Capítulo 5

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—¿Lo es? 

—Lo confirmo ahora más que nunca. Siempre lo fue, solo que no lo mostraba, tiene una doble cara el poco hombre.

Las palabras brotan como si nada de mis labios, el hablar de él hace que mi enojo y el odio aumenten conforme los segundos pasan, incluso puedo llegar a sentir como mis mejillas se sienten calientes por el sentimiento negativo que me invade. 

Recuerdo que el enojo puede ser malo, me contengo un poco, inhalo y exhalo profundamente, apretando el vaso de cartón en donde aún tengo un poco de gaseosa, casi nada. Una vez más tranquila, bebo el poco contenido que tiene y me encamino hacia el cesto de basura cercano, lo tiro ahí, haciendo un gran ruido.

—No está bien que te enojes, te hará mal.

Ella me dice algo que ya sé y que ahora trato de controlar mejor, pero que llevara tiempo para que lo domine.

Volvemos a emprender nuestro suave caminar, las calles por las que ahora andábamos no estaban llenas, apenas un par de personas, la mayoría estaban dentro de locales de comida ingiriendo su alimento favorito o tratando de calentarse un poco con alguna taza de café o chocolate caliente.

Ansiaba poder sentirme un poco mejor, el no tener que estar pensando en cosas que no venían al caso por ahora. Necesitaba estar bien, por mi, por mi bebé. Yo debía de estarlo para que el pequeño ser dentro de mi creciera sano y no hubiera ninguna complicación.

—El caso aquí es que Peter podría darse cuenta en cualquier momento que sus hijos están aquí, en nuestra casa, ¿Te das cuenta de lo que se podría desatar si eso pasa? —Murmuro con algo de molestia— Lo que más me preocupa es mi madre, ya tuvo suficiente en el pasado con él, no quiero que vuelva a pasarle lo mismo, es lo peor.

Ella suelta pequeños soniditos, dándome a entender claramente que me está escuchando. Claudia siempre solía poner toda la atención del mundo cuando se trataba de situaciones de este tipo, que requerían mucha atención y buenos consejos por parte de ella.

—Mamá siempre me ha demostrado lo fuerte que es y sé que puede ser capaz de afrontar cualquier cosa solo que... Desde que pasó lo del accidente me ha dejado mucho mas preocupada. Cualquier cosa por mas pequeña que sea que haga me causa pánico, no quiero que se estrese mucho o que se vaya a caer bajando las escaleras o en el baño mientras se ducha, ¿Sabes que tan grave puede ser otro golpe en la cabeza?

Vuelvo a respirar, siento como el oxígeno entra tan pesadamente a mis pulmones, tanto que parece que duele. Claro que lo hace.

—Oye... —Llama mi atención, tomando mi mano— Tú misma lo has dicho, tu madre es muy fuerte. Ella sabe que no debe de hacer cosas de mucho esfuerzo o algo que llegue a dañarla. Ya es una mujer adulta, ¿Por qué no dejas de pensar en eso? —Acaricia el dorso de mi mano, las mismas caricias que suele darme Horan para tranquilizarme— Sé que ella ea consciente de lo que le puede suceder con algún golpe, no te preocupes mucho, por ahora no hay secuelas graves, el mismo doctor te lo dijo.

—Pero aún así me preocupa y mucho...

Mis palabras quedan casi al aire, haciéndome sentir extremadamente cansada. Quizá y no debí de comer tanta pizza y esos deditos, sin mencionar los dos vasos de gaseosa que me bebí.

—Ay, mi bebé Dayan.

Pronto me abraza con fuerza a su cuerpo, yo sin esperarlo y ella seguramente solo sonriendo demasiado.

Quedo quieta, terminando por rodearla con mis brazos, apoyando mi barbilla en su hombro.

Me gustan los abrazos. Me encantan aún más cuando son llenos de cariño y amor, me demuestran que de verdad le importo a alguien, me ofrece tanta seguridad.

Los Mellizos Horan 2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora