Capítulo 20

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[No tienes permitido ser feliz hasta último minuto]

-Ven aquí, así puedo ver al chico que me ha robado a mi Katsuki.

A mí no me sonó a broma. Caminé hacia la cama de hospital.

-Lamento que tengamos que conocernos en estás circunstancias -dije mientras sonreía- ¿Cómo se encuentra?

-Lo mejor que puedo, supongo.

Katsuki estaba sentado a sus pies y le sostenía una mano.

-Katsuki me lo ha contado todo sobre ti, Izuku ¿Cómo puede alguien ser tan perfecto?

Todas las palabras que salían de la boca de ese hombre eran halagos con doble intención. Lancé una mirada a Katsuki, pero el solo sonreía y parecía totalmente ajeno a lo que ocurría. Su tono era amable, pero sus ojos, fríos y evaluadores.

-Bueno, estoy seguro de que ha exagerado.

-Sí, claro, Deku -Katsuki puso los ojos en blanco- Papá, Izuku se va a graduar con las mejores calificaciones e irá Todai. ¿Quién habría imaginado que me iba a enamorar de alguien tan nerd?

-¿A qué has dicho que se dedica tu madre? ¿A la panadería?

-No, es repostera -respondí con una sonrisa, radiante y agradable.

-Qué adorable -la voz de Masaru era todo menos eso.

Nos interrumpió un golpe en la puerta. Era Mitsuki.

-¿Mitsuki? ¿Qué estás haciendo aquí?

Mitsuki caminó hasta la mesilla de noche y dejó en ella un ramillete de peonias.

-Me alegra ver que tu espíritu aún no ha sido pisoteado, Masa. -dijo en tono seco.

-¿La has llamado tú? -frunció el ceño y miró a Katsuki.

-Sí, Izuku pensó que era buena idea contarle lo que había sucedido. Pero no sabía que iba a venir.

Le dedicó una sonrisa a su madre, muy sutil pero tanto Mitsuki como yo la percibimos.

Masaru comenzó a quejarse, y Mitsuki se restregó los ojos.

Me encogí e hice contacto visual con Katsuki, que estaba prácticamente rodeando de forma protectora a su padre. Intenté comunicarme telepáticamente con él: "Vámonos de aquí". Katsuki captó el mensaje.

-Vamos a buscar algo de comer, así vosotros podéis comenzar con el griterío o lo que sea -dijo mientras me pisaba los talones.

Una vez estuvieron fuera del alcance de nuestros oídos. Katsuki dejó escapar un suspiro enorme, como si hasta entonces hubiera aguantando la respiración.

-Sé que es bueno que mi madre esté aquí, pero... son tan irritantes cuando están juntos...

-Lo siento, yo tampoco pensé que vendría...

-No, me alegro de que haya venido. También me alegra que tú estés aquí -dijo mientras apoyaba un brazo alrededor de mis hombros. Unos segundos después, añadió- Los hospitales son lo peor.

-Déjame adivinar ¿crees que vas a pescar lo que sea que tenga la gente que está aquí? -bromeé.

-Bueno, sí. Ahora en serio, supongo que tendré que acostumbrarme a los hospitales, dado que mi novio será doctor algún día.

Por lo general me habría emocionado oír eso: planes de futuro, el significado de lo que acababa de decir. En cambio, sentí que se me cerraba la garganta. La Todai sobrevolaba sobre mí y, a cada segundo, la gravedad de lo que había hecho me pesaba más sobre los hombros. "Podría quedarme sin hacer la entrevista." Dieciocho años de trabajo inenterrumpido. Y no era solo yo, mi madre también. Mi madre, que me traía la comida a media a medianoche cuando no dormía, que me llevaba a todas las clases para preparar el examen de admisión.

A Dorama for IzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora