ENCONTRANDO NUEVAS FUERZAS

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Los meses comenzaron a pasar y Alastor se empeñaba en aprender todo lo que Stolas le enseñaba en cuanto a magia se trataba, en menos de una semana había aprendido a controlar su sombra y a crear sebos con ella, mientras Charlotte pasaba lamentándose sobre la muerte de su amado en sus manos, estaba completamente la joven no era ni la sombra de la hermosa princesa que alguna vez fue, pronto el mes del parto llegó la joven se encontraba mirando por la ventana cuando sintió un líquido bajar por sus piernas, levantó la falda del vestido notando que eso no era normal, Loona quien se encontraba cerca auxilió a la reina, llevándola a la habitación.

-princesa por favor no se mueva, traeré a las parteras y avisaré a todos. -

Dijo la joven mientras que corría con velocidad pronto la joven llegó a todos los salones vociferando la llegada del nuevo heredero, pronto se aventuró con uno de los guardas a buscar a una partera en el pueblo, la joven al principio se encontraba completamente tranquila, pronto pasaron algunas horas donde la joven comenzaba a sentir el dolor de sus contracciones, pronto las parteras llegaron acomodando a princesa e indicándole en que momento debía pujar, cada que lo hacía sentía que iba a desfallecer, no quería verlo, tenía temor que la criatura que estaba alojada en su vientre durante aquellos meses se pareciere a Seviathan, pronto las parteras notaron la palidez de la reina, la misma desfalleció a penas él fue traído al mundo, la mayoría de sirvientas y parteras se asustaron cuando la joven reina dejo de responder, prontamente mandaron a llamar al doctor, mientras Loona se llevaba al pequeño para asearlo y vestirlo, el niño era un bebé hermoso, con la piel blanca de su madre, mejillas rojas, nariz respingada, la joven sonreía pues sabía que ese niño no era para nada del rey, sus pequeños y escasos mechones castaño rojizo lo decían, aquella criatura probablemente era de Alastor.

Los doctores entraron con rapidez intentando de hacer volver a la princesa en sí se dieron cuenta claramente que no estaba inerte por sus débiles latidos, pero al parecer el trabajo y esfuerzo fue bastante grande para su delgado cuerpo desnutrido y sin fuerzas, pasaron las horas y el bebé comenzó a llorar pidiendo comida, Loona ingreso a la habitación y se la entregó a una de las nodrizas.

-dudo mucho que nuestra doncella pueda darle de comer-

La joven quien recibió a aquel encanto de pequeño asintió con suavidad de manera positiva, mientras Loona se quedaba a resguardar el sueño de aquella joven, pronto pasaron las horas y la princesa comenzaba a abrir sus hermosos ojos azules.

-oh querida has despertado-

Seviathan recién ingresaba a la habitación, mientras miraba a la dama la cual su belleza había sido mermada por aquella rama seca que había reemplazado a la flor.

-he sido informado que ya mi hijo a nacido, ¿no quieres verlo? -

Sonrió con suficiencia, sabía que la dama en aquella cama no quería parir a sus hijos.

-espero se parezca a mí, por cierto, querida estas cada vez más flaca y desaliñada, no esperes que venga a tomarte a menos que te vuelvas hermosa otra vez. -

La joven no quería ser atractiva para él durante el embarazo pudo descansar de sus visitas y de despertar al lado de aquel miserable cuerpo desnudo.

-si es asi procuraré convertirme en la mujer más fea que puedas haber visto con tal de que no vuelvas a tocarme. –

El joven la miró ofendido mientras llamaba a Loona.

-querida ¿podrías decirle a la nodriza que nos traiga al pequeño bribón? queremos conocerlo-

La joven asintió yendo por la nodriza a los pocos minutos ambas ingresaron a la habitación, Charlotte no quería verlo, no quería sostener a un niño producto del abuso de Seviathan contra su cuerpo, no quería ver al hijo de aquel bastardo, no lo quería, pero todo cambio en ambos cuando Loona lo puso en brazos de su madre, el cabello castaño rojizo lo delató, su nariz y el que se parecía en tanto a él.

-maldición-

En el momento que Seviathan lo observó se tornó agresivo, pero Charlotte no permitió que tocase al niño.

-nisiquiera lo pienses Seviathan, no tocarás a mi hijo-

Dijo cubriéndolo de manera protectora.

-lo mataré, lo mataré por bastardo-

La joven lo cubrió con sus brazos, no iba a permitir le hiciera daño a su preciado bebé.

-mátame primero antes de tocar un solo cabello de mi amado niño, me arrebataste a mi esposo, lo menos que te pido es que me dejes vivir con mi hijo fruto de mi amor con él. -

Seviathan se veía completamente indefenso ante aquella calaverita mujer quien ahora le mostraba una nueva forma de aprovechar la situación.

-bien, está bien haz lo que quieras querida, pero con una condición-

La joven le miró con desconfianza sabía que lo que iba a decir no le convenía en lo más mínimo.

-dejara voluntariamente que te tome, hasta que engendremos a mi hijo, propio de mi sangre, este bastardo no saldrá a la luz, es más nadie debe de saber que vive, diremos que murió días después del parto. -

La joven en vista de aquel pequeño rayo de felicidad que tendría no le importaba resguardarlo a un a costa de su vida, su dignidad y salud.

-lo haré siempre y cuando no le apartes de mí, no lo toques y no lo lastimes-

Seviathan se veía forzado a aceptar, eso quería decir que él no tendría que criar al hijo de aquel malnacido de Alastor, luego de ello el rey la dejó en su habitación con aquel hijo al que ella amaría más que nada.

-ahora déjame ponerte un nombre. -

Sonrió con suavidad al pensar en el nombre perfecto para ese pequeño y dulce ser.

-tu nombre será Alessandro, con ese nombre conocí a tu padre y me encargaré siempre de contarte muchas cosas sobre él. -

Dijo besando la frente de aquel pequeño que estaba entre sus brazos, su corazón latió con la calidez del amor que sentía a un por su difunto amor, su difunto rey.

-príncipe Alessandro-

Pronto Hellsa notó el semblante del su hermano por lo que corrió hacia él.

- ¿Qué sucedió querido hermano? -

El mismo le miró con enfado y se acercó a ella con furia.

-te lo diré, pero el día que se lo comentes a alguien más te cortaré la cabeza, ni mis padres deben saberlo, el hijo que pario esa ramera era de Alastor. -

La joven se sorprendió ante lo dicho por su hermano.

-supongo habrás matado al engendro entonces, ya que sería una vergüenza para nuestra familia que criases al hijo de otro hombre. -

Seviathan negó con la cabeza ya que claramente tenía otro plan.

-no, pero me aprovecharé de ello para que su madre se entregue a mi voluntariamente por el bien de ese maldito engendro-

Dijo el joven bastante molesto ante lo que ahora le surgiría.

-entonces la obligaras a abrir las piernas, pero si eso ya lo hacer con el anillo. -

El joven negó, para él no era lo mismo que verla someterse por voluntad propia.

-no es lo mismo, pero no puedo pedirte que lo comprendas querida, eres una mujer-

La misma se enfadó ya que siempre se había visto minorizado por su hermano al ser mujer y no tener mucho derecho sobre sus acciones.

-lo que digas, solo apresúrate a cumplir tu capricho con esa zorra. -

Pronto Charlotte observó al niño dormir tranquilamente una paz dentro de su corazón ahora se quedaba al ver aquel hermoso bebé al que amaba durmiendo tan tranquila y placenteramente.

-mi pequeño rayo de sol, no dejare que te hagan daño. -

Pronto la joven lo arropo y se puso de pie para ver la luz de la luna esa noche añorando a su amado una vez más.

- ¿Cómo podré pedirte perdón si ya no estás conmigo mi amor? -

Dijo rompiendo en llanto una vez más ya que se sentía aun culpable por la presunta muerte de Alastor en sus manos.

EL REY DE LAS MENTIRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora