hemos dejando detrás.
- Yo no digo nada, pero erais solo amigos – dijo sonriendo con mirada burlona -. Me alegro por ti.
- Tía, que solo somos amigos – me giré para mirarla, y ella puso los ojos en blanco- ¿Y tú, no crees que te pasaste con el alcohol? – dije, espero que no se haya notado mi brusco cambio de tema.
No se ha notado nada.
Gracias.
Se llama sarcasmo.
- Nah.
- El próximo fin de semana no vienes – hizo pucheros, pero yo negué rotundamente recordando la gran escenita que tuve que presenciar para sacarla de allí. Entramos en una de las aulas que teníamos a nuestra derecha -. Pero ¿tú no te acuerdas de cómo te saqué de allí o qué?
- La verdad es que no.
- Clara, me llamaste mientras estabais haciendo vuestras cositas. Llegué y te vi desnuda. Y, por si fuera poco, tus amiguitas me intentaron meter mano. Unirme a vuestra fiesta. Entonces te vestí y te llevé a casa de Alex.
- Uy, son cosas que pasan. Hubiera molado que te unieras – dijo, riendo entre dientes.
- La próxima vez me uno – le guiñe un ojo y las dos nos reímos.
----
- Vamos – me sorprendió Alex en el marco de la puerta de mi última asignatura del día, hoy voy a ir a verle en su entreno de baloncesto.
Llegamos a la cancha quince minutos antes de que comenzará el entrenamiento, vi unas gradas al final del campo, y me senté en ellas, me despedí de Alex con un abrazo rápido. Vi a Alex entrar en unos vestuarios que había en una esquina. Saqué el móvil y escuché que alguien hablaba detrás de mí. Esa voz me suena. Me giré, y menuda sorpresa, que felicidad.
- Hoolaah Anitaa – es Lucas. Ha bebido, ha bebido más que Clara la última vez. Se supone que no bebe, o por lo menos no bebía. Está a unos dos metros de mí, pero el olor de alcohol mezclado con tabaco es evidente a pesar de la distancia -. ¿Qué haces aquí bonita? – dice acercándose a mi para agarrar mi cintura.
- Nada que te importe – dije separándolo de mí.
Eso.
Gracias.
- Cuando estabas conmigo eras más dulce, a lo mejor deberías plantearte volver – dijo sonriendo pícaramente y apoyado para no caerse.
- ¿Para qué me pongas los cuernos otra vez? No gracias. Y solo soy borde contigo – dije y él simplemente soltó una carcajada.
- ¿Qué haces aquí Ana, te lo vuelvo a preguntar?
Entonces escuché que alguien hablaba detrás de mí de nuevo.

ESTÁS LEYENDO
Mi querido accidente (COMPLETA)
RomantikDos estrellas que son demasiado brillantes como para estar con luces apagadas. Solas brillan, pero juntas alumbran tanto que la oscuridad de los demás deja de importar, y la oscuridad en ambos corazones empieza a sanar. "Dos almas no se encuentran...