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- ¿Me lo vas a seguir negando? – me preguntó Clara cuando Alex y yo nos despedimos con un cálido abrazo.

- Que no, que solo somos amigos.

- Los amigos no se miran así – me pilló por sorpresa no os voy a mentir.

- ¿Que dices? – me puso mala cara y frunció el ceño.

- Ya me darás la razón, os doy unas dos semanas como mucho – dijo, y nos quedamos en silencio, nos quedamos en silencio un rato. Uno largo -. Hoy es viernes... - dijo sonriendo, rompiendo el silencio.

- ¿Y? – todavía estaba pensando en su comentario de antes.

- En nada son navidades ya...

- Ya, tenemos que hablar con estos – dije refiriéndome al grupo con el que solemos ir a todos los sitios –, míralos, que oportunos... ¡Ey! – se dieron la vuelta, Max, Carlos, Julia y Laura -. ¿Tíos reservo entonces? – entre todos pensamos que podríamos hacernos una escapada. Así que nos vamos todos juntos. A una cabaña unos días.

- Si, claro – dijo Carlos, es un chico moreno, con rizos y mechas rubias, es el novio de Julia.

- ¿Cabe uno más? – me preguntó Laura – es para mi novio – Laura nos había contado que lleva unos meses con un tío muy guapo, pero no lo hemos conocido aún, y quiero conocerlo. Porque por muy borde que sea Laura, sigue siendo mi amiga, al fin y al cabo.

- Caben dos más, si nadie más quiere invitar a alguien, invito yo a Alejandro – todos me pusieron cara de sorpresa, pero se recuperaron en seguida.

- ¿Pero estáis saliendo? – preguntó Carlos, y yo negué con la cabeza. Carlos alargo la mano hacia Max y este le dio un billete de cinco euros –, aún no, tiempo al tiempo – me dijo con una sonrisa.

- Pero... que solo somos amigos.

- Pero los amigos no se miran así – me dijo Max levantando la cabeza hacia mí, riéndose. Es un chico pelirrojo, con el pelo despeinado, y de ojos azul oscuro, y muy profundos. El otro. Que pesaditos están últimamente. Todos igual. Puse los ojos en blanco.

- Vale, pues reservo – dije cambiando de tema.

Y así lo hice, primero le pregunté a Alex si se apuntaba, y me dijo que sí. Pues ya está, reservado, una cabaña cerca de un parque de atracciones. Quedan unos días para que nos vayamos, todos lo hemos hablado y les parece bien, nos vamos desde el 15 de diciembre hasta el 24, la cabaña tiene seis habitaciones, y con vistas, porque está en la cima de una colina, que no es muy alta, pero lo suficiente. Tiene cerca un parque de atracciones y una pista de patinaje sobre hielo. Lo mejor de todo es que no es muy cara y dividiéndola entre todos sale asequible.

Alejandro

Cuando se lo conté a mi madre se alegró mucho de que me fuera unos días, y me propuso que cuando volviera podía cenar con ella y celebrar la navidad como cuando yo era más pequeño. Acepté y me dirigí a la puerta para volver a mi casa. Sé que no va a ser todo camino de rosas, sé que le costará dejar de sentir dolor cada vez que me mira.

Auch.

Ya.

Pero lo que, si sé, es que quiero hablar de alguien sobre Ana. Lo necesito. Tampoco voy a seguir negando que me gusta.

- Te gusta mucho eh. ¿Quieres hablar de ella? – sí, es justo lo que quiero –. Parece una chica encantadora.

- Lo es, le conté que me dolía como me rechazabas por mi parecido a mi padre y va y te lo dice, y lo arregla todo. Ella siempre lo arregla todo – mi madre sonrió y yo le seguí contando –. No sé, esta cuando la necesito, en las malas y en las buenas, respeta que quiera que me llamen Alejandro, y me llamó así desde el primer momento. Ahí supe que era increíble, y entonces la vi en la universidad, lo cierto es que ya me había fijado en ella antes, pero ese día le hablé – ambos reímos, y le seguí contando.

Mi querido accidente (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora