Capítulo 54: Otra vez tú.

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—Tienes que levantarte de esa cama, arreglate y saldremos todas juntas. Levantaremos ese ánimo. —Mi hermana parecía estar un poco preocupada por mi humor y decaída estos días, me sentía demasiado cansada como para levantarme de la cama.

Las miradas preocupadas sobre mi me hicieron sentir una pésima persona —más de lo que ya me encontraba— no debía de hacerlas sentirse mal a causa mía, estaba haciendo las cosas mal, y ya no solamente para mi, sino para mis hijos y las personas que me rodeaban.

—No sales mucho de la habitación desde que Niall se fue, apenas y pruebas pequeños bocados de comida. —Apareció Claudia delante de todas, de brazos cruzados y de manera desaprovatoria me miraba.

Todo lo que sucedía, lo que me sucedía era que en serio echaba de menos a Niall, a los chicos en general pero, sobretodo a él, extrañaba sus brazos, besos, sonrisas, risas y todo.  Cada uno de los chicos tenía lo suyo para hacerme sonreír mientras había estado en casa, con cada uno compartí pequeñas risas y grandes recuerdos, muchos de ellos increíbles y de los que nunca pude haber imaginado que me atrevería a hacer.

Los malos chistes de Harry y su tonta manera de comportarse; las disculpas de Liam después de aplastar mis mejillas y disculparse al creer que hizo algo malo; las pésimas bromas de Louis y su manera tonta y molesta de decirme vaca; la manera tan misteriosa de Zayn de desaparecer de las conversciones y la tan inesperada manera en la que aparecía de repente, asustándome. Y por último, mi chico, quien solía despertarme por las mañanas con besos y lindas palabras, mimandome por la mayor parte del día, y por las noches, abrazandome con fuerza a él, aferrándose a mi antes de dormir. Los te amo, dichos con tanto cariño, todo echaba de menos.

Las pequeñas conversaciones de media noche cuando ambos estábamos medios dormidos y apenas dispuestos para mencionar alguna palabra.

—Mi barriga es la que me hace sentir tanta flojera, no me dan muchas ganas de salir... —Murmure cuando tenía todas las miradas expectantes de ellos— Me siento cansada, prefiero quedarme en casa. Ustedes pueden salir y divertirse, yo estaré más que bien.

De manera terca, todas me miraban. Esperaban a que dijera algo o que cambiará de opinión.

—Bien, bajaré en seguida. Tomaré una rápida ducha e iré con ustedes... —Vire mis ojos de manera inquietante— Espérenme por favor.

De una en una comenzaron a salir de mi habitación, cerré mis ojos y suspire con cierto cansancio, no era un cansancio físico, sino sentimental.

—Ahora ya dime, ¿Por qué estás así? —Me sobre salte al escucharla— Sabes que yo no me trago esas mentiras que dices. —Recargada sobre el marco de la puerta preguntaba. Dio un par de pasos para entrar a la habitación de nuevo.

—¿Qué quieres que te diga?

—La verdad, ________. Solamente tienes que decirme la verdad, uno siempre no tiene porqué guardarse las cosas que le molestan y le hacen sentir mal, no es bueno guardarse todo. —Se sentó a la orilla de la cama.

—Seguro ya sabes que se trata de Niall... —Comencé a decir, sin mirarla ya— Ya lo sabes. ¿Para qué me cuestionas sobre ello? Es doloroso todo esto, si de verdad quieres verme bien, te pido de favor que no me vuelvas a cuestionar, no quiero seguir sintiéndome peor.

—Lo siento, solamente quería ayudar en algo. Pero ya sé en que seré buena —Sonrió poniéndose de pie, caminando hacia la puerta— En no preguntarte ya nada mas. —Se dio media vuelta— Te esperamos abajo, no tardes. —Salió.

Pensando bien había sido un tanto grosera. La manera en la que le pedí que dejará de preguntar fue fuerte, pero, quizá así sería suficiente para que ya no haya preguntas de parte de ella o de alguna de las chicas. Necesitaba ser honesta conmigo misma de acuerdo a mis sentimientos de este momento, de estos últimos días... Necesitaba estar bien conmigo primeramente.

Los Mellizos Horan 2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora