Un niño.
Un sacrificio.
Un hombre.
Un demonio.
Una mujer.
Un amor.
Un rey.
-Historia completamente de mi autoría.
-No acepto copias y/o adaptaciones.
-Fanfic con escenas +18... si eres menor de edad queda bajo tu responsabilidad la lectura.
-Termin...
La siguiente historia viene directamente de mi imaginación, los lugares, acciones y sucesos y/o otros elementos son ficticios. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
La historia esta basada en un sueño que tuve, y charlando con un amigo me termino de dar la idea.
Si no te gusta la trama, ni las escenas fuertes te invito a no leer.
Habrán escenas subidas de tono, si no eres fan de ella puedes esperar la siguiente actualización.
NO permito copias ni Adaptaciones.
Comencemos
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Londres 1917
Un pequeño niño de ojos oscuros, cabello castaño y piel acaramelada miraba por la ventana de su casa. Afuera caía una lluvia tranquila y silenciosa, la ventana poco a poco se llenaba de aquellas que chocaban contra el vidrio.
—Joven amo la cena está servida— una mucama hablo mientras observaba al niño.
— ¿Mi madre estará?— pregunto en un susurro sin quitar la mirada de la ventana.
—Su padre no la dejo bajar, amo.
Sin decir nada el joven niño camino tranquilamente hasta el gran comedor, este tenía una mesa de roble y más de treinta sillas acolchadas de color verde; al entrar su padre estaba en la cabecera esperando por el cómo cada noche antes de ir a la cama.
— ¿Te parece entretenida la lluvia?
—Más que aquí dentro— respondió sentándose del lado derecho de su padre.
—Namjoon...
— ¿Por qué le prohíbes a madre acercarse a mí?
El chico no era tonto, desde que tenía uso de razón su padre no dejaba que su madre se acercara, y no es como que él quisiera tenerla cerca. Muchas veces mientras jugaba en su gran jardín podía verla en una de las ventanas y su mirada hacia él era siempre oscura, nunca de cariño y amor de una madre a su hijo.
El joven castaño no necesitaba de ella tampoco, pues tenía el de su padre y las mucamas del lugar; era muy inteligente y siempre comprendía a los demás. Namjoon con tan solo ocho años ya sabía varios idiomas y había leído la mitad de los libros en la biblioteca, tenía conocimientos de medicina cuando no había practicado y muchos menos presenciado algo del asunto.
Pero lo que más le preocupaba a su padre es que Namjoon siempre supo de su hermano, a pesar de no hablarle de ello a los cuatro años pregunto por su hermano menor, él sabía que su otra mitad no había resistido el parto y había sido enterrado en la entrada al bosque oscuro. Su hijo iba muchas veces y miraba, pero jamás cruzaba.
