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— ¡Hola, buen día! ¿Que va a pedir?—atendió la chica con un intento de sonrisa sincera, siendo opacado por el sueño que tenía. Eran ya las tres de la tarde, estaba despierta desde las ocho y había comenzado a trabajar a las diez. Obviamente su cuerpo le estaba pidiendo no solo dormir sino que sentarse aunque sea unos minutos.

Para su mala suerte la fila de espera era larguísima. Calculando unas diez personas sin antender, dos esperando su pedido y unas cinco ya disfrutando su comida o bebida en alguna mesa del lugar, sea afuera o dentro. La cafetería era bastante conocida, se llenaba fácilmente luego de un tiempo después abrir. Aunque resultaba estresante para los que hacían el trabajo a veces era preferible que se llene a que no vaya nadie.

Después de todo necesitaban el dinero extra. Mientras más gente, más horas, o sea; mas dinero. Ellos salían ganando.

El cabello de Mihye estaba sujeto en una coleta baja, su flequillo caía sobre su frente y tenía puesto el delantal del lugar con el logo en él. Al igual que sus compañeros de trabajo, Sunghoon y Somin. La castaña trabajaba en la cafetería hace varios meses pero admitía que la charla mas interesante que había tenido con ambos duró menos de cinco minutos. Mihye no era de socializar.

Luego de que ella tomara la orden de dos personas más, fue a ocuparse de algunos pedidos cambiando de zona con Somin. La chica le sonrió al intercambiar lugares. La tarea principal de Mihye en Red Flavor era hacer los cafés, así que ahí estaba.

Cuando la mayoría de pedidos habían sido entregados Mihye pudo tomar un respiro.  Sunghoon, el pelinegro que siempre le decía buen día con una sonrisa brillante, hizo una mueca al verla cansada y se le acercó para poder hablarle.

― Veo que te cansas rápido.

Ella bajó la mirada a la punta de sus pies. La presencia de Sunghoon la ponía nerviosa, no por malas intenciones, pero Mihye creía tener una idea de como él se siente con ella y eso la hacía querer alejarse. Sunghoon era un buen chico.

― He trabajado aquí cuatro meses y aún no me acostumbro a los montones de gente que se hacen a la tarde—largó una risita, aún sin mirarlo a los ojos. — Es como uno de esos juegos donde debes cocinar con lo que el cliente te pide pero si su paciencia se pasa pierdes puntos.

― Nunca lo había pensado de esa forma―ambos dejaron salir una risa.

Eran cerca de las cinco de la tarde y el celular de Mihye vibraba y vibraba cada rato. Algunos mensajes eran de Chanhee, su mejor amigo, de su hermana Soojin o de su madre. También tenía un par de solicitudes en el juego online que jugaban junto a su cuñado Minhee. Era todo insignificante. Hasta que, una notificación la sacó de sus casillas. Sus ojos se abrieron tanto de la sorpresa que tuvo que ir al baño a revisar si su vista no se había equivocado.

— Sunghoon, cubreme, debo ir al baño—le dijo Mihye al chico pasando por su lado rápidamente a la zona de atrás. Sunghoon le respondió con un okay que ella apenas pudo escuchar.

Se sentó sobre la tapa del váter y desbloqueó su celular al toque, con la ansiedad recorriendole todo el cuerpo.

"l.heeseung te ha enviado solicitud para seguirte"

Instagram a pesar de tenerla descargada inútilmente ya que no solía usarla para nada, al fin daba frutos de interés en Mihye.

Hacía meses que no se le cruzaba su nombre por la cabeza, de hecho se había creído la estúpida idea de que Heeseung ya no le gustaba. Fue en vano intentarlo. Le seguía gustando, y ahora que él era el que quería seguirla a ella, un poco más que antes. Aunque tampoco quería ilusionarse con un seguido de Instagram.

Suspiró.

Su corazón palpitó con fuerza luego de leer tal notificación. Dio otro suspiro, volvió a mirar la pantalla, otro suspiro mas y luego notó que estuvo en el baño casi diez minutos. Tan notoria fue su ausencia que Somin tuvo que venir a golpearle la puerta para saber sí se encontraba bien.

FEELINGS ━━ lee heeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora