HORA DEL TÉ

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El joven Seviathan, preparó el té a su queridísima Charlotte, pronto la joven llegó tomando asiento, la misma no estuvo presente en el momento qu el té hizo como una mini explosión, creando en su humo verde un corazón.

-Toma asiento querida-

Dijo el joven mientras la princesa se sentaba frente a él.

-Querida algún día nos casaremos, sé que hay muchas cosas que quieres descubrir y ver, pero no puedo permitir que andes por allí husmeando a algún varón mientras se da un baño, no puedo expresar lo corriente que pudo haber sido ese espectáculo para tus hermosos ojos. -

Suspiró con tranquilidad en el momento en el que la joven bebió de aquel té.

-Sin embargo, quiero escuchar tu versión de los hechos después de todo no puedo irme de buenas a primeras a lo que anda de boca en boca-

La joven al mirarle, sus ojos tomaron un brillo verduzco que desapareció rápidamente.

-Cielo, no estés celoso, realmente solo quería darle una clase de moral a ese tipo, pero al parecer no le hace falta, le entró por un oído y le salió por el otro, es más me hizo caer en su juego, terminamos ambos cayendo al agua. -

Dijo mientras sus mejillas tomaron un leve tonó carmín, en ese momento no lo dijo, pero su corazón latió con mucha fuerza, era la primera vez que un hombre le abrazaba y más aún si este estaba completamente desnudo.

-Ya veo, pero querida mía prométeme que mejor vendrás a mis manos si requieres volver a ponerlo en su sitio-

Pronto dejó un beso en la frente de Charlotte y se marchó, su hermana le detuvo.

- ¿Sucede algo? -

El joven sonrió con malicia.

-Debemos deshacernos de los forasteros, no me gusta su cercanía con mi prometida. -

Al escuchar esto Stolas decidió hacer una visita, Alastor se encontraba en uno de los cuartos de la taberna del huraño Husk /homero, el mismo se encontraba leyendo algunos libros que habría conseguido durante uno de sus tantos viajes.

-Buenas tardes príncipe Alastor de Woodstock-

El mismo se sobresaltó y blandió su espada a manera de defensa.

- ¿Cómo sabes mi nombre real?, no recuerdo haberte visto? –

Stolas camino lejos del alcancé de Alastor.

Mi nombre es el antiguo príncipe Stolas, en mi captura mi esposa fue asesinada y mi hija ha sido degradada a condesa solo para mantenerle con vida, hay muchas faltas que quiero cobrarle a Lucifer y veo que eres el candidato más apto.-

El joven arqueó una ceja, entonces ¿ese ser sabía lo que el haría?

-Veo que sabes algo de magia, pero no debías cambiar el aspecto de tu cabello, Lucifer nunca te ha visto, piensa que el príncipe del reino caído murió durante el incendio a en el castillo-

El príncipe Alastor pensó unos segundos.

-Sí, le perdone la vida al ciervo rojo del bosque y me brindo poder-

Stolas le miró con detenimiento, el joven era de muy buen parecer, además que dicho por la misma Lilith él no tenía el físico de una cuenta cuentos, pero si el de un digno príncipe.

-Yo puedo darte más poder, es más te daré 3 deseos, pero utilízalos de manera sabia-

El mismo sonrió, lo pondría aprueba.

-Quiero tener mayor conocimiento en la magia para acrecentar mis poderes-

El mismo logró que Alastor aprendiera más de los que ya conocía en cuanto a la magia, el mismo tenía más poder y lo sabía.

- ¿Qué deseas a cambio? -

El mismo estuvo pensando en decirle algo sexual, pero recordó el plan original detrás del regalo.

-Solo quiero ayudarte para que tomes lo que te pertenece. –

Pronto Stolas dejó la residencia de Alastor, para aparecer en los pasillos.

-Oh Stolas, buena noche. -

Seviathan recién terminaba de hablar con Helsa, ambos se detestaban y no podían siquiera ocultarlo.

-Buena noche, Sebastián-

El joven le miró con enfado, pero sabía ocultar su ira.

-He escuchado sobre el escándalo de esta mañana, debo decir que posiblemente la princesa se termine enamorando de ese cuenta cuentos-

El joven de cabellos negro se acercó acechante hacia Stolas.

-No creo, Charlotte me ama a mí-

Stolas rió con recato para luego caminar elegantemente, rodeando a Seviathan.

-Eso puede cambiar si le muestras una buena pieza de carne y creo que ya la degustó con la mirada, hagamos una apuesta, te daré lo que más desees su ganas-

Claramente el joven sabía sobre la hermosa hija de Stolas, ese sería su precio.

- ¿Perfecto y si pierdo? -

Stolas negó con la cabeza.

-Con ver tu derrota me será suficiente-

El mismo se sorprendió ante lo dicho por el hechicero.

- ¿Qué tipo de apuesta es? -

Stolas lo hizo ver hacia la ventana, justamente se veía como él cuenta cuentos contaba alguna anécdota a algunos niños acompañado por una improvisada nota de Moxxie.

-Que tu perderás a Charlotte ante ese plebeyo-

El joven de ojos aguamarinas rió a carcajadas, el sentía que tenía el corazón de la princesa en su mano.

- ¿Enserio? Charlotte está comiendo de mi mano, pero si quieres perder, lo apuesto, después de todo pronto cuando la despose tendré mi pago de esta absurda apuesta. -

Mientras en la habitación la princesa se encontraba con sus damas.

-Quisiera volver a ver a ese tal Morris no pude quitarle la mirada de su cuerpo desnudo-

Dijo la joven suspirando, Vaggie por su parte se alarmó y sonrojo.

-Millie, no digas esas cosas frente a la princesa-

Millie la miró de manera traviesa.

-No si yo vi clarito como Charlotte le veía el pene a ese Chico, claro lo tenía bastante grande-

Charlotte se cubrió el rostro con ambas manos.

-No digas esas cosas Millie, además fue inevitable ver esa cosa, estaba frente a mi desnudo como su madre lo trajo al mundo-

Millie negó con la cabeza.

-Querida de ¿Qué sirve que tengan nombre? si lo llamas cosa, se llama pene, repite conmigo pe...ne-

Charlotte se ruborizó y no quiso seguir hablando por lo que se hizo la dormida para evitar lo que le dijera Millie.

Millie y Vaggie se fueron a sus respectivos cuartos a descansar, mientras Lilith planeaba con Stolas una fiesta en nombre del cumpleaños del rey donde darían el paso al cuenta cuentos y al músico para que engatusaran a Charlie, la misma se celebraría en dos días, Stolas sería el encargado de invitar a tan distinguidos caballeros. Mientras estos se encontraban planeando minuciosamente su siguiente movida, pero había un problema más Alastor habría puesto sus ojos en la hija de Lucifer.

La carrera por la mano de la princesa comenzaba y ninguno de sus competidores, esperaba que fuese tan pronto

EL REY DE LAS MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora