| Capítulo XVI |

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|Pero todo el mundo sabe que el hogar es donde tus dientes se hunden, amor.

Bésame, animal. Necesito tomarte despacio.

Porque muriendo en tus labios es como me quiero ir.|

Kiss me you animal - Burn the Ballroom

Kiss me you animal - Burn the Ballroom

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|Killian Haraldsen:|

Podía sentir la marca de sus manos por todo mi cuerpo, de sus labios. Su respiración caliente en mi nuca que erizaba mi piel y se sentía demasiado bien. Se sentía... se sentía perfecto.

No me consideraba un experto en la materia, en mi vida apenas había estado con dos chicos —ambos humanos—, pero en el momento en que el mosquito me puso las manos encima todo lo que creía saber se fue por el caño. Una sensación contradictoria me había invadido el pecho y había tomado todo de mí para no demostrarle mi nerviosismo. Porque mis pensamientos oscilaban entre saber exactamente lo que quería hacerle y sentir que no tenía ni una puta idea de cómo hacerlo. Aunque al final del juego, ambos habíamos quedado satisfechos.

Demasiado, diría yo. Con expectativas que ni siquiera había pensado y que estaban siendo superadas.

Y es que sus besos me habían hecho sentir completo, entero. Su cuerpo contra el mío se había sentido correcto y, en todo momento, fue como si una parte de mí recibiera justo lo que estaba pidiendo.

—No eres virgen —lo escuché murmurar contra mi espalda con un tono ronco y arrastrado que me hizo suspirar como un colegial por dentro.

Mi cuerpo vibró cuando me reí y levanté la mirada buscándolo. El mosquito tenía el cabello hecho un lio, la espalda marcada por mis dedos y estaba cómodamente tendido casi sobre mí. Su tacto seguía quemando su recorrido sobre mi piel, pero ya no resultaba tan desesperante.

—¿No es un poco tarde para preguntar eso? —solté, más como una burla que como una verdadera pregunta.

Levantó su vista hacía mí, conectando sus ojos a los míos. Oscuros, satisfechos y, aún así, había en ellos un aire hambriento. Me moví hacía un lado para ponerme boca arriba y él se acomodó de nuevo apoyando su barbilla en mi torso. Sin siquiera pensarlo, pase mis dedos entre los rizos que colgaban en su frente. Flashes de cómo había jalado de ellos hace un momento vinieron a mi cabeza, haciendo que mi cuerpo se calentara.

—No era una pregunta —dijo relamiéndose los labios —, solo noté que no te quejaste tanto.

—Tal vez la tienes chica y ni la sentí —comenté como quien no quiere la cosa, solo para molestarlo.

Más porque a mí me molestaba que me hiciera sentir como un novato, incluso en los matices en dónde teníamos la ropa puesta y las manos quietas. No entendía muy bien qué sucedía conmigo cuando estaba a su alrededor pero, si la tensión culminaba en finales como este, no me quejaría. Al menos por ahora.

El Encanto del Lobo |BL| |✔️|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora