Paso 13

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Pon al descubierto tus debilidades de una forma desgarradora.

De repente fui consciente de todas las cosas vergonzosas que uno nota sobre su propio hogar cuando lo ve con los ojos de alguien que está de visita por primera vez.

Las paredes eran de un verde azulado en su momento novedosas, ahora se veían desgastadas. El viejo sillón reclinable, que fue de mi padre, que obviamente habíamos usado en exceso. La ventana que nunca tuvo las cortinas adecuadas, si no una con los colores de mi héroe favorito que mi mamá me dejó elegir de pequeño.

—Puedes sentarte en el salón –dije , pero luego hice que mi voz vacilara—. Eh... estoy... mareado.

Llegué a tompicones al sofá. Eché un vistazo a Katsuki, que caminaba hacia mí, claramente distraído, cogiendo una revista a su paso.

—¿Te has golpeado la cabeza? —Me preguntó hojeando la revista sin prestarme demasiada atención.

Me invadió el enfado.

—No lo sé ¿Podrías traerme un paño húmedo? La cocina queda por allí.

—Claro.

Lo oí rebuscar. Me reacomodé en el sofá para que pudiera sentarse a mi lado. Me puse bien el jersey para que me cubriera mis rollitos de la cintura, luego me quité los rizos de la frente para que Katsuki pudiera colocar el paño frío con cariño y delicadeza.

—¡Cógelo!

Vi un paquete de guisantes congelados que volaba directo hacia mi cara. Mis manos se movieron instintivamente para poder atraparlo.

—Son mucho más efectivos que el paño —con un tono de nohaydeque en la voz.

—Eh... gracias.

—Mmmm pues sí, puede que necesite descansar un poco.

Katsuki ya estaba huyendo de mí. ¡Maldita sea!

—¿Qué hay arriba? —preguntó desde el pie de las escaleras.

—Solo las habitaciones. Como en todas las casas. —respondí, enfadado porque no estaba prestando atención a mi actual estado de sufrimiento.

—¿La tuya?

Se dio vuelta levantando una de las  cejas.

—Sí.

—Genial. Vamos a verla —dijo y comenzó a subier los escalones.

—Espera ¿que? No ¡no entres!

Mi habitación no formaba parte del plan. De ninguna manera lo quería allí dentro y que viera mi perfil de nerd sobresaliente, particularmente cuando viera...

Cuando entré, Katsuki ya se había dejado caer en la cama y estaba inspeccionando la pared llena de estantes a su izquierda.

—¿Qué es todo eso?

Durante un momento me distrajo el hecho de que ¡¡¡Katsuki estaba sentado en mi cama!!! Contuve un grito. Y tuve que concentrarme para contestarle.

—Bueno, esos rectángulos de papel se llaman libros. De todos modos, vamos a...

—Veo los libros, ya sabes de lo que te hablo. Todo eso —levantó la barbilla y apuntando hacia la estantería.

Demasiado tarde. Estaba repleta de premios, certificados, inventos de ferias de ciencia, manualidades que había hecho de pequeño, la prueba viviente de mi ADN tipo A. Estaba orgulloso de mi estante de nerd sobresaliente, pero frente a Katsuki aquello me mortificaba. Dudaba de que Himiko tuviera una estantería parecida.

A Dorama for IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora