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Hace 3 años.

— ¡Chanhee, devuélveme mi onigiri!

Mihye intentó correr al chico pero él era mucho más rápido que ella. Antes de doblar en la esquina del pasillo Chanhee revoloteo el onigiri haciéndole burla a su amiga y luego le pegó un mordisco sonriendo. La castaña casi le escupió un insulto si no fuera porque alguien se paró frente suyo de repente cortando con su corrida muy repentinamente que casi no logró frenar.

Y ese alguien era la persona mas hermosa que sus ojos habían visto.

— ¿Na Mihye?—preguntó leyendo un pequeño papel todo arrugado. Ella asintió, sin poder decir ni una palabra, se sentía intimidada por la penetrante mirada del chico frente a ella. — Se te cayó esto ayer en matemáticas.

Mihye quedó quieta en su lugar, procesando lo que el chico le había dicho. De la nada reaccionó y miró lo que extendió dejando entre ambos cuerpos. Era el libro que Mihye anduvo leyendo estos días. No podía creer que lo había perdido y recien se daba cuenta. Y mas que justo este chico lo haya encontrado.

¿Acaso estaba en un drama?

¿O era el destino?

— No tenía idea que lo había perdido, muchas gracias—Mihye lo tomó dando una reverencia en agradecimiento, que el chico devolvió con una sonrisa sin dientes. — ¿Puedo saber dónde estaba?

— Debajo de tu asiento. Supongo que nos sentamos en el mismo lugar, en distintos horarios—él sonrió. Era muy lindo. — Me llamo Beomgyu, por cierto. Choi Beomgyu.

— Na Mihye... ¡Cierto! Olvidé que ya lo sabes—ambos rieron al unísono. Luego Mihye se percató de que él la había buscado. — ¿Cómo supiste que era mi libro?

— Desde ayer te estoy buscando. Le pregunté a la mitad de tu clase—las palabras de Beomgyu eran sinceras, y Mihye lo sabía. Ella se sorprendió de lo que le acababa de contar. — Hubo una chica que me dijo que te vio leyéndolo en clase, me dio tu nombre y lo anoté aquí para no olvidarlo—levantó el papelito, ella sonrió comprendiendo.

— Gracias de nuevo. Hm, nos vemos, supongo.

— De nada y si, nos vemos—alzó su mano saludando y se fue para el lado contrario al que la castaña se dirigía.

Su estómago rugió y ahí pudo recordar que estaba persiguiendo a Chanhee por su almuerzo. Rápido Mihye corrió por donde él se había escapado, pero con todo lo que tardó, por el inoportuno encuentro con Choi Beomgyu, seguro el onigiri que su mamá le había preparado ya estaba dentro del estómago de su amigo.




— Mi madre te regañara cuando le cuente—le dijo Mihye al chico y lo empujó con enojo, demostrando que estaba molesta, y el doble de a como se enojaba algunas veces porque tenía hambre.

— Y no le cuentes.

— Seguro te dejará de tratar como a tu tercer hijo.

Chanhee sonrió y desde atrás suyo saco dos onigiris, que se veían riquísimos, pero la castaña no iba a admitir eso.

— ¿Y eso qué?

— Me sentí mal de comerme el tuyo asi que te compre dos—los extendió frente a ella. Mihye se cruzó de brazos negando, pero Chanhee tomó su mano y en la palma le dejó la comida triangular. — De nada.

— No voy a decirte gracias. Te comiste el que mí mamá hizo para mi.

— ¿Porque tanto problema? Ella te puede hacer miles mas.

Negó.

— Se van, Chanhee—su sonrisa se fue desvaneciendo. Él se quedó callado y luego frunció el ceño preguntando con la mirada. — Mis padres se van a mudar a Canadá, se van el sábado. Mamá consiguió una gran oportunidad allí y papá irá con ella para acompañarla. Además, mi Papá es el que sabe francés, mamá solo sabe inglés—suspiró.

— ¿En Canadá hablan francés?

— Sí, tonto. La mayoría de ciudades son bilingües, y como el trabajo de mamá es traducir necesita de ambos idiomas—él asintió entendiendo.

— ¿Dónde te quedarás? Puedes venir a mi casa si quieres—Mihye sonrió en agradecimiento, quería tanto a su amigo. Ella dejó los onigiris a un lado y abrazó el brazo de Chanhee con delicadeza. Acomodó su rostro sobre su hombro mirando al paisaje frente a ambos.

Estaban sentados en una zona alejada del patio central del instituto, rodeados de alumnos. Esta era un espacio muy visitado por los que querían estar al aire libre en la hora del receso. Una zona con escaleras anchas, frente a una pista de carreras de trote para la hora de educación física. Este era su lugar de todos los días.

— Viviré con Soojin hasta que me quiera echar y ahí es cuando iré a tu casa a hacer de la hija mujer que tu madre siempre quiso—Chanhee rió negando por las palabras de su amiga.

— La voy a extrañar a tu mamá—admitió el chico acomodando su cabeza sobre la de Mihye suavemente.

— Yo también.

La última clase pasó como una bala por suerte. Era Historia del Arte. Chanhee se quedó dormido unos minutos y Mihye tuvo la tentación de hacerlo al verlo descansar tan plácidamente a su amigo, pero se aguantó hasta que sonó el timbre de salida. Con una sonrisa guardo sus cosas al recordar que hoy saldría a cenar con su familia. Se despidió de Chanhee y corrió a buscar su bici.

— Justo hoy que decido venir en bici tiene que llover—se quejó viendo la lluvia caer sin cesar frente a ella en la entrada del colegio.

Pensó en miles de formas de como hacer para no mojarse pero no había una solución a menos que se despeje el cielo mágicamente. Parecía a propósito que esté lloviendo tan fuerte en un día que empezó soleado y muy agradable. Era mediodía pero el clima hacía parecer que eran cerca de las seis de la tarde de lo oscuro. Mihye se quejó un par de veces mas en voz alta y se decidió por salir a correr y dejar la bici en el instituto, total el agua se seca y no creo que le tiren la bici a la calle por no llevarla y dejarla un día olvidada, no serían tan crueles.

Un tirón en su mano fue lo que la frenó e hizo que gire bruscamente, casi chocando con la otra persona que la había hecho girar los pies en su lugar. El corazón de Mihye latió fuertemente unos segundos por el repentino agarre. Fue inesperado. Se giró a ver a la persona, en cámara lenta, y de repente se dio cuenta que Choi Beomgyu no era la persona mas hermosa que sus ojos habían visto.

Este chico todavía la tomaba de la muñeca y Mihye no podía sacarle los ojos de encima. Se encontraba atrapada por los encantos de este pelirrojo que estaba parado frente a ella con una mirada preocupada.

¿Por ella? No podía ser. No lo conocía, no la conocía. Ni siquiera eran compañeros de clases. No puede ser. Eran completos extraños que repentinamente, y por un tiron brusco, estaban cruzando miradas que hablaban por si solas.

La timidez dentro de Mihye la tomó por sorpresa. Ella solía ser tímida la mayoría de veces que conocía a alguien nuevo, pero si le dan buena espina se suelta al instante. Ahora no era el caso. La chica no se sentía insegura ni con sus ojos color café mirándola fijamente, ni con su tacto en su muñeca, simplemente se sentía abrumada por el aura tranquila y segura que emanaba de este bello chico.

— Ten—fue lo único que dijo y escuchó salir de sus labios suavemente al momento en que tomó la palma de su mano y le dejó un paraguas cerrado color negro. Luego él se fue corriendo, por donde se supone que tendría que haber corrido Mihye, sin embargo, él le había dejado su paraguas para que ella no se moje al correr.

La escena de él corriendo bajo la lluvia, su mochila golpeando contra su espalda a cada salto que daba para evitar los charcos de agua y sus cabellos rojizos empapandose mientras se movían al compás de sus movimientos al trotar, fue todo en cámara lenta para ella. Fue como ver una película romántica.

En ese momento fue cuando algo se prendió dentro de Mihye. Pasó inesperado y en menos de sesenta segundos, pero al ser un acto tan simple y hermoso al mismo tiempo le hizo sentir el estómago revuelto. ¿Quien era? Ella no lo sabía, pero lo averiguaría. Bueno sí, a Mihye le gustaba otra persona actualmente pero lo que sintió en ese entonces fue algo nuevo.

Algo nuevo que jamás había experimentado, que era el querer a alguien que no conocía, sin esperar ser querida de vuelta.

FEELINGS ━━ lee heeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora