Un vampiro, un hombre lobo y una atracción que crece tan rápido como la sombra de un asesino que desgarra a sus víctimas sin piedad.
¿Te atreves a dejarte llevar?
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➤ Trilogía: Uniones.
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|A pesar de toda mi rabia, sigo siendo solo una rata en una jaula.
Ahora estoy desnudo, nada más que un animal.
¿Pero puedes fingir para un espectáculo más?|
Bullet with Butterfly Wings - Tribe Society (cover)
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Normalmente, no apoyaba las ideas que a Tristan se le ocurrían cuando la poca supervisión adulta que teníamos se desvanecía por completo. Sin embargo, habían sido semanas con demasiado estrés encima como para no desear —al menos— algo de descontrol y despreocupación. Así que había hecho mi mayor esfuerzo toda aquella tarde para no pensar en las consecuencias que traería lo que estábamos planeando hacer y dejé que Tristan dirigiera la operación como a él mejor le pareciera.
Y al parecer, Megan y él ya tenían casi todo listo. Solo faltaba que, bueno, el auto que llevaría a mi tío y a mi madre a la ciudad saliera por fin del terreno de la fortaleza. Para cuando lo hizo, Tristan ya había levantado su teléfono para dar marcha a lo que, probablemente, sería la razón de nuestras muertes.
Me aparté del caos que comenzó a hacerse dentro de la fortaleza y fui directamente a encerrarme a mi habitación. Mi teléfono casi muerto me esperaba sobre la cama, con las notificaciones llenas de mensajes insignificantes de algunos compañeros que confirmaban su presencia aquella noche. No obstante, ninguna me interesaba. La única que me importaba aún no llegaba.
Le había enviado un mensaje al mosquito hace casi tres horas y las dos palomitas bajo el texto continuaban siendo grises. Darian no había contestado ni ese ni mis otros mensajes, y con cada segundo que pasaba sin tener noticias suyas era otro montón de pensamientos erráticos y paranoicos que se apilaban unos sobre otros. Por alguna razón, aun cuando no me demostró demasiada reacción a mi compromiso, las dudas sobre si había sido lo correcto contarle aparecían con fuerza.
Pero, a su vez, otra voz me decía porqué estaba dándole mucha importancia. Como si lo que él pudiera sentir u opinar al respecto tuviera relevancia dentro de aquel fatídico asunto. Valerie y él eran dos temas separados y ninguno tenía que ver con el otro. Darian era físico, emocionante, una aventura que terminaría cuando mi destino se impusiera sobre mi con toda su fuerza.
Valerie era algo que debía hacer sin importar qué.
Aunque, sí mis planes tomaban forma pronto, ni siquiera ella resultaría ya un dolor de cabeza.
Entonces lo que sea que existiera entre el mosquito y yo podría continuar hasta que —como él había dicho— alguno de los dos tuviera suficiente del otro.
Suspiré con fuerza, dejándome caer sobre la cama de espaldas. El techo me recibió iluminado, de un color verde pino que se asemejaba al de los árboles en el exterior. Quería dejar de preocuparme tanto, pero por más que intentara poner pensamientos coherentes dentro de mi cabeza, las inseguridades que se ataban unas a otras en mi pecho oprimiendo no se iban. Me preocupaba que se alejara, había visto su rostro el día anterior cuando le dije que se fuera para que Oliver no lo hiciera mierda, había notado la forma en que me miró cuando entró a mi habitación esa misma noche. No era estúpido y él, a veces, podía ser muy evidente.
