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— ¿Le dirás de salir?—preguntó Soojin repentinamente, entrando a mi cuarto de golpe. Yo salté en mi cama y la miré sin entender. — Mejor dicho, sal de tu cama mugrosa de una vez y ve a decirle de salir.

— Primero que nada, ¿a quién? Y segundo, mi cama no está mugrosa—me quejé cruzándome de brazos. Mi hermana se tiró en mi cama y rodó los ojos cuando sacó un papel higienico a medio terminar debajo de su torso. Yo reí nerviosa. — Es que ayer terminé un anime muy triste.

— A ese chico Heeseung, quien más. Y esa no es excusa para tener tu cama llena de mocos.

— ¡No hay mocos!—la empujé. — ¿Y por qué lo tendría que invitar yo a salir? Ni siquiera somos amigos, solo conocidos—dejé a un lado mi laptop y esperé por una buena respuesta por parte de Soojin. Ya que yo estaba negada a dar tal paso por mi cuenta; jamás lo haría a menos que el chico me de algún indicio de interés lo cuál nunca pasó y estaba convencida de que nunca pasaría.

Cuando Heeseung y yo nos cruzabamos en la escuela era un saludo normal. Él estaba en una clase distinta a la mía pero hubo un tiempo donde lo veía todos los días ya que Jake era mi compañero, y el pelinegro venía a nuestro salón a esperarlo para salir.

La primera vez que Heeseung vino al salón y se quedó parado en la puerta buscando con la mirada a su amigo, fue la primera vez que lo pude ver a los ojos. Él me pasó de largo, pero eso no cambio el hecho de que una vez que encontró a Jake entre todos los alumnos, sonrió y ahí pude conocer su hermosa sonrisa. Aún me acuerdo de aquél día como si hubiera sido ayer. Agradecí ser compañera de Jake desde ese entonces.

— Porque te gusta y porque...—Soojin giró su cabeza al lado contrario y luego me volvió a mirar girando bruscamente. — Linda torta, Mihye—dijo con un tono mas grave, yo tapé mis labios para que no vea mi sonrisa tonta y la chica largó una carcajada de burla. — Ah sí, sí, conocidos. O le dices tú o le digo yo.

— No lo harías—dudé observando la confianza con lo que había dicho eso.

La última vez que Soojin me desafió terminé en una cita a ciegas con uno de los compañeros de trabajo de Minhee. Fue hace como un año, yo tenía veinte recien cumplidos y el chico tenía veintidós. Fue una tarde tranquila, pero al yo sentirme obligada de estar ahí no la pase nada bien. Soojin me sigue haciendo burla porque el chico este le dijo a Minhee que fue un encuentro lindo pero que termine bostezando mas de diez veces, lo cual lo hizo sentir aburrido. Dios santo, pobre.

— ¿A no? Recuerdo que dejaste abierta tu cuenta de Instagram cuando me usaste mi computadora la semana pasada—Soojin sonrió malévola y salió corriendo de mi cuarto rápidamente. Yo no pude ni reaccionar que ella ya no estaba en mi campo de visión. Esta chica que se comporta como si tuvieramos ocho años.

— ¡Na Soojin!—corrí a su habitación con desesperación en todo mi pecho, había puesto cerrojo. Casi me agarra un ataque de pánico mientras intentaba abrir la puerta sin razón alguna. — ¡Abre la puerta, Soojin!

— ¡Abriendo Instagram!—gritó felizmente, yo golpe su puerta incontables veces e intenté forcejear pero fue inútil. — Uh, tienes un mensaje de una tal Somin, deberías responderle.

Bueno, lo que estaba haciendo Soojin era malo, pero me hizo recordar que no le respondí a Somin desde hoy en la mañana. Recuerdo haber visto esa notificación, y que me pedía que la reemplace el viernes que viene porque tenía turno con el médico. Mas horas de trabajo, pero más dinero. Debería decirle que acepto antes que Sunghoon lo haga.

— ¡Basta, Soojin, no sigas y abre la puerta por favor!

— No~—se tomó unos segundos mas para volver a hablar. Escuchaba teclear su mouse desde acá afuera. Que desesperación. — Oh, aquí está. Lee Heeseung. Lindo nombre—hablaba en un tono fuerte para que yo pudiera escucharla, lo hacía a propósito.

FEELINGS ━━ lee heeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora