|Capítulo III|

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|Fuimos hasta lo alto,

y nos hundimos hasta el fondo.

Que el cielo nos perdone por vender nuestras almas|

Sinners and Saints - Andrea Wasse.

Sinners and Saints - Andrea Wasse

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|Killian Haraldsen|

Como si fuese otra broma de mi gran amigo el universo, hasta su maldito vuelo salió antes de tiempo. Ajustando una vez más la cuerda que poco a poco se cerraba alrededor de mi cuello y que, tan pronto como la viera, terminaría por ahorcarme y asesinarme. Porque ni bien ella cruzara la puerta, no habría vuelta atrás. Se convertiría en mi compañera. Y como no podía ser de otra forma, Elara se había encargado de organizar una bienvenida para su futura nuera digna de una reina.

Tal como yo lo veía, aquella cena era más bien el sello de despedida a todo lo que había soñado para mi vida.

Desajusté la corbata por milésima vez, incapaz de respirar si sentía literalmente la cuerda de mi destino estrujándome la garganta. El traje blanco que me habían hecho usar era a la medida, pero aún así me sentía como un idiota escuálido y pálido en él. No le veía la gracia de hacer tanto escándalo por alguien que ni conocíamos.

ーQuita esa cara ーpidió mi madre en un susurro acercándose a mí, volviendo a ajustarme la maldita corbata. Tragué con fuerza cuando apretó más de la cuenta ー. Créeme que es muy hermosa y caerás ante ella en el primer segundo en que la veas.

Me abstuve de bufar y solo me dejé manipular. Ella vestía un vestido de corte recto del mismo color que mi horroroso traje y tenía el cabello rubio platinado sujeto a un ajustado y estructurado moño, uno que no permitía rebeldía ni desobediencia. Porque hasta su cabello debía hacerte saber que no había libre albedrío cuando estaba cerca.

Como dije, a mi familia le encantaban las referencias obvias. O a veces no tan obvias.

ーMe pregunto si ella caerá también ante mí ーno pude evitar soltar por lo bajo con un tono divertido e irónico.

Al oírme frunció el ceño y por un breve momento sus ojos cambiaron de color a uno amarillo brillante. El mensaje y la advertencia en ellos eran claros, no era el día para mis bromas.

ーNo digas tonterías ーsiseó mirándome molesta y dejando mi corbata en paz. Antes de alejarse de mí y de la chimenea apagada, añadió ーtampoco las hagas.

Mordí mi lengua para evitar decir algo más y solo la vi avanzar hasta mi tío Vik, el padre de Finnick y Megan, hermana menor de este. Él levantó la copa de vino blanco que bebía en mi dirección en un pequeño y silencioso brindis y me obligué a sonreírle como respuesta. A diferencia de su hijo, este sí llevaba corbata y chaleco.

El Encanto del Lobo |BL| |✔️|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora