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Estacionó su moto con desesperación, Wakasa bajó y fue tomado de la mano gentilmente, Shinichiro abrió la puerta e inmediatamente entraron, cerró con lentitud para no hacer mucho ruido.

Subió las escaleras con Waka en sus brazos, entró en la habitación y lo tumbó en la cama.

-Te la chuparé como tratamiento de Pantene, desde la raíz hasta la punta- le susurró en el oído mientras su esposo le repartía besos por todo el cuello.

Shinichiro se sonrojó bastante, su cara se calentó de la vergüenza, nunca había escuchado algo así. -no sabía que eras poeta-

-Por ti me volví cursi, yo era un ser indestructible y sin sentimientos- Wakasa se levantó y ahora ya no estaba abajo sino arriba de el, con las manos sostuvo las muñecas de Shin, y empezó a besar sus labios. Mordió uno de ellos haciendo que abra levemente su boca, aprovechó para introducir su lengua y jugar con la contraria.

-Si por besarte tuviera que ir después al infierno lo haría. Así podría presumir a los demonios de haber estado en el paraíso sin nunca entrar- le dijo el pelinegro relamiendo sus labios.

El albino solo se sonrojó y sonrió. Besaba y de vez en cuando mordía su pecho y abdomen, Shinichiro lo estaba disfrutando.

Al llegar a su miembro no dudó dos veces y lo introdujo hasta el fondo de su garganta ¿19 cm no era mucho o si?

-No te presiones mucho... Te podría doler...- soltó con voz ronca.

No le hizo caso y comenzó a moverse, de arriba hacia abajo teniendo cuidado de no rozarle con los dientes.

- Siento que estoy en el cielo...no me ha topado con los dientes, que cuidadoso- se dijo mentalmente.

Wakasa seguía en lo suyo, su garganta empezaba a doler pero no le importaba, tenía que darle placer si o si.

-Me vengo...

No lo sacó, y Shin tampoco aguantaba más, llenó toda su boca de semen y se le escurría por tener la boca entreabierta en el intento de tomar aire.

-Solo tienes una garganta, por eso te dije que no te esfuerces mucho- 

-Me gusta mucho el aspecto untuoso de tu esperma- le respondió aún recuperando el aire.

Con el semen que tenía en sus manos, humedeció su entrada y empezó a estimularla.

-Que estás haciendo...- le susurró Shinichiro avergonzado. Le excitaban los sonidos que provocaba el otro, y verle le hacía poner tan duro como una roca.

Ingresó dos dedos de inmediato y jadeaba intensamente, al parecer el estar humedecido del semen de su pareja le excitaba más.

-Me vuelves loco- tomó las caderas de Wakasa y las ubicó en su entrada, de una embestida lo metió todo.

El albino soltó un gemido fuerte y comenzaba a lagrimear

-Tu pene... hace de mí un desastre- soltaba entre gemidos. -Ya no tengo fuerza en las piernas-

-Te quiero... Poner en cuatro- rápidamente recostó a Wakasa dejando sus piernas algo elevadas y así poder entrar de nuevo.

-Si... Follame hasta que me desmaye- susurró, sus ojos estaban entrecerrados, su cara completamente sudada y sonrojada. Esa expresión tan lasciva llegó hasta el corazón de Shinichiro, latía con demasiada fuerza.

Volvió a entrar y comenzó a moverse, sus perfectos movimientos alocaban a Wakasa y el solo podía gemir y llorar para darle a conocer lo bien que lo hacía.

El despertar de la pasión (Shin-Waka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora