1

789 47 42
                                    

Aquel joven de ojos azules corría a como dieran sus piernas, debían llegar al territorio del reino vecino antes de que fuera demasiado tarde. Ya no sabía de quién estaba tratando, la ira e impotencia más el miedo invadían todo su cuerpo, no le quedaba otra opción más que correr de esas extrañas criaturas que le servían a quien creía que una vez más podía confiar.

Llegó a un callejón sin salida, una gran pared de roca le impedía correr más allá, escalar le podría salir caro. No le quedó otra más que buscar otra opción, por ahora sólo le quedaría luchar contra aquellas bestias.

Desenfundó su espada resplandeciente, sin temor la alzó y se preparó para pelear, las 3 criaturas lo rodearon, no podían volver sin él. El joven rápidamente los combatió, aquellos seres de inmediato contraatacaron. Una de ellas traía un hoz como arma, otra usaba dos largas cuchillas y la tercera usaba alguna clase de lanza y traía un cinto con botellas de diferentes colores, éste último no parecía ser muy listo.

Desviaba cada golpe que tratada de darle el de las dos cuchillas mientras a su vez esquivaba los ataques del de la hoz, el de la posición parecía hacer algo con aquellos frascos dándole mala espina, entre sus movimientos accidentalmente rompió el cinto de aquella criatura haciendo que tres botellas con líquidos de color naranja, azul y blanco se rompieran creando una nube de humo, sus químicos se juntaron generando que un pequeño vórtice se creara bajo los pies del guerrero quien inmediatamente fue absorbido por este, dejando de último a escuchar un grito.

——————

Eli caminaba en las afueras del refugio buscando despejar su mente, ya había transcurrido mas de una semana desde su cumpleaños, una semana desde que el hijo del Dr Blakk, Tad, había caído por aquel pozo que llevaba a las cavernas profundas.

Aunque logró detenerlo, su cabeza le decía que no fue exactamente lo correcto, una parte de él decía que debió haber otra forma para hacerlo entrar en razón y poder devolverlo al camino correcto, pero ya no había marcha atrás. Sus babosas notaban la mirada perdida del Shane en lo que avanzaba en el camino, fue Burpy quien tuvo que hacerlo reaccionar antes de que tropezara con una roca.

—Estoy bien, no se preocupen —Trato de tranquilizar el Shane— además, miren el lado bueno, tenemos un tiempo para nosotros ¿Qué les gustaría hacer? —Preguntó.

Antes de que las babosas pudieran proponer alguna idea, pudieron distinguir a la lejanía un sonido extraño, alguien que se cayó desde una gran altura pero su voz era extrañamente ¿Familiar? El Shane se apresuró a ir al lugar donde provino aquel grito, tomo su lanzadora sólo por precaución y se acercó cauteloso al sitio.

—Ay, mi cabeza —Se quejaba aquella persona.

—¿Pero qué diablos? —Exclamo Eli en voz baja, manteniéndose a margen para evitar que lo viera, se sorprendió al ver a esa segunda persona ¡Literalmente se veía como él!

Vestía unas ropas que le hacian notar que evidentemente no era de por ahí, o siquiera de la misma época. Aquella persona de idéntica apariencia se levanto a cuestas del suelo, aún no podía verle la cara, pero con tan sólo oir su voz ya logró hacerle creer que era algún otro yo. También notó que muy lejos de donde estaba esa persona había una gran espada con un mango muy curioso, llamativo.

—¿Dónde estoy? —Se preguntó a si mismo aquel doble, quien miraba curioso a sus alrededores— estas no son las afueras del reino definitivamente... —Murmuró.

—No te muevas —Amenazó Eli dándole la cara, no pensaba quedarse simplemente mirando esperando alguna reacción.

La otra persona sintió cómo le apuntaban con algo a sus espaldas, y aunque no determinaba bien qué era, no estaba armado como para confrontarlo directamente. Y si por si fuera poco, creyó escuchar su propia voz. El peliazul se limitó a levantar sus manos en señal de estar indefenso. Hubo una corta tensión entre ambos y no se animaban a hablar, sentían una extraña sensación con tan solo tenerse  a unos dos metros de distancia.

Espadas Y Lanzadores [AU Bajoterra Crossover] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora