Epílogo

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Habíamos esperado un largo periodo de tiempo, desde que él se preparará para ello, para después yo poder recibirlo, preparar una vez más las cosas para este día y por fin, estar tan pronto entre nosotros.

La felicidad que cada día me invadía se acumulaba así, con el pasar de los días, me brindaba fuerza suficiente para resistir a todo lo que se nos llegue a presentar en algún momento. Hasta ahora estábamos llevando las cosas bien, no negaba que hubiera alguno que otro problema pequeño, pero nada que entre los dos, en familia, no pudiéramos solucionar.

Me estaba por casar con el amor de mi vida.

Podría sonar algo sucio pero, los nervios me ocasionaba que mis comenzará por sudar demasiado, que mis piernas temblaran y mucho más de lo debido, tanto que tenía que permanecer ahora sentada por varios y largos minutos. No quería ponerme de pie y caer de bruces o darme algún mal golpe. No en este día.

No quería arruinar este maravilloso día. Quería e intentaba relajarme, dejar de sudar y que mis piernas por igual dejarán de temblar tanto, como si se tratara de gelatina.

—Debes de tranquilizarte, lindura. —Alcé mi mirada para verla— Harás que se corra todo tu maquillaje, y el día de hoy debes de verte estupenda. Es decir, siempre lo estás pero, ahora con mayor razón. —Sonreía ella.

Con un bufido asentí, de verdad estaba nerviosa y el hecho de que me volviera a recordar —o que pensara mucho en ello— me hacía ponerme los pelos de punta. Estaba segura que en cualquier momento comenzaría por morderme las uñas.

—Estúpidos nervios... —Susurré, suspirando pesadamente.

Me era imposible mantenerme tranquila. Se me estaba dificultando demasiado.

Vuelvo a bajar mi mirada, no quería seguir viéndome en el espejo y torturándome más con los nervios que me recorrían por completo el cuerpo. Tenía miedo por igual. ¿Qué sucedía si todo salía mal a última hora? Eso me acababa de poner aún más nerviosa. Estallaría en cualquier tiempo.

Mi pulso se sentía eternamente acelerado. No quería terminar haciendo algo vergonzoso que terminará por arruinar un buen momento.

Mi mente me llegó a jugar demasiado mal, como ahora. Ésta era una de esas veces en las que lo hacía. Me estaba torturando de una manera un tanto pésima, que me haría caer en cualquier momento en un pequeño ataque de pánico. Debía ya tranquilizarme, de nada funcionaba que me pusiera de esa manera.

Un suspiro más en la habitación me hizo levantar mi mirada, ahí estaba Claudia con un rostro cansado y de cierta manera, desesperada y seguramente era a causa de mi comportamiento. Me miraba fijamente, hasta que una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, su mano derecha quedó en mi hombro, dándome una pequeña caricia para hacerme sentir mejor. Necesitaba que me dijeran que todo saldría bien, ya no era tanto que estuviera por casarme, es estaba bien, lo que me tomaba por los nervios a que sucediera lo peor en este momento.

Inhale y exhale repetidas veces hasta que dejé mi mano sobre la suya que yacía en mi hombro. Dejar todos los pensamientos de lado y centrarme en las cosas buenas y en que todo saldrá perfectamente. Nada podría separarnos ahora, estabamos por dar un paso más grande para estar juntos. Podríamos hacerlo.

Una lágrima traviesa resbaló por mi mejilla, cuando me doy cuenta, ella ya esta de rodillas frente a mi, abrazándome, dejando que me recargue en su hombro. Dejo solamente que salgan un par de lágrimas más, limpiando un poco de ellas, no quería arruinar el maquillaje que ella misma me estaba haciendo.

Los Mellizos Horan 2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora