- Hola amor – dijo Lucas en cuanto me abrió la puerta, hemos quedado en que me recogería en mi casa para ir al cine. Hemos quedado para hablar las cosas. Porque tenemos mucho que hablar. Últimamente todo son discusiones.
- Hola – dije tratando de sonreír lo menos falsamente posible. Porque si, sigo enfadada, no se me ha pasado. Deberíamos haber hablado antes, lo sé. Pero no me apetecía nada después de la escenita que montó en casa de Alex.
- ¿Vamos? – me dijo buscando mi mirada.
- Vamos – dije cogiendo mi mochila, en ella llevo las llaves, el móvil y un poco de dinero. Por lo menos el suficiente para pagar el cine y unas palomitas. En el trayecto en coche no hablamos. NADA. Pero NADA. La verdad es que lo agradezco, aunque no quiero retrasar la charla que tenemos pendiente. No he pensado en eso tampoco, no sé cómo acabará nuestra la discusión. No sé como será nuestra relación después de esto.
Llegamos al cine y compramos las entradas junto a unas palomitas, en un recipiente considerablemente grande y nos dirigimos a la sala número siete. No me acuerdo que película era la que íbamos a ver, una comedia romántica o algo así. Pero vamos, no me hagáis mucho caso. Quedan unos quince minutos antes de que empiece la película y la sala está completamente vacía, con las luces encendidas.
- Oye... yo... lo siento – dijo agarrándome la mano y clavando la mirada en mí, haciendo que mi rabia se encendiera. Me aguanto las ganas de preguntarle por qué lo siente exactamente. ¿Por cuál de las mil cosas que ha hecho mal se va a disculpar?
- Vale, pues llámalos y díselo – dije decidida con una sonrisa, la sonrisa más falsa que nunca he puesto.
- Ana... - dijo suplicante, lo que me faltaba.
- ¿Qué? – dije furiosa clavando mis ojos en él, cosa que segundos atrás he estado tratando de evitar. Esta situación me molesta mucho, y aunque para algunos suene muy exagerado, para mí no lo es. Estoy cansada de que me haga quedar de dramática todo el rato. Ha quedado conmigo para arreglarlo ¿no?, pues que lo arregle.
- Nada, les llamo luego – me dice mientras coge unas pocas palomitas. Si claro, pensé, para que no lo hagas y esto se alargue más.
- No, ahora – le dije decidida. Él miró hacia la sala. Pero, para mi suerte, está vacía, así que la escusa que está tratando de poner, no tiene credibilidad. Es que me estoy empezando a cansar de las excusas ya.
Agradecí haber llegado antes.
Sacó su móvil, fingiendo una sonrisa y mucha tranquilidad. Noté que no estaba tranquilo, pero ¿por qué?, no lo entiendo, ¿tan malo es salir conmigo, enserio? Joder.
- Hola tíos – dijo.
- Altavoz – dije, capaz es de no llamarlos y fingir que si lo está haciendo. Se separó el móvil de la oreja poniendo los ojos en blanco y pulsó el altavoz. Vale, a lo mejor me he pasado con las paranoias.
- Hola – repitió.
- ¿Qué pasa Lucas? – reconocí esa voz al instante, es Mateo. Un aplauso porque me he aprendido los nombres. Darle las gracias a Alex.
- El de los ojos grises.
- Ah.
- Si, el mas borde. El que tiene cara de muy muy amargado.
- Tengo que deciros algo.
- Va pues di – ahora es Marcos.
- Que... Ana es mi novia... - dijo, no parece muy convencido la verdad.
- Alex tenía razón, pues dile que – no me fijé cuál de los dos hermanos dijo aquello, estaba centrada en cada gesto, cada palabra, cada movimiento de Lucas.
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Mi querido accidente (COMPLETA)
RomanceDos estrellas que son demasiado brillantes como para estar con luces apagadas. Solas brillan, pero juntas alumbran tanto que la oscuridad de los demás deja de importar, y la oscuridad en ambos corazones empieza a sanar. "Dos almas no se encuentran...