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Prologo

Londres 1909

En una mansión gótica que se encontraba en su esplendor cercano a un bosque oscuro se escuchaban los ecos de los gritos de una mujer.

Los pocos sirvientes esperaban fuera de la gran recamara mientras las mujeres trataban de ayudar en el parto, la joven morena gritaba hasta desgastar las cuerdas vocales pues estaba dando a luz a gemelos. El hombre fuera llevaba sus manos repetidas veces a su ya cabello lleno de canas, estaba frustrado de tanto esperar y más si sus posibles dos varones no llegaban.

Los gritos siguieron por unos minutos más hasta que un llanto lleno el lugar, rápidamente se movieron dentro para poder mantener despierta aquella mujer que respiraba con dificultad y el corazón lo tenía a millón.

—Es un varón amo— le dijo una de las criadas, esta le cedió al niño ya envuelto quien lloraba.

El hombre sonrió con ternura mientras las demás mujeres se mecían y animaban a la mujer de cabellos negros, pero entonces el silencio se hizo presente y aquellos ojos oscuros y achinados miraron como su segundo hijo no lloraba y mucho menos daba indicio de vida.

Había nacido muerto.

—Mi señor— la partera bajo la cabeza entristecida al igual que algunos de sus empleados, su mujer solo lo miraba a él y aquellos ojos apagados solo se cerraron soltando un suspiro.

—Preparen todo, mi segundo hijo tendrá un funeral.

Y así fue, dos días después un grupo de empleados estaba de pie frente al bosque temido, este era espeso y oscuro, siempre había historias de terror con respecto a él. La mayoría de las personas se suicidaba, una que otra abandonaba a sus hijos allí y estos jamás regresaban, hacían lo mismo con mujeres liberales. Sin embargo, aquella casa había sido construida cerca de dicho bosque oscuro y espeluznante y el dueño no tenía problema con eso.

El hombre se hinco y toco con la ñema de sus dedos la pequeña lapida blanca con el nombre de su hijo fallecido, a pesar que no lo pudo conocer ni ver crecer era parte de él y lo amaba, sus sirvientes dieron una reverencia y caminaron a la enorme mansión dejando al empleado más fiel a su lado.

—La ama Cristina está en el comedor, dice que visitara al pequeño más tarde.

—Prohíbele la entrada, Carval— este asintió y reverencio. Escucho los pasos alejándose y pudo visualizar con tristeza una vez más aquella tumba en la entrada del tenebroso bosque— te amo, hijo.

Kim Taehyung

1909-1909