Capítulo 23

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POV: Anastasia Steele

Estados Unidos Seattle, 5:30 AM, Miércoles

La nueva pareja nos queda viendo con cierta intensidad. Nos estudian de pies a cabeza para ver si somos perfectos para ser parte de su familia. Susana y Jhoana se hacen cada vez más pequeña, se cómo se sienten, ya pasé por eso.

No me llevarán a mi, al final del día seremos solo dos niñas en esta pequeña habitación. Ellos se van dejando su empalagosa fragancia en el aire. Susana y Jhoana no paran de abrazarse mientras que sollozan con fuerza.

Abri la puerta con cuidado de no hacer ningún tipo de ruido. En puntillas me fui acercando hasta la sala donde se encontraban ambas parejas tomando café. En el momento que las tazas queden vacía de sus bocas saldrá el nombre de la niña elegida.

_¿Les gustó una en especial? - pregunta el señor de la casa, tres años viviendo aquí y nunca supe sus nombres.

_Si - dice la mujer con nariz respingona.

_¿Y cual es? - mis manos comenzaron a sudar un poco.

_La castaña de ojos azules - por un momento deje de respirar - ¿Como es que se llama?.

_¿Anastasia? - preguntaron con sorpresa.

_Si ella, se ve que es encantadora y también que es inteligente - mis ojitos comenzaron a picar. No me quiero ir a ningún lado.

Me quedo viendo la puerta que da hacia el patio. Desde donde estoy logro ver qué está entreabierta. Muerdo con fuerza el interior de mis mejillas, ¿Que va hacer una niña de 8 años en las frías calles de Detroit?. Me fui acercando poco a poco, por la pequeña ranura pude sentir el frío de la noche.

3 años sin saber nada de mis padres, 3 años viviendo con el miedo de ser comprada, 3 años extrañando con locura mi hogar, 3 años desde que una gran desgracia destruyó mi vida. Era ahora o nunca, si escapaba ya no había vuelta atrás y si me quedaba también.

Sin darme cuenta mis piernas se comenzaron a mover con rapidez. Las calles están a oscuras, los perros ladraban con fuerza, pude llegar a escuchar como uno tensaba su cadena para ver si podía acercarse. Los gritos no me detuvieron solo seguía corriendo a pesar que mis pulmones estaba prendidos en fuego.

Estaba cansada y sin aire pero no me detuve hasta que llegue a un lugar lleno de personas que caminaban de un lado a otro, unos ignorandome y otros viéndome con cara de asco. Mi tripa comienza a gruñir, no fui lo suficientemente inteligente para agarrar almeno un pedazo de pan duro.

Me lancé con fuerza contra el piso abrazando mis piernas como si mi vida dependiera de ello. Sin poder contenerme me eche a llorar. Mi familia nunca me va a encontrar y ahora moriré de hambre en las calles de esta fría ciudad.

_¿Chiquita por qué lloras? - pregunta un señor mientras intenta levantar mi cara.

Yo lo apartó de un manotazo, no me toques, me duele mucho.

_¿Como te llamas? - el sigue insistiendo.

Papi y mami me enseñaron que no tengo que hablar con extraños, pero papi y mami no están aqui.

_Ve cariño necesito que me digas algo para poder ayudarte - lo único que soy capaz de captar fue la palabra ayuda.

Levante mi cabeza como resorte chocando mis ojos con los suyos. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo.

_Estoy pérdida, quiero a mis papas - digo en un sollozo agudo.

El señor me ayuda para que me levante y luego me envuelve en sus brazos. Se aparte un poco para secar las lágrimas con sus grandes manos.

Regresan a mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora