SALVADOR

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Pronto Alastor marchó a toda velocidad al reino Morningstar, mientras en el castillo del príncipe Claire salía de la habitación donde residiría aquella horrible extraña, algo en todo lo recién acontecido no le agradaba.

La joven cruzo el amplio pasillo hacia la habitación del joven príncipe tocando dos veces la puerta pero no hubo ninguna respuesta por lo que la joven ingreso cuidando que nadie le viera, una vez dentro aspiro el aroma del príncipe, lo adoraba y aún más adoraba la idea de convertirse en su consorte, se miró al espejo de cuerpo completo que se encontraba en la recamara del príncipe imaginándose en ropas de la realeza, como condesa podría aspirar a ser una reina, pero ella era muy ajena a la situación entre el príncipe de Woodstock, por lo que se imaginaba a ella misma una y otra vez al lado del príncipe.

Pronto dejó la habitación para ingresar de nuevo en la otra que ocupaba aquella horrible dama.

-Rossie sabes ¿Dónde está el príncipe? -

La dama negó realmente ignoraba donde estaba ese joven tan rebelde.

-no tengo ni la más mínima idea, ya sabes cómo es se va y nisiquiera me dice a donde va-

Respondió para dejar unos segundos a solas a la dama mientras ayudaba a la princesa, luego de unos minutos ambas salieron y la joven rubia vestía ropa de dormir.

-bien joven Charlotte le ruego que si necesita algo me lo haga saber por esta campanita, no me agradan los gritos eso es para gente vulgar y sin clase-

La joven Claire no perdía detalle al observar lo que permitía ver aquel camisón, la dama poseía una figura agraciada, pero estaba muy segura que jamás opacaría su propio físico, sus hermoso y carnosos labios rosa, su nariz fina y respingada, sus mejillas con ese tono carmín natural y el hermoso color azul de sus ojos, sus hermosos y algodonosos cabellos rubios y su tersa piel.

Mientras en el reino el príncipe buscaba como crear una pequeña distracción, una hermosa joven de cabellos rubios y peinado vikingo ingresaba contoneando sus curvas, la misma dio la señal para que los demás se infiltraran dentro del castillo de manera sigilosa, pronto dieron con los prisioneros, Vaggie se encontraba realmente furiosa con aquel idiota por el que la aprendieron, pero no hizo el más mínimo ruido al descubrir que su intención era liberarlos.

Pronto los guardias se alertaron de la quietud que reinaba en el calabozo, pronto los mismo ingresaron encontrando una nota con una hermosa e impecable caligrafía.

"Estimado rey:

Me temo ninguna de estas personas me ha ayudado y aun asi los has condenado, pero ahora servirán a mí y a mi futura reina, Charlotte le envía muchos saludos suegrito.

Atte: Alastor"

Los guardas aun dudaban si entregar o no aquella casta pues enfadaría más al rey, pronto el rey Alastor guiaba a sus secuaces rumbo a su reino, mientras la nota por fin llegaba a manos del rey.

-montón de inútiles me pueden explicar ¿Cómo es que este imbécil entra en mi pueblo, libera mis prisiones y se marcha burlándose de mí, cuando se supone que tengo guardias capaces de cumplir con una simple vigilancia? –

El rey se encontraba sumamente enfadado al ver como el príncipe del muerto reino del ciervo rojo se mofaba de él y como siempre se salía con la suya sin ser capturado.

- ¿Qué sucede querido? -

Dijo la dama de hermosa cabellera rubia cubriendo su hermoso cuerpo con un abrigo bastante grueso ya que no debía ser vista con su ropa de cama.

-ese miserable estuvo aquí y se llevó a los prisioneros, mientras mis guardias dormían al parecer porque no notaron como ese idiota ingresaba como pedro por su casa-

La reina no pudo evitar reírse de manera quedita aún le parecía graciosa la cara que hacía el rey cuando se enfadaba.

-puede deberías duplicar a los guardias y ser más flexible con los que tienes en vez de explotarlos a cómo puedes querido-

Sabía que su esposa tenía razón tal si hubiesen estado menos cansados la historia hubiere sido distinta.

-lo pensaré querida por lo pronto vuelve a la cama, yo te juré que traería a nuestra hija a como dé lugar. -

Lilith por su parte se había mantenido en luto, llorando a su hija entre fingido y real ya que, si echaba de menos a su hermosa hija, la cual era como un sol radiante iluminando todo con su presencia.

Pronto los jóvenes llegaron a Woodstock, cuando este ingresó con los prisioneros dentro en su castillo, los mismo al igual que Charlotte habían quedado maravillados, la princesa fue quien les recibió los tres bastante alegres al ver que su querida princesa se encontraba con bien.

-Angel, Millie, Vaggie-

Dijo la joven bajando las escaleras corriendo para luego abrazarlos con todo lo que sus fuerzas le permitían.

-así que el bombón que nos salvó te secuestro. -

Charlotte iba a decir algo, pero el príncipe la detuvo.

-supongo que es asi de malo cual suena, pero si la he secuestrado porque planeo desposar a su princesa-

Vagatha frunció el ceño no le agradaba en lo más mínimo lo que acababa de decir aquel idiota que les había rescatado.

-te agradezco los salvaras, estaré dispuesta a desposarte si es lo que deseas-

Dijo cabizbaja la joven, Alastor acarició el rostro de la joven con delicadeza.

-toma esto como un regalo de mi parte, yo no quiero que aceptes mi proposición si no es lo que deseas, pero espero entiendas que tampoco voy a dejarte ir a que corras peligro otra vez, tengo razones para sospechar que tu "prometido" te tenía bajo alguna poción-

Dijo el joven de cabellos rojos, para luego llamar con una campanilla, Niffty bajó lo más rápido que pudo.

-si mi lord-

El mismo hizo un ademán y la dama sonrió observando a los nuevos invitados.

-buenas noches, que alegría conocer nuevos amigos, pero no veo que alguno sea un varón, bien síganme el señor me pidió le acomodase en algunas de las habitaciones vacías. -

Los jóvenes dejaron a sus majestades a solas.

-entonces piensas continuar con tu venganza-

El joven simplemente negó con la cabeza, mientras la condesa observaba con detenimiento todo lo que mencionaba el príncipe mientras su corazón se rompía en mil pedazos asi como sus ilusiones de ser reina se iban al caño.

La misma observó cómo acariciaba su rostro, como ella siempre soñó lo haría con ellas y esa mirada llena de amor solo sería dirigida ante aquella maldita muñeca de porcelana.

Oírlo mencionar que pretendía tomar por esposa a la hija de su jurado enemigo la hizo sentir aun peor.

¿Por qué ella? ¿Qué tenía esa caprichosa privilegiada que ella no? ¿que la hacía tan especial ante los ojos del príncipe?

Juraría hacer lo posible para que aquella unión jamás se realizara, si alguien debía desposar al futuro rey de Woodstock sería ella, quien conocía sus batallas, su dolor más grande, quien había crecido con él bajo una promesa que el príncipe nunca concreto ya que sí él nunca dijo que lo prometería, la maldecía, maldecía el nombre de aquella estúpida rubia que llegaba a arrebatar de sus manos el trono, al príncipe y su amor.

-su majestad-

Llamo con leve enfado la joven condesa.

-Condesa Claire, me alegra mucho ver que estas con bien. -

Las palabras dirigidas a la condesa no le agradaron mucho a la joven princesa ya que ella si amaba ya al príncipe, pero su orgullo no dejaba dar su brazo a torcer.

-quisiera preguntarle por la dama ya que ha llegado a penas esta noche y ya ha logrado que se haga lo que ella desea-

Dijo cruzándose de brazos.

-claro condesa, ella es a la dama que he elegido para ser mi esposa-

EL REY DE LAS MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora