Capítulo 45

102 5 0
                                    

Oficialmente, me separé de Tyler hace un año ¿lo irónico? Que estoy en Milán para dar un concierto en una hora.

—¿Qué tal?

—Genial, no es como que esté en el mismo espacio de tierra que mi ex o que estemos consiente de que nos podemos encontrar porque tenemos como un maldito hilo que nos hace encontrar cada vez que estamos cerca.

—Alice, uno de estos días te vas a olvidar como hablar sin sarcasmo. —Mateo alza una ceja —

—No es algo que lamento.

—¿Quieres jugar?

Señala la mesa de ping-pong que está frente nuestro.

—Te voy a ganar.

Mientras jugamos los nervios se me bajan un poco.

Mi hermana también está con nosotros, pero no dice nada porque está resolviendo unas cosas de su trabajo.

Ella se ofreció a venir para hacerme compañía en todo momento, además, de que casi no la he visto en estos meses.

Comenzamos a jugar, Mateo se pone un poco intenso en movimientos y por eso mismo le gano los once puntos, aunque no lo hizo tan mal.

—Eres una tramposa.

—¿Qué? Por supuesto que no.

—Hiciste hechicería y tocabas la mesa para que pierda.

Sigue refunfuñando hasta que los organizadores nos avisan que pronto será mi entrada.

—No te deseo suerte porque no la necesitas. ¿Quieres que te ayude en algo?

—No, gracias.

Alaia deja un sonoro beso en mi mejilla antes de retirarse a la zona VIP.

Mateo retoca lo que es el maquillaje, hago calentamientos de voz junto con mi coach, me toman unas fotos antes de subir y hacemos una barra para subirnos el ánimo.

Un cosquilleo me recorre en todo el cuerpo, es distinto a lo que había sentido antes de subirme a un escenario y tampoco es como los que sentía cada que Tyler estaba cerca.

—Suerte.

Mateo me abraza con fuerza antes de que la plataforma se eleve.

—Gracias.

Siento un vacío en el estómago y un pequeño dolor de cabeza se hace presente, pero se va a los segundos.

Tomo varias bocanadas de aire en el proceso y cuando las luces de los reflectores están sobre mí empiezo a cantar.

Todos están gritando tan fuerte que me cuesta escuchar mi voz del auricular para guiarme en ciertas partes de las canciones.

Bajo por la rampa del escenario con cuidado de no caerme. Algunas personas se estiran lo más que pueden para tocarme, para ayudar con eso paso chocando los cinco con algunos hasta que llego al final.

Muestro mi mejor sonrisa, aunque ahora mismo solo quiera salir corriendo por los nervios. Siento que el ojo me tiembla un poco a lo que me doy cuenta de que en este silencio tengo que bailar la coreografía, lo hago con delicadeza y repasando cada paso en mi cabeza, me alivio al ver que hice todo bien.

El cosquilleo se incrementa mucho más después de eso y la mano me tiembla un poco.

Al terminar la primera canción me permito soltar un ligero suspiro y se me escapa una sonrisa al escuchar la gente aplaudiendo.

El juego de luces se hace presente junto con unas chispas que salen del borde del escenario.

Camino con algo de elegancia por la rampa para cantar la siguiente canción.

Inesperada Melodía ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora