Capítulo 14

855 40 2
                                    


Miraba hacia todos lados, buscando alguna señal por parte de mis amigos, los cuales no les importó casi en lo absoluto el haberme abandonado aquí. Prácticamente dijeron videojuegos y se marchó la mayoría, al principio Leigh, Eleanor y Claudia se habían quedado conmigo, pero finalmente una tuvo que ir al baño, otra fue por bebidas y mi mejor amiga fue a buscar a Harry a algún lado de la casa.

Era abrumador para mi estar aquí en el jardín, sola. Además de que muchos de los invitados que habían estado en el jardín comenzaron a irse, los amigos y compañeros de la hermana de Liam eran los qur cubrían gran parte de jardín, pero ahora solo había máximo unas ocho personas, sin contarme.

Estaba aún bajo la carpa, cómoda en el sillón en el que me tocó y con una almohada igual de cómoda.

Me removí, buscando el celular y lo primero que vi en la pantalla de bloqueo era un mensaje de mamá.

Claramente me decía que me cuidara y lo estaba haciendo, sola, pero lo hacía y podía.

Mandé solamente un emoji y bloqueé de nuevo el celular, estaba segura de que todavía no terminaba esa importantísima cena de negocios que tenía, así que estaba bien, ella podía pasarla bien y yo igual, ninguna de las dos le hacía daño a la otra.

Yo apenas empezaba a vivir la vida de la manera en la que se supone que lo hacen todos los adolescentes, claro estaba, tarde en abrir esas puertas. Y, mientras tanto, mamá ya había tenido una vida, por lo que sé que ella me ha contado, fue realmente buena su adolescencia, supo como vivirla y... Sabemos que parte fe su adultez no fue tan buena como le hubiese gustado, pero supo afrontarlo, lo sobrellevo de lo mejor y ahora, ella claramente puede disfrutar de su vida tanto como quiera y pueda, es una mujer que no tiene algún lazo con alguien, y sobre todo, aún se mantiene joven y hermosa. Ella sabrá que hacer con su vida, cómo vivirla y con quién, yo no tenía porqué meterme o decir algo más, solo ella sabía qué hacer de ella.

Lo único que podía decir con respecto a toda esta situación, es que me encontraba demasiada orgullosa de mi madre, siempre fue así, aún cuando las palabras no salían de mi boca. Y alguna que otra vez en este tiempo.

Si me detengo a pensar sobre mi pasado, solamente vienen a mi cabeza todas esas noches de dolor en las que yo —aún siendo una niña de cinco años— escuchaba el llanto dolido de mi madre, ese desgarro en su garganta por haber perdido a la persona de su vida; porque sí, es probable que Peter, mi padre, haya sido el amor de su vida, y entiendo el dolor por el que alguna vez llegó a pasar, porque después de haberte entregado en cuerpo y alma a esa persona a la que creías que era la indicada, con la que juraste frente al altar fidelidad y amor eterno, terminara por causarte uno de los peores dolores.

No solo le bastó con romperle el corazón, sino que también en su paso, le rompió el corazón, el alma, sus anhelos y deshizo por completo esas ilusiones.

Poco le importó con dejarla tirada, conmigo en brazos, llorando contra mi cuello mientras se aferraba a mi con demasiada fuerza, cuidando y procurando que yo tampoco me fuera de ella, porque hasta ese entonces —y seguro que hasta en estos tiempos— soy lo único que le queda en la vida.

Estoy segura de algo, de lo que sé que ella también puede estarlo, y es que jamás me alejaría de ella. Se lo que se siente ser engañada e ignorada, por esa misma razón, no dejaré de estar ahí para ella. Siempre.

Vuelvo a reacomodarme en mi lugar, escuchando las risas de las personas que aún se encontraban cerca, miro en su dirección a unos metros de mi, un grupito de cuatro personas que ríen por quién sabe qué cosa, sosteniendo entre sus manos sodas, dos de ellos empujándose entre sí.

Suspiro por lo bajo. 

En vez de estarme aquí lamentando por esperar a que alguno de mis amigos venga a hacerme compañía, ya me hubiese levantado e ir a buscarlos, era mejor estar cerca de ellos por cualquier cosa, uno nunca sabe.

Los Mellizos Horan 2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora