Capitulo 20

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La lucha interna fue constate durante algunos días. Mis emociones se debatían, entre lo que me convenía, y entre lo que realmente quería hacer. Pero como yo era una masoquista empedernida, ya me encontraba guardando mi ropa en el bolso. Si, porque sencillamente había optado por escuchar a mi corazón; Mañana era el día más importante para Yoongi, y yo debía estar con él, yo quería estar con él. Porque lo amaba por encima de todo, y porque ya había roto una promesa hace un tiempo, así que me negaba a romper otra más. 

Dejé una nota en mi cama, tomé el bolso ya armado que estaba sobre el escritorio, y apagué la luz antes de abandonar mi habitación. 

El taxi me dejó frente a la estación, solo quedaban cuatro minutos para que el tren saliera, así que empecé a correr. Con la respiración hecha un desastre, con mis piernas adoloridas y con las mejillas rojas finalmente llegué. Subí y caminé despacio por el estrecho pasillo, buscando entre la gente a la persona que hace tiempo, hacia latir con fuerza a mi corazón. Y lo encontré. Su cabeza apoyada sobre el cristal, con sus ojos cerrados y con una lagrima brillando en su mejilla. Me acerqué a él y me acomodé a su lado, tomé su mano, aunque eso me dañara sobremanera y le sonreí sin fuerza cuando vi su mirada sobre mí. 

—Hyen —susurró apretando mi mano, como intentando convencerse de yo era real, y que en verdad estaba ahí— Yo pensé que... 

—Estoy aquí —dije sin dejar de mirarlo. Porque como todos los años, en este día, él volvía a ser ese niño de nueve años, desprotegido, vulnerable y lleno de dolor— Trata de dormir. —Asintió de manera suave y sin soltar mi mano volvió a su posición inicial. Y yo me quedé allí, admirando su perfil, inmóvil en mi lugar y en completo silencio velando su sueño. 

El sol comenzaba a mostrarse, las 5:42 AM mostraba mi celular. El tren se detuvo después de casi tres horas, y muchos comenzaban a descender. Los ojos de Yoongi se abrieron cuando sintió que me separaba de él. Dió un bostezo ligero y se levantó luego de comprender, que habíamos llegado a su ciudad natal. 

—Hola Daegu —saludó bajando del tren, estirando sus brazos, mientras aspiraba aquel aroma que lo había visto crecer. 

—Vamos a desayunar. Muero de hambre, anoche no cené —Pedí, y él sonrió luego de quitarme el bolso de las manos. 

—Andando —dijo y comenzamos a caminar.

Sali de la ducha y me comencé a vestir

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Sali de la ducha y me comencé a vestir. Traté de hacerlo en el menor tiempo posible, la calefacción estaba averiada y literalmente me estaba congelando en esta habitación. Pero no podía esperar gran cosa, el precio de este hotel era muy bajo y bueno, ahora entendía la razón. Cepillaba mis dientes cuando escuché unos golpes en mi puerta. 

—Voy —hablé como pude y terminé de enjuagar. Cogí luego mi abrigo que estaba sobre la cama y abrí. 

—¿Estas lista? —preguntó Yoongi y asentí. Cerré la puerta con llave y los dos bajamos a la entrada, saliendo luego de aquel hotel. 

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