Capítulo 44

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Alice

Al abrir la puerta para recibir a Dylan me llevo la sorpresa de que Amelia está junto con una chica bajita de cabello castaño oscuro.

—Hola, pasen. —Sonrío —

Dylan deja un beso en mi mejilla para luego ir por un poco de agua.

—Alice, ella es Bethany.

Amelia me dijo que quería traer a alguien más, es una chica con la que está saliendo.

—Un gusto.

—Puedes llamarme Beth, mi nombre completo es algo largo.

No me jodas.

Es esa voz.

Es esa Beth.

—De acuerdo, es genial que hayas venido.

—Aunque por poco no lo hago, apenas salí de vacaciones y solo quería estar en mi cama, pero Amelia me convenció.

—¿En qué trabajas?

—Soy enfermera.

Maldito mundo de mierda. ¿Cómo se le ocurre poner en mi casa a una chica por la cual me sentí insegura?

Es divertido ver toda tu vida.

—Eso es maravilloso y pueden ir siguiendo al patio donde ya hay bebidas, también están los demás.

¿Sonó descortés? No lo sé, es como si me hubiera quedado en blanco. Ella no me hizo nada y no es como que me caiga mal, no la conozco. El asunto es que no puedo digerir el hecho de que me haya puesto insegura por su voz y por puras teorías mías.

Ellas dos van con el resto, mientras me dirijo a la cocina y veo a Dylan, inquieto.

Me sereno un poco antes de hablar con él.

—Déjame adivinar ¿Tienes nervios?

Para de mordisquearse la uña al darse cuenta de mi presencia.

Tomo asiento en el taburete de a su lado.

—No se me da muy bien el hecho de presentarme a un grupo de personas.

—Pues te ayudaré en eso esta noche.

—Gracias.

—No tienes por qué hacerlo.

—¿Te sucede algo?

—¿Recuerdas que una vez te hablé de Tyler?

—Sí, es tu ex más reciente.

—Pues la chica que vino con Amelia es alguien de la que tuve inseguridad. —Admito —

Él frunce el ceño para luego buscarla con la mirada.

—Al menos disimula un poco. —Sonrío —

—Es que quería verla bien, pero bueno. ¿Te molesta que ella esté aquí?

—No, solo es que es raro darte cuenta de que tus inseguridades eran estúpidas y más es cuando piensas en lo ridículo que sonaban esos pensamientos.

—¿Los vistes en algo sospechoso?

—No, en realidad la vengo a conocer ahora en persona... nada más había escuchado su voz esa vez. No quiero sentir más eso.

—En lo personal, me considero un asco para dar consejos, pero sé que las inseguridades son ridículas y cuando ya eres consiente de eso, además de querer cambiar el hecho de esa inseguridad de una buena manera es algo bueno o al menos eso creo.

Inesperada Melodía ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora