Capítulo 38

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Paris - The Chainsmokers

Alice

Tenemos que hablar de algo serio.

Asher usa un tono preocupado, mientras que Cristal está a su lado algo distraída.

—¿De qué? ¿Pasó algo?

Es Tyler, él está mal y creo que lo sabe. —Habla Cristal —

—¿Qué sabe qué?

Lo que desencadenó tu partida.

Alice, debes venir a hablar con él y también necesitas verlo, deben aclarar las cosas.

Aparto la mirada por las palabras de los dos.

—No me siento lista para volver a verlo, supongo que nunca lo estaré y no sé...

Todo estuvo mal desde el momento en el que terminaron, no solo por el corazón roto, también por como se trataron ese día. Deben aclarar las cosas, al menos para que ambos tengan paz.

—Cristal, no me presiones. Primero quiero estar bien de toda la mierda que me rodea porque no puedo aclarar nada con él hasta que esté bien.

Al menos dinos donde estás, solamente sabemos que estás vivas porque nos hablas unas veces. Podremos ayudarte...

—No quiero. —Interrumpo a Asher —Solo quiero estar sola, hacerme a un lado y ya. Mañana de seguro estoy por allá porque no pude pedir más tiempo aquí. Además, si les digo son capaces de venir a buscarme.

Ambos ponen los ojos en blanco, ya que tengo razón con lo último.

—Cuídense y cuídenlo. Los quiero, adiós.

Hasta luego.—Hablan al mismo tiempo —

Al terminar la llamada salgo al balcón que hay en el segundo piso. La brisa me da en toda la cara y Luna se acuesta, admirando la vista junto conmigo.

Compré esta casa unos días antes de irme. Tiene un estilo rústico, las paredes son de un color beige y lo que es las columnas de madera o simulando, son de un café claro. En el piso de abajo está la cocina, la sala y un mini comedor. Donde estoy yo hay cuatro habitaciones y cada una con su baño propio. Lo que más me gusta es la hamaca que está abajo y Luna está de acuerdo conmigo en eso.

Pasamos la mayor parte del tiempo acostadas ahí, sin hacer nada, escuchando lo que nos rodea. En estos momentos disfruto un poco de la soledad.

Cristal sabe que estoy en una playa, pero no en cuál. Sabe que soy capaz de ir a una playa de cualquier otro país, en estos momentos agradezco tener dinero.

La Doctora Brown sigue en contacto conmigo, obviamente. Me estoy empezando a sentir un poco mejor, pero no es suficiente.

Soy sacada de mis pensamientos cuando Luna jala de mi vestido playero, dejo que me guíe y terminamos en la parte de afuera, en la arena. Con sus patas me lanza un poco de arena y se pone a juguetear cerca de la orilla del mar.

Así hemos pasado casi dos semanas. Sé que dije que nada más estaría tres días, pero no quería volver tan pronto.

He estado pendiente de mi trabajo para compensar un poco mi demora, aunque ya es hora de volver.

Después de un rato me quedo mirando a un punto fijo hasta que cae la noche y termino de hacer la última maleta.

Unas horas después un auto se estaciona frente a la casa.

Inesperada Melodía ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora