My Wish ✅

Capitulo 29

A pesar de que moría de ganas de abrazarlo, me obligué a no hacerlo. No di ni un solo paso hacia delante y él tampoco avanzó. Solo me miró con una mezcla de incredulidad y devoción, o quizás era asombro, no lo sé en realidad. 

Tampoco pude saber por cuantos segundos contuve mi respiración, pero solté el aire con fuerza cuando escuché el carraspeo de Gia, quien todavía se encontraba aquí, aunque ahora detrás de mí. 

Ambos giramos dándonos cuenta de su presencia, y mi amiga chasqueo su lengua mientras movía el líquido en su vaso. 

—Bueno, creo que vengo sobrando aquí —comentó, dando un sorbo a su bebida— mejor me voy, aún no veo doble, así que es una buena señal. Puedo resistir tres vasitos más. —Hizo un ligero movimiento con sus manos despidiéndose de nosotros, y luego su figura desapareció de mi vista. 

Mis nervios comenzaron a florecer, no quería que se vaya, no quería estar aquí. El temblor de mis manos podía delatarme en cualquier momento, y la fortaleza con la que me atreví a mirarlo estaba a punto de desvanecer. 

—Hyen —Yoongi susurró, y fui capaz de detectar un poco de temor en su voz. Bajé mi cabeza clavando mi mirada a mis pies, y sentí sus dedos quemarme cuando tomó mi rostro, pidiéndome que lo mire. Una sonrisa tímida y llena de nostalgia me dedicó y me estremecí odiando en el acto dicha reacción. ¿Por qué no podía tener el control absoluto de mi cuerpo y mi mente? —Yo neces... 

Sus palabras quedaron suspendidas en el aire, y su sonrisa desapareció. Lo miré con confusión, hasta que sentí las manos del rubio aferrarse a mi brazo. Me entregó un vaso con cerveza, e ignorando completamente al chico que estaba parado frente a mí, me arrastró hacia el jardín. 

Michell solo quería bailar y divertirse, y aunque no era consciente aún de la ayudita que acaba de darme, yo mentalmente le agradecí, porque estaba convencida de que nada bueno podía salir de una charla con Min Yoongi. No, porque pensé que estaba lista para enfrentarlo, pero mi seguridad se fue al mismísimo demonio cuando lo vi, porque aunque me cueste asumirlo, todavía lo amaba y me odiaba por eso. 

Y en la pista de baile improvisada no me limite, baile como nunca, reí aun estando rota por dentro, y bebí implorando en cada trago que mis penas se ahogaran de una buena vez. Pero él no me lo haría fácil, claro que no. Sus ojos me buscaban con insistencia, como si quisiera hacerme saber a través de ellos, que él conocía mi verdad, que yo había fracasado en mi patético intento por olvidar, y que no iba a poder librarme con facilidad de este castigo, que llevaba su nombre. 

—Te noto tensa ¿estas bien? —Michell preguntó 

—No lo estoy. Él... él está aquí —avisé en voz baja, y el rubio bajó un poco su cabeza para escucharme mejor. 

—¿Quien? —Sus ojos comenzaron a barrer el lugar sin una pisca de disimulo, y un pellizco recibió de mi parte— ¿Min Yoongi? ¿Él está aquí? —Preguntó en un susurro, muy cerca de mi oído y asentí— Muéstramelo, quiero conocerlo —pidió con mucha curiosidad.