capítulo 18

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La primera semana de viaje fue un borrón. Salió del territorio de Yunmeng Jiang lo más rápido posible, pero por lo demás no tenía ningún plan real.

Fue una tontería, pero pasó un día entero tumbado en la hierba alta, simplemente mirando las nubes.

Durante esa primera semana se mantuvo alejado de cualquier ciudad o pueblo, y en su lugar acampó y capturó su propia comida. Cuando se dio cuenta de que, una vez más, estaba a punto de cumplir los diecisiete años y de que estaba huyendo, se rió y rió hasta sentir ganas de vomitar.

Durante su segunda semana dio con un templo en lo profundo del bosque, donde el zumbido de los grillos saturó el aire. No había monjes a la vista, pero el templo parecía demasiado bien mantenido para estar abandonado.

Empezó a llover a cántaros, como si alguien en lo alto estuviera vertiendo todo el contenido de los lagos que rodean el Muelle del Loto. El viento se levantó y envió la lluvia directamente a su cara. Un rayo cayó sobre un árbol a unos pasos de donde se encontraba y el trueno resultante le hizo vibrar hasta el fondo.

Con una maldición, se dirigió al templo para esperar a que pasara la tormenta. Su estado de ánimo no mejoró al darse cuenta de que era un templo dedicado a Guanyin, la diosa misericordiosa en persona.

Esta representación de Guanyin tenía una cara más redonda que la de la madre de Jin Guangyao, pero ambas tenían una bondad en sus ojos tallados.

La misericordia era algo que necesitaba, que había necesitado durante años, pero que nunca llegaba.

Jiang Cheng no pudo evitar las palabras que salieron de su boca mientras estaba frente a la estatua sonriente.

__¿Es una especie de broma? ¿No ha sido suficiente mi sufrimiento? __Su mirada se encontró con la de Guanyin.

__Puede que no sea una buena persona, que no merezca tu compasión, pero pensé que al menos podría morir en paz y beber la sopa del olvido. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué me enviaron aquí?

Miró hacia abajo. __¿Esto es un castigo? No puedo soportarlo más, ya he tenido suficiente.

Su voz resonó en todo el templo vacío, magnificando lo patético que sonaba. Y a lo largo de todo esto, Guanyin seguía allí, inmóvil, porque era una estatua.

Jiang Cheng se sentó en el suelo, con la cabeza entre las manos. Fuera, la tormenta seguía arreciando. Los relámpagos iluminaban el espacio con demasiada frecuencia para su comodidad. Por mucho que odiara estar allí, sería una tontería marcharse.

Finalmente se levantó del suelo y no pudo evitar que el sentimiento de culpa se apoderara de él. Incluso si realmente sólo había perdido los nervios con nada más que una estatua. Encendió un poco de incienso y se disculpó.

Las nubes oscuras hacía tiempo que habían tapado el sol, pero según su reloj interior ya había pasado el atardecer y la tormenta seguía aullando. Suspiró y supo que ése sería su lugar de descanso durante la noche.

Entre el fuerte ruido, los cegadores relámpagos y sus propias emociones desbocadas, el sueño no llegaba. Intentó meditar, pero su mente no se aclaraba.

Se negó a pensar demasiado mientras sacaba el colgante que Lan Xichen le dio. Con un poco de energía espiritual, la canción de Lan Xichen parecía ahogar la tormenta que había fuera y dentro de él. Fue en su quinta escucha, cuando la música finalmente lo arrulló.

Los tallos de loto y la hierba aparecieron cuando abrió los ojos. Podía sentir el suelo fresco bajo él y oír los sonidos familiares de los lagos del Muelle del Loto. Esto hizo que se levantara sobresaltado.

Víbora En La Hierba 'traduccion'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora