RUMORES DE FIESTA

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Pronto el Rey de aquel reino estaría de manteles largos, eso lo sabía todo el pueblo, generalmente eran invitados a la gran celebración, ya que a la princesa le encantaba celebrar los cumpleaños con fiesta y un gran baile.

En ese momento la reina y su hija se encontraban revisando las invitaciones, pero en la lista de invitados, completamente sorprendida de ver el nombre de aquellos extranjeros, más que todo el de aquel corriente de nombre Alessandro.

-Mamá ¿se te hace correcto invitar a este patán? -

Dijo la joven algo molesta, aquel tipo además de patán le parecía cínico y descarado, claramente no quería a ese tipo en aquel lugar, aunque en el fondo muy en el fondo le parecía atractivo.

-Claro querida hay que ser hospitalarios, además puede ser que le componga un hermoso relato a tu padre, además su hermano es músico-

En ese momento Seviathan merodeaba los pasillos al oír las palabras de la reina el mismo decidió ingresar al lugar donde se encontraban estas dos hablando, beso la mejilla de Charlotte y con galantería dijo:

- ¿Cómo están las más hermosas flores en los campos del rey? -

La reina no lo volteo siquiera a ver ella no le agradaba para nada ese "noviecito" que su esposo habría elegido para su pequeña niña.

-Mi reina, disculpe me entrometa en este asunto, pero no pude evitar oír que invitarás a plebeyos que no pertenecen a este reino, por más que decir que son forasteros, podrías exponer a mi linda futura esposa a un riesgo muy elevado-

La reina rió con recato, para luego tomar la atención de su hermosa hija.

- ¿Querida mía podrías ir a ponerte uno de esos hermosos vestidos de fiesta que nos gustan tanto a mí y a tu padre? -

La joven asintió con alegría, para luego subir escaleras arriba.

-Sé que no temes por la seguridad de mi hija, sé que mientes y ocultas esas oscuras intenciones bajo una sonrisa hipócrita, no voy a perder la oportunidad de verte incomodo ante un hombre atractivo que podría repeler lo que sea que le estés dando a ella-

La reina se puso de pie para luego tomar las cartas para luego ponerlas en un cesto.

-Loona-

Llamo la hermosa reina, la joven quien era parte de la servidumbre llegó con prontitud, la misma no levantaba la mirada por protocolo.

-Querida por favor entrega esto a vocero del pueblo que reparta una a cada habitante del pueblo incluido forasteros-

La reina observó que Seviathan quería ir tras la joven de la servidumbre, la misma le miro con burla y altivez.

-Al menos ten la decencia de no desear a una mujer frente a la madre de tu futura esposa-

Dijo la reina pronto llegó con Stolas dándole la instrucción de viajar hasta donde el joven Alessandro.

Pronto la joven Charlotte bajó con un hermoso vestido color rojo, el mismo tenía detalles en negro que hacían ver el vestido de una manera más provocativa, además de darle un aire de belleza y sensualidad a la joven Charlotte, la reina utilizaría un típico vestido negro ya que cuando se casó, le juro a su esposo siempre vestiría como si estuviese de luto eterno por un matrimonio que ella no deseaba.

-Te ves tan hermosa querida mía, lo más hermoso en este reino-

Dijo la reina abrazando con suavidad a su hija, ella la adoraba, mientras en las habitaciones del bar donde trabajaba Husk llegó el vocero del rey dando el anuncio, Husk tomó la invitación y se las llevó a los forasteros.

-Mi señor Alastor, le han invitado a la fiesta de cumpleaños de su gran enemigo. -

El joven tomó la carta y comenzó a leerla, prontamente había concluido que en efecto estaba invitado, la misma indicaba que debían llevar un antifaz.

-Pues ya que insisten, tendremos que presentarnos ¿no crees Moxxie? -

El mismo asintió después de todo estaba muy interesado en volver a ver a Millie.

-Perfecto-

Cuando llegó casi la hora de ir al palacio, Alastor se daba los últimos retoques, Moxxie se quedó esperándole fuera de la habitación, claro que Alastor le gustaba ser el centro de atención, por lo que utilizando algo de grasa de cerdo logro levantar dos partes de su cabello, asemejando las orejas de un ciervo.
(dato importante la grasa de cerdo se usaba como fijador en la antigüedad como fijador para las pelucas, sin perfume y con el calor se imaginaran el aroma que despedían aquellas grandes pelucas)

Pronto y sin ser detectado Stolas apareció en la habitación de Alastor, el mismo al ver los brillantes ojos de Stolas nisiquiera se inmutó.

-No esperaba que verte de nuevo Stolas-

El mismo rió, sabía que aquel joven no tenía temor alguno de su presencia.

-Sé lo que haces en el reino joven Alastor y debo recordarte que estoy a tu favor, cualquiera con tres dedos de frente preferiría ver que los von eldrich ardan en ira que verlos llegar al poder a través de su hija, también me temo hasta ahora supiste que tenía una hermosa hija-

El joven príncipe se tensó al escuchar las palabras del Goetia, claramente luego de conocer a la princesa el príncipe había replanteado por completo el golpe hacia el rey, no ahora tenía claro que se llevaría a la princesa.

-En efecto, un pequeño cambio en mi plan, pero no menospreciado, es más intuyo que será un golpe mucho más doloroso para tu rey, su querida y preciada hija casada con el enemigo al que olvidó, sería hasta justicia poética ¿no cree?, por ahora creo debes retirarte, mis ayudantes están por venir a buscarme, tengo un baile real que engalanar con mi fina presencia-

El joven Stolas simplemente sonrió al escuchar lo dicho por el joven Alastor, para emprender su marcha mediante la neblina no sin antes recalcarle al joven que obtendría toda su ayuda, pronto Moxxie llegó con Alastor quien perecía estás listo.

- ¿No es algo estrafalaria tu vestimenta mi señor? -

El joven Alastor le tomó muy poca importancia, mientras tanto Seviathan se preparaba para esta dichosa fiesta mientras lo hacía, su hermana entro a sembrar cizaña.

-Según lo que he escuchado de papá no has podido persuadir a la perra de Lilith de no invitar al galanazo del cuenta cuentos, ¿cómo crees que se vista? –

El joven al escuchar a su hermana se molestó y la volteo a ver con una mirada tosca y llena de ira.

-Cállate, ¿Qué me importa un simple pordiosero que vive de miserables historias?, Charlotte ya es mía y ella no lo sabe, tendré que pedirle a nuestra madre que cree más de esa pócima, lo que menos queremos es la mínima posibilidad que Charlotte se fije en un simple plebeyo-

Dijo mientras arreglaba su cabello con un ayuda de la grasa de cerdo, Helsa por su parte utilizaba la belladona para dilatar sus pupilas y hacer parecer que tenía una mirada encantadora y adorable.

-Te recomiendo no uses mucho ese producto he escuchado que logra dejar sin vista a sus usuarias-

Dijo para luego salir de allí al llegar lo primero que vio fue a la reina terminando los preparativos para la fulana fiesta, pronto sus ojos se quedaron fijos al ver a su bellísima prometida en aquel hermoso vestido color rojo con detalles en negro, el cabello ligeramente recogido y el natural de sus hermosas mejillas sonrosadas, su tez pálida y su mirada inocente, esa maldita mujer no necesitaba de los suplementos que utilizaba su hermana ya que ella naturalmente lo poseía.

-Seviathan-

La sorpresa de la joven fue mucha además de sentir cierto rechazo hacia su "prometido", algo en ella poco a poco cambiaba y no de la manera que Seviathan esperaba, ella iba perdiendo el "amor" hacia su prometido ya que cierto joven de cabellos rojos estaba rondando sus pensamientos últimamente y como un golpe a su orgullo propio, la manera osada en la que el realizaba las cosas comenzaba a agradarle sí que ella lo percatase.

-Te ves hermosa querida mía, serás digna de algún día ser mi esposa-

A veces esa frase de Seviathan la hacían dudar, dudar de que él en verdad la amara algunas otras sospechaba que lo único que deseaba era el poder tomar su corona. 

EL REY DE LAS MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora