THE PERFECT PLACE ⭞OH SEHUN✓

14

Caminé hacia la mesa, donde me esperaban mis amigas.

—Ya no nos vemos mucho Hana, desde que tienes novio, nos olvidaste.— Me reprochó chaewoo, reí por la cara que hizo, parecía que estaba a punto de llorar.

—Sehun no es mi novio.—Simule estar molesta, aunque era verdad, no nos veíamos tanto, al menos no como antes y aunque me pese admitirlo, si he pasado demasiado tiempo con Sehun, tal vez más de lo necesario.

—¿Quién menciono a Sehun?— Sonrió Soomin, me miró con su típica mirada de 'se que estás ocultando algo'. Di por hecho que estaba hablando de Sehun. Literalmente mi círculo social no incluye muchos hombres, y con quién soy más cercana, es con él.

—¡No me mires así!— Me termine exaltando, no dejaba de mirarme de esa forma. Me saco la lengua y empezó a reír, rode los ojos.

—Deberíamos hacer una pijamada. —Dijo chae, pareció ignorarnos, la idea de una pijamada no me molestaba, hace ya bastante tiempo no teníamos una. Recordé que mi madre iba a tener turno nocturno.

—Puede ser en mi casa, mi mamá no estará hoy por la noche.

Ambas aceptaron, le envié un mensaje de texto a Sehun, diciendo que no era necesario que me llevara a casa.

El recorrido que hicimos fue bastante divertido, entre bromas y risas, me di cuenta lo mucho que extrañaba pasar el rato con mis amigas.

—Solo sacaré las llaves de mi mochila para entrar.— Busque en mi mochila, rebusque y nada, rápidamente supe que no era mi mochila.

—Mierda.—Susurre, más que nada para mí misma.

—¿Que pasó?—Soomin me volteó a ver, con solo ver mi cara sabía que algo malo ocurría.

—E-Esta no es mi mochila.—Seguia revisando, esperando poder equivocarme.

—¿Cómo que no es tuya? Entonces, ¿De quien es?

Saque bastantes cosas, una libreta llena de penes, goma de mascar, audífonos, crema humectante para labios y una nota donde estaba escrito mi número de teléfono.

—De Sehun. —Simule que no me alteraba para nada el nombre de a quien le pertenecía la mochila.— Debimos haberla intercambiado en clase, además ambas son negras.

Soomin me miró con los ojos entrecerrados.
Suspire, vamos Hana cuenta hasta diez.

—¿Que harás ahora?—Chaewoo interrumpió mis pensamientos.

—Deberia llamar a Sehun.— Hice una pausa, busque mi teléfono en uno de mis bolsillos, realmente no se porque lo estaba pensando tanto,  era la única opción que tenía.

Acerque el teléfono a mi oído, por favor Sehun responde. Paso un tiempo cortamente largo, sentí que ya no iba a contestar.

—¿Hana? Que pasó, verás estoy ocupado en este momento... —Me sentí mal, él estaba en sus asuntos.

—Sere rápida, te lo prometo, tengo tu mochila conmigo, tú ¿No tendrás la mía? No quiero molestarte, pero necesito las llaves de mi casa..

Escuché un suspiro proveniente de la otra línea.

—Yo... Haré lo que pueda, en un rato te llamó.— Colgó la llamada.

—Él, no específico nada. Dijo que estaba ocupado.

Hubo un silencio.

—Tal vez, deberíamos ir a mi casa.— Dijo Chaewoo.

~~

Sehun

Revise el reloj por tercera vez en el cuarto de hora, se supone que estarían aquí, no es la primera vez que terminaría decepcionado, pero en serio pensé que no me dejarían así.

Estaba sentado en esa mesa para tres desde hace ya más de media hora, él dijo que estaría aquí, ellos lo prometieron. Creo que debería irme. Es estúpido seguir con esperanza en este punto.

—¡Aquí estoy!— Mi padre venía a paso apresurado desde la entrada, mi madre venía unos pasos atrás de él con los brazos cruzados.

—Lamentamos llegar tarde, ¿Te hicimos esperar mucho? —Sonrei al ver cómo ambos se sentaban en la mesa, podría contar con los dedos las veces en que compartimos mesa. —No, en realidad, llegué hace poco.

—¿Cómo te va en la escuela hijo?—Mi madre por fin hablo. Sentí un nudo en mi garganta que me obligue a tragar, ¿Que iba a decir?

—Bastante bien.— Mentí.

Me sentí bien, mi madre preocupándose por mí o por mis notas me hacía sentir bien, ignoraba el hecho de que la mayor parte del tiempo yo no importaba; los momentos como estos me hacían sentir querido, deseaba que mi vida fuera así siempre.

—¿Están listos para ordenar?

El mesero se acercó a nosotros, mi padre que llevaba viendo la carta un rato.

—Uh si, yo quiero; la pasta de crema de champiñones.— Dije apuntando el platillo, el mesero lo anotaba en su pequeña libreta.

—Para mi, sería kimbap, y para la dama sería bulgogi. —Mi padre tomo la mano de mi madre por encima de la mesa, el mesero se fue rápidamente. Por un instante me sentí feliz, felicidad que duro muy poco.

Mi madre alejo su mano en un movimiento frío. —¿Por qué razón pediste, tú mi comida? Que acaso ya no tengo libertad.

—No fue eso, cariño, es tu favorito, supuse que eso querías. Si te molesto, lo lamento.

—¡Pues te equivocas! Y no te atrevas a decirme cariño. No te importe lo suficiente todas esas noches ¿O me equivoco?

—¡Otra vez con lo mismo! Ya te había pedido perdón por eso, intentaba solucionar lo que pasaba entre nosotros, pero contigo no se puede.

—¿Entonces el problema soy yo?

Mi madre empezó a reír sarcásticamente, por qué soy tan imbécil, realmente creí que podríamos comer en paz.

—¡Ya basta! ¿No pueden comer tranquilamente? Les pedí una comida tranquila, solo una, ¿Es mucho pedir? —Senti mi teléfono vibrar, era Hana, pensé en no contestar por un momento.

—Lo lamento, hijo, Podemos quedarnos, si es lo que quieres. —Mi madre hablaba, era fácil notar que aunque lo fingiera ya no podía convivir en paz con mi padre.

—Tengo el tiempo contado, en un rato tengo una reunión importante.

Mi teléfono en mi mano seguía vibrando, decidí contestarlo rápidamente, lo que sea que fuera podía resolverlo rápido. Hana prácticamente me  dijo que habíamos intercambiado mochilas, cuando termine la llamada; mi vista pasaba del teléfono a mis padres, supe que esto ya no valia la pena.

—Yo... Solo olvidenlo. —Tomé la mochila que tenía al lado y salí de ahí lo más rápido que pude.

A unos pasos de ellos, volví a llamar a Hana.