Espadas Y Lanzadores [AU Bajoterra Crossover]

16

—¿A qué te refieres exactamente? —Preguntó la princesa.

—No lo sé exactamente, pero digamos que eso del "portador del sol" me hace ruido desde que aquella cosa lo menciono. Recuerdo que papá habló de algo así cuando era un niño aún...

El grupo miró expectante al aventurero, quien parecía tratar de recordar su niñez con rapidez.

—Recuerdo que hablaba de un arma, que estaba en nuestro castillo y que cuando tuviera mayoría de edad podría acceder a ella pero...

—¿Pero?

—La llave, dijo que sabría cuál era cuando llegara el momentos, la única pista que me dió es que... No lo sé es confuso, dijo "cuando más lo necesites, la llave se presentará ante ti y así tendrás el poder que necesites".

—Ahh, papá y sus misterios, incluso aquí es igual —Se quejó el Shane.

—Créeme, es lo más molesto de él —Apoyo su otro yo.

—Pero es un dato importante ¿No? Al menos ahora sabemos que debemos hacer de aquí en más —Opinó la princesa.

—¿De verdad quieres infiltrarte en el castillo de Tad? —Preguntó Pronto.

—Más allá de que tendríamos que enfrentarnos a su majestad y a un ejército el cual sólo tu espada y la de Eli hacen efecto pero ¿Entiendes lo que eso implica, no? Y sabes que no me refiero a cuestiones de ganar esto o no —Dudó Kord, el herrero, mirando a la chica quien bajó la vista meditando du desición.

—¿A qué se refiere el otro Kord? —Preguntó la lanzadora.

—Si su majestad ataca al Rey o se le ve en su castillo sin autorización se le declara como invasión, en ese caso se insinúa intento de traición. Y teniendo en cuenta la relación entre reinos, podría causar una guerra por amenaza a la corona actual por parte de ella —Explicó el Eli medieval.

—¿¡Qué!? ¡Pero si él es el malo! —Exclamó Pronto, el rey.

—La ley no lo dicta así. Tad hará lo que le da la gana en sus tierras, pero si viene reino sin previo consentimiento o amenaza mi corona o intereses también se puede declarar una guerra. Tad no le ha convenido pelear por su situación actual. En vez de atacar con soldados manda caza recompensas, espías, cualquier método pero sin ir a nombre suyo. En mi caso más que responderle he tratado de subsidiar a la gente que logra escapar de su territorio.

—Una guerra fría, en términos  simples —Concluyó Eli—. Si su pueblo no lo quiere ¿Por qué no se ha iniciado una revolución? —Se le ocurrió preguntar al lanzador.

—Desde la muerte de Will Shane el reino no fue lo mismo, menos cuando Tad tomó posesión de la corona siendo tan joven. Por si fuera poco su autoridad implantó miedo en los corazones de cada persona que habita en su lugar. La mayoría a preferido huir que pelear —Explicó brevemente la princesa.

—No los culpo, si hablamos de una familia, es mejor proteger su vida y buscar un hogar en otro reino —Apoyó la lanzadora— ¿Qué pasa con los que siguen allá? —Preguntó.

—Cuando Tad mostró cierta agresividad respecto a sus métodos, implicó también la salida de gente nacida en sus tierras, imposibilitando a muchos salir sin importar la hora, teniendo guardias vigilando toda entrada y salida a sus tierras. Algunos ni siquiera logran llegar a la frontera, donde están a salvo —Respondió Kord, el herrero.

—Eso es...

—¿Terrible? Lo sé, pero no puedo hacer más allá que ayudar a quienes escapan de ahí —Habló la princesa—. Si armo una guerra significaría poner al frente todas aquellas personas que tanto trato de proteger. Mi prioridad es mantener a salvo a mi gente.

—Pero si alguno de nosotros pone un pie en el castillo ¡Se acabó todo! ¡Moriremos! —Exclamó Pronto, el acompañante de Eli.

—...No, no tendrían —Habló el Shane.

—¿Qué? —Exclamó la princesa.

—Podríamos ir nosotros —Propuso.

—Eli, no seas ridículo, ni siquiera conocen las instalaciones ¡Sus pequeñas criaturas no podrán contra--

—De hecho, podría funcionar —Apoyó el viajero.

—Eli, no apoyes a Eli.

—Las leyes no aplican con ellos, no son ni de tus tierras ni las de él, además él es yo, podría funcionar Trix —Prosiguió el chico ignorando el regaño de la princesa.

—Eli podría indicarles a dónde deben de ir y cómo —Propuso el Kord mecánico señalando al viajero.

—Los planos de casi todos los castillos son iguales, puedo darles pistas de qué lugares pueden visitar y cuales no. El código de area para cada lugar es el mismo sistema que yo recuerdo—Dijo el viajero.

El grupo miró a la princesa, quien parecía meditar lo propuesto por el grupo, a fin de cuentas ella tenía la última palabra.

Suspiró—. Tendremos que arriesgarnos.

Devolvió el libro a la estantería correspondiente y guío al grupo a otro lugar.

El grupo volvió a seguir a la princesa. Caminaron por unos minutos en el largo pasillo hasta dar con el destino, una vez abrieron las puertas pudieron ver que se trataba de una gran sala de entrenamiento, pero era diferente en ciertos aspectos, había equipos de gimnasia ritmica y artística en el lugar además de un extraño orden respecto de las cosas, había tubos desde el suelo hasta el techo en algunas partes, así como un par de telas colgando de diferentes colores, aros, había equipo de arquería también así como de lanza, maniquíes de entrenamiento, espadas de diferentes tamaños colgadas en una parte de la habitación y similar, 5 ventanas ubicadas cerca del techo brindaban iluminación al lugar además de las velas en las paredes.

—¿Qué hacemos aquí? —Preguntó su otra yo.

—Pues, hay un pequeño fallo en el plan y me gustaria hacer algo primero antes de proseguir —Explicó sin darse la vuelta—. Les voy a tener que pedir que se agachen.

—¿Qué---?

La princesa rápidamente sacó su arco y apunto con el hacia arriba, el grupo se agacho acorde había pedido la chica, el Shane lanzador volteó a ver a dónde había parado la flecha. Había dado en un rincon en lo alto, logró divisar una figura moverse rápidamente para esquivar el ataque.

—Tenemos compañía.

El grupo de lanzadores, por instinto, sacaron sus armas y las cargaron, apuntando a su enemigo.

—Ya sal Twist, se que eres tú —Le grito la princesa cargando otra flecha en su arco.

La figura se posó en uno de los tubos de practica del lugar y se sacó la capucha junto al cubrebocas que llevaba

—¿Twist? —Murmuro en cierta sorpresa el lanzador, quien pensaba que nunca volvería a ver su rostro, ni siquiera en otro mundo.

—Ahhh, arruinaste la sorpresa —Se quejó el rubio desde lo alto.