15

21 2 1
                                    

Alejandro

Un año antes.

- Hijo de puta - mi abuela observaba a mi madre, desesperada, dando vueltas por el salón -. Voy a tomar aire - dejó de dar vueltas y salió por la puerta.

- ¿Qué pasa yaya? - ella me miró apenada.

- Tu padre, supongo que sabes que dejó a su última ex para estar con tu madre - asentí con la cabeza, me lo contaba mi madre, super orgullosa, esperé a que continuara hablando -. Pues tu madre se acaba de enterar de que le ha puesto los cuernos con ella, con su ex.

Abrí mucho los ojos, sorprendido. Nunca pensé que me padre le pudiera hacer algo así a mi madre. Creía que se querían, creía que nos quería.

- Creía que se querían.

- Tu padre nunca ha querido a tu madre.

Desde ese momento no supe nada de mi padre, ni lo mencionábamos en casa.

No. No, eso no. Ana me quiere, ¿me quiere verdad?, ya no lo sé. Mi madre también pensaba que mi padre la quería, ¿no?, y resultó no ser así, el cabrón le puso los cuernos. Y lo peor es que mi madre se enteró por la ex, y mi padre ni siquiera se disculpó. Ni llamó ni nada.

Pero, no sería lo mismo con Ana, al fin y al cabo, no éramos pareja. Pero parecíamos una, o eso creía yo. Creía que nos queríamos tanto que solo era cuestión de tiempo que empezáramos a salir. Sé que Ana no se ha acostado con ese imbécil, en el fondo lo sé, joder. Pero tengo ese miedo de que así sea, y aunque no hubiéramos estado como pareja oficial en el momento me dolería igual, me dolería mucho.

Y con otro chico no me hubiera jodido tanto, pero que lo insinuase Lucas... Me dieron ganas de partirle la puta cara.

He estado andando tan rápido que sin darme cuenta he llegado hasta la colina de las confesiones, nuestra colina de las confesiones. Me tumbo y noto el cosquilleo en la nuca por la hierba, cierro los ojos e intento pensar en otra cosa. Respiro. Uno, dos. Uno, dos.

Ana no me ha hecho eso, no me lo creo.

Si lo hubiera hecho no estaría haciendo nada malo. Te recuerdo que no estabais juntos.

Cállate subconsciente. Nunca hablas y ahora tienes que dar por culo.

- Ey - reconozco la voz al instante, pero no me levanto, tampoco giro la cabeza - ¿qué te pasa? - no me sorprende en absoluto que me haya seguido. Me hubiera sorprendido que no lo hubiera hecho.

- Pregúntaselo a tu novio - no estoy siendo justo, lo sé, pero me duele mucho, y no quiero pensar en defenderla y decepcionarme. Ahora mismo estoy teniendo un duelo conmigo mismo. Sé que ella no ha hecho nada para hacerme daño, y sé que no se ha acostado con ese imbécil. Pero tengo miedo, porque no podría culparla. Tengo miedo de haberme enamorado y haberle dado mi confianza ciegamente a una persona y que la rompa. Tengo miedo de que me pase lo que le pasó a mi madre, no saber ver cuando me están poniendo los cuernos, tengo miedo de no ser capaz de diferenciar cuando me quieren y cuando no.

- Ya lo estoy haciendo - tuve que concentrarme mucho para no sonreír. Eso es lo que provoca en mí, y, en el fondo, me da miedo.

- ¿Te has acostado con él?, solo respóndeme eso Ana - sé la respuesta, pero necesito oírlo de su boca, necesito convencerme de que no he sido yo el que se ha autoconvencido de que me ama, de que nos amamos, si no que ella también lo siente.

- No estás siendo justo, no sé qué pasa, no he hecho nada malo y estas enfadado conmigo.

- No estoy enfadado contigo, pero respóndeme, por favor. ¿Te has acostado con Lucas? - me costó decirlo, me costó muchísimo. Y, aunque me costó aún más, le miré a los ojos por primera vez desde que ha llegado, esperando una respuesta. No soy tan bueno como Ana con eso de los sentimientos de los demás, no se verlo en los ojos de la gente. Pero diría que está confusa o triste, una mezcla.

- Alex, ¿hace falta que te responda? - suspiré y miré hacia otro lado -. No, Alex. Sabes perfectamente la respuesta, no sé por qué me lo preguntas.

- Lucas.

- Lucas te ha dicho que eres el segundo plato, y que no durarás en una relación conmigo. Alex, si me lo hubieras dicho antes no hubiéramos discutido - volví a mirarla -. No eres el segundo plato de nadie, soy muy feliz contigo y nunca haría nada que supiera que puede hacerte daño, aunque no estuviéramos juntos, eres la persona a la que más amo en este mundo y no podría ser diferente - tomó un poco de aire y continuó hablando -. Segundo, nunca me acostaría con Lucas con lo mal que me he sentido durante nuestra relación.

- Ya lo sé morena. Joder, si ya lo sé. Pero... tenía... miedo, miedo a perderte, miedo a haber estado autoconvenciéndome de que me amabas cuando no era verdad. Lo peor de todo es que no podría quejarme o reprocharte nada, porque no éramos nada.

- Aquí hay algo más que no me estas contando - joder, como me conoce. Nos conocimos hace 3 meses y me conoce mejor que nadie, joder. No estoy preparado para contárselo, no lo estoy. Y la amo muchísimo, pero no puedo y debe de ser obvio, porque ella lo nota. Mi morena lo nota -. Si no estas listo no hace falta que me lo digas.

- Te lo contaré morena, te lo prometo.

Y es verdad, se lo contaré, cuando esté preparado. Es que no lo estoy, toda la situación me supera. Me sorprendió que me sintiera tan cómodo cuando le conté la mayor parte del problema, y eso me hace dudar.

----

Ana

- ¿A ti qué coño te pasa? - me mira desconcertado y se señala sonriendo, como si nada -. Sí, tú. Cojo y hago las paces contigo porque vienes y me dices que lo sientes y que fuiste un gilipollas, y tú vas diciéndole cosas a mi novio por la espalda.

- Vaya, sí que ha tardado - dice poniendo los ojos en blanco.

- Ósea que no lo niegas.

- No Anita, no lo niego. Tú y yo estamos predestinados, somos tal para cual. Y cuando quite a los demás de en medio podremos estar juntos.

- No sé cómo he sido tan gilipollas, eres un tóxico de mierda - le perdono, y pienso que es buena persona y lo hago una y otra vez. Me castigo mentalmente, ¿cómo soy así de imbécil? ¿Como soy capaz de pensar que siempre hay una razón, de pensar que no hay personas gilipollas, de perdonarlo todo una y otra vez?

Me doy media vuelta y me guardo las ganas de pegarle una bofetada, vuelvo a la habitación. Me encuentro a Alex, doblando la ropa para guardarla. Mañana es nuestro último día en la casa y se me ha pasado demasiado deprisa.

- Lo siento Alex.

- ¿Qué pasa?

- Yo le dije que le perdonaba, sonó muy triste, y arrepentido y decidí perdonarle. Pensé que cambiaría, que los ambientes en la casa se relajarían, pero he sido una tonta y te ha dicho eso y - no pude terminar, las palabras se me trababan, tengo los ojos húmedos, y los brazos de Alex ya están rodeándome.

- No es culpa tuya Ana, no he sido justo contigo antes, pero no es tu culpa.

- Ya lo sé, pero pensé que cambiaría, pensé que podríamos llevarnos bien, como amigos, pensé que solo se había equivocado, y que estaba arrepentido.

- No te preocupes morena, no es tu culpa - repitió muy calmado, tanto que hasta yo empecé a calmarme -, yo también lo siento, no debería haber escuchado a ese imbécil, ni dudar de ti. En el fondo sabía perfectamente que no te habías acostado con él, pero me daba miedo y lo siento.

- Te quiero Alex.

- Y yo morena.

Mi querido accidente (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora