Capitulo 24

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Necesitaba respuestas claras, pero él no pudo dármelas, porque después de decir aquello sus ojos se cerraron quedando así completamente dormido. 

No quería ilusionarme, tenia miedo, mucho miedo en realidad. Pero aunque traté de evitarlo, la esperanza y la ilusión siempre estaban ahí, latentes y dispuestas a amenazarme. 

En la noche no pude dormir ni siquiera dos horas seguidas, estaba confundida, emocionada y con mucho temor también. Me levanté del sofá luego de confirmar que el sueño no llegaría a mí, y comencé a buscar ingredientes en la nevera para preparar una sopa, que seguramente él iba a necesitar dentro de unas horas. 

Pase el resto de la madrugada jugando con mi celular, hasta que la luz del sol entró por el ventanal. Decidí entonces ir a preparar un desayuno para mí. Supongo que el olor o el ruido lo hizo despertar, porque cuando me di la vuelta para preparar la mesa, él ya estaba sentado detrás del desayunador. Apretaba su cabeza con fuerza, mientras cerraba sus ojos ya que aún no se acostumbraban a la luz. 

—¿Que haces aquí? —preguntó tranquilo, aceptando gustoso el plato de sopa que le entregaba.

—¿Tu que crees? —Se encogió de hombros y yo suspire. Me miró esperando una explicación y sonrió cuando le di una pastilla para el dolor de cabeza, que estaba segura, tenía en estos momentos—. Anoche tuve que ir a buscarte a un bar. ¿Cómo puedes beber de esa forma he?

Y luego de mi reprimenda, algo que en verdad no me esperaba, salió de su boca. 

—Gaeul me dejó. 

¿Debía alegrarme por eso? No, claro que no... 

—¿Que? ¿Por qué? —Quise saber, y vi como dejaba su cuchara a un lado antes de volver a mirarme. 

—Ella dice que estoy enamorado de ti —dio una fuerte carcajada, que lastimo cada partícula de mi ser—, ¿no crees que es ridículo? —Continuó—, yo jamás podría enamorarme de ti... 

Y me rompí, esto en serio dolía demasiado. De nuevo caía a la realidad, y las esperanzas casi con humillación volvían a esconderse en mi interior. Porque podía entender, que no sintiera lo mismo que yo, pero que lo diga de esa forma tan despectiva y cruel, solo me hacía pensar que yo era para él, un insignificante pedazo de mierda, que no merecía ni siquiera una migaja de su amor. Sonreí con debilidad mientras bajaba mi cabeza. La vergüenza me llenó por completo y la amargura también. 

—Si, es algo ridículo —contesté, y mi voz salió más dolida de cómo lo hubiese querido. Creo que lo notó, porque en seguida trató de acercarse, pero lo esquivé, llevando mi plato al fregadero. 

—Hyen, lo siento yo no quise, no fue... 

—No te preocupes Yoongi —Interrumpí— Yo, ya lo entendí. 

Recogí mis cosas, mientras lo escuchaba maldecir y dejé un beso en su mejilla antes de abandonar el apartamento. 

 

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