| Capitulo X |

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|Se necesita un poco de arena para mantener una lengua dentro

Un par de labios ardientes

Ahora, después de todo lo que he esperado

Estoy tan cerca que puedo saborearlo|

I'm so close I can taste it - Graffiti Ghosts

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—No ganarías nada.

Debí haberme alejado.

—Suenas muy seguro.

Debí haber terminado aquel estúpido juego.

—Lo estoy.

Debí haber seguido a Alis cuando él me lo había dicho.

—Entonces, ¿por qué te niegas a jugar?

Debí haber hecho todo de una manera distinta y, sin embargo, no podía encontrar ninguna clase de arrepentimiento por el camino que estaba recorriendo. Ni siquiera cuando sentía el dolor que los brutales golpes de Alis me había dejado. Y no supe si fue por mi propia idiotez, o realmente fui incapaz de resistirme al reto y la determinación que brillaban en los ojos del lobito cuando dijo:

—Jamás dije que no jugaría.

Cuando la mirada de Killian se desvió a mis labios, lo que quedaba de consciencia salió corriendo por la puerta, llevándose consigo la presencia del resto del mundo. No pensé en la ira de Alistair cuando mi boca chocó contra la de Killian, tampoco en las consecuencias que desatar aquel tipo de deseos atraería.

Lo único en mi mente fue lo bien que se sintió cuando él no se apartó, sino que su lengua tomó posesión de mi boca como si siempre le hubiera pertenecido. Así como recibió gustoso el enojo que sentía por su culpa, por el descontrol que me invadía a su alrededor. Y fue rudo, hambriento, mi sangre y la suya corrían a raudales y el latido furioso me llamaba de una forma que no podía ignorar. Una de sus manos se aferró a mi chaqueta mientras que la otra se convirtió en una cadena sobre mí nuca.

No había lugar al cual pudiera escapar, porque cuando mis dientes se clavaron en sus labios hasta el punto de lastimarlo y un sonido animal resonó desde su garganta, entendí que ya estaba completamente perdido. Más cuando el sabor de su sangre explotó en mi paladar y el que gimió esa vez fui yo.

El hambre de la bestia despertó de una manera que jamás había sentido antes, exigiendo que reclamara aquello que debía ser mío. Sus labios, su lengua, las manos que me recorrían como si quisieran poseer cada parte de mi cuerpo. Y conociendo la determinación que cubría al lobito, lo único que podía hacer era esperar ansioso a que lo hiciera.

En un intervalo para recuperar aire antes del segundo asalto, escuché a Killian murmurar un rezo tembloroso al universo. La satisfacción y la agitación en ese pequeño tono me hizo sonreír por dentro. La parte más encendida de mi cabeza llegó a preguntarse cómo serían sus rezos en un nivel mucho más alto. Indecente.

El Encanto del Lobo |BL| |✔️|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora