Capítulo 7

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Sus oscuros ojos fueron directamente a mi dirección cuando escuchó la puerta del auto cerrarse. Le sonreí para no delatarme, pero lo cierto era que estaba totalmente perdida en sus acciones. Agitaba su remera de manera veloz para que un poco de aire entrara en su torso, y sacudía su cabeza ordenando un poco su pelo que estaba mojado debido al sudor. La imagen perfecta para mí, algo que, aunque me lo propusiera no podría dejar de ver.

Pero de pronto Jungkook se encargó de tapar por completo mi campo de visión, y aunque mis intenciones fueron regalarle un par de insultos, me arrepentí en el acto, cuando sentí que despegaba las bolsas de mi mano para llevarlas dentro.

—¿Cómo estuvo su día de chicas? —Preguntó mi hermano apoyándose en el borde de la ventana, y respondí un bien sin nada de emoción. Me senté en el suelo de madera totalmente agotada, y bebí un poco de limonada que le arrebaté a Yoongi.

Si, después de recibir el sermón más largo de mi vida volvimos a casa, y debo aclarar, que mi opinión no importo demasiado, porque las prendas las compraron igual, alegando, que tanto mi forma de pensar y mi guardarropa si o si debían cambiar; y según ese par, este era un paso fundamental para que eso ocurriera.
Y me resigné, aunque seguía pareciéndome una idea terrible.

—Jin vas a morirte cuando veas la ropa nueva de tu hermana —Gia habló mostrando su gran entusiasmo, y yo asentí. Literalmente, él iba a morirse.

—¡Trajimos pastelillos, vengan a comer! —La tía Hann se asomó a la puerta invitándonos a pasar. Detuve mi paso cuando escuché a alguien decir mi nombre y voltee encontrándome con Tae.

—Hey ¿qué te trae por aquí? —saludé mientras abría la cerca de madera, y él levantó unos apuntes como respuesta—.Oh, TaeTae muchas gracias ¿Dónde los encontraste? —Lo abrace mostrándole mi agradecimiento y él rio de forma suave y encantadora aceptando el gesto.

—Lo dejaste en las gradas —comentó— fui a inscribirme al equipo de baloncesto y ahí los vi.

—¿Te anotaste al equipo? —Interrogué con asombro, pero una reconocida voz no le dejó contestar.

—Hyen dile a tu amigo que entre, la merienda esta lista. —La tía Hann nos miraba con completa curiosidad desde la puerta. Lo observé para confirmar su respuesta y él asintió. Tomé su mano entonces, y sin poner ningún tipo de resistencia él se dejó guiar.

Tae hizo una reverencia cuando tuvo a mi tía en frente, y ella lo escaneo por completo consiguiendo incomodarlo un poco.

—Pero que jovencito más apuesto —halagó, y lo invitó a sentar sin quitarle los ojos de encima.
Debo admitir que su comportamiento no era el habitual, no podía saber exactamente qué cosas pasaban por su mente, pero la conocía lo suficiente como para al menos sospechar, que algo traía entre manos— ¿Cuál es tu nombre? —quiere saber—, nunca te he visto antes.

—Kim Tae Hyung —se presentó inclinando su cabeza una vez más—, soy compañero de Hyen en la universidad, —explicó— Soy de Daegu, pero me he mudado a Seul para poder estudiar.

—Oh entiendo, debió ser difícil para ti. Como sea, esta es tu casa, y puedes venir cuantas veces quieras —expresó— ya ya, sírvete por favor, prueba esos de fresa, son deliciosos...

Era sábado de películas en la casa de los Kim, así lo había decretado Gia

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Era sábado de películas en la casa de los Kim, así lo había decretado Gia. Según ella, había que aprovechar que mi hermano haya decidido al fin salir con amigos. La tía Hann tenía una cena con ex compañeras así que, la casa era toda nuestra.

A decir verdad, la idea no me agradaba del todo, y es que, de solo pensar que Yoongi traería a Gaeul, el entusiasmo se esfumaba de manera inmediata. Y no me malentiendan, no es que yo odiara a la rubia, al contrario, ella era una persona extraordinaria, pero con su presencia relucía una parte de mí de la que no estaba orgullosa. Para ser más específica, la envidia era la que me dominaba y realmente detestaba sentir aquello.

Tae aceptó quedarse, nos ayudó a preparar pizzas, y otros bocadillos, sorprendiéndonos con su gran habilidad culinaria. Él era todo un experto en el área.

La bocina sonó como era de costumbre y miré por la ventana, Vi primero bajar a Yoongi, y luego Gaeul siguió sus pasos. Di un suspiro pesado y practiqué mi mejor sonrisa antes de abrir la puerta.

La función había comenzado...

Insidious 2 no era tan buena como me lo esperaba, supongo que no fuí la única que lo había notado, pues Jungkook ya llevaba dormido un buen rato, y por lo que veo Tae iba a ser el siguiente en acompañarlo.

Aburrida me levanté del asiento y caminé hacia el porche para tomar un poco de aire. La noche no estaba tan fría y el cielo estaba completamente estrellado. Me apoyé en el barandal para estirar un poco mis piernas, y una mano en mi cintura captó por completo mi atención.

—Esa película es una mierda —comentó Yoongi ubicándose a mi lado. Giré mi cabeza para mirarlo, y sonreí cuando lo escuché gruñir por lo bajo.

—No puedo saberlo —dije sin darle demasiada importancia—, los ronquidos de Jungkook no me dejaron escuchar nada.

—Nunca te di las gracias —habló de pronto, y me estremecí cuando entendí a donde iba a llevarnos esta charla—, tú sabes, yo siempre he amado a Gaeul. No sé si podrás entenderme, es decir, nunca te he visto enamorada.

Cerré mis ojos con fuerza, sintiendo como moría de forma lenta con cada una de sus palabras.

—No tienes que agradecerme nada Yoongi. Yo soy... tu amiga.

Y de la nada, como si Dios se hubiese acordado de mi existencia y se hubiese apiadado de mí, Taehyung hizo acto de presencia.

—¿Estas bien? —Preguntó, interrumpiendo la plática, pero no podía estar más agradecida, él fue la excusa perfecta para escapar de ese infierno.
Vi a yoongi hacer una mueca de disgusto, y sin decir más nada lo pasó de largo, entrando nuevamente a la sala.
Nunca entendí el porqué, pero conocía a Yoongi lo suficiente como para darme cuenta de que Tae no le agradaba en absoluto.

—Si, solo vine a tomar un poco de aire —lo miré como invitándolo a mi lado y él se acercó despacio entregándome una lata de refresco—. Gracias.

—Siento interrumpir —dijo un poco apenado y negué con mis manos. La charla no pudo durar tanto, el auto de Hoseok se estaciono de golpe y luego de unos minutos vi bajar a mi hermano en condiciones deplorables. Su ropa estaba desarreglada y su cabello despeinado, sus mejillas estaban rojas, y juraría que su risa limpia parabrisas, se escuchaba en toda la cuadra.

No puede ser

—¿Qué le hicieron? —reclamé a su amigo Namjoon, quien intentaba sujetarlo y me regaló una sonrisa encantadora para aplacarme.

—Tranquila —se defendió—, tomó una copita de más, pero estará como nuevo mañana. ¿Oye niño podrías ayudarme un poco? —Pidió a Taehyung y este lo ayudó a cargarlo sin pensarlo demasiado.

Mis amigos salieron afuera debido al escándalo, y rodé mis ojos cuando escuché la risa de Jungkook a mis espaldas. Parecía un poco divertido.

—¡Diablos hyung, porque no me invitaste!

—Jungkook cállate —sentencie— ayúdalo a subir, iré a preparar café.

Y así terminaba la noche de películas...

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