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—Oye Eli ¿Qué te gustaría ser de grande? —Le preguntó el más pequeño a su mejor amigo.

Mmm... ¡Un aventurero! ¡Quiero recorrer todos los reinos, conocerlos por mi mismo! —Concluyó mirando sus tierras desde el balcón del castillo, su amigo no pudo evitar reír ante lo dicho.

—Que sueño tan infantil.

—¡Hey! ¿A ti qué te gustaría ser, Tad? —Le preguntó de vuelta el de ojos azules.

—Supongo que cualquier cosa, siempre y cuando podamos seguir siendo amigos —Dijo con una sonrisa.

—¡Claro!

Ambos rieron, el pequeño príncipe se sentía a gusto con su mejor amigo. Lo divertido de su relación es que era un secreto para el mundo, podían hacer lo que quisieran dentro de los límites del castillo y esto al de ojos verdes no parecía molestarle, en cambio a Eli. No es que no le gustase estar con él, pero anhelaba conocer más gente...

—¡Quiero salir! —Pidio nuevamente el joven a su padre. Ambos estaban en la oficina, Will no parecía darle mucha atención en ese momento ya que estaba revisando unos papeles.

—Eli, ya discutimos esto...

—¡Dijiste que ya estoy grande para algunas cosas! ¿Cuando podré conocer a más gente? ¡Ni siquiera sé cómo luce nuestro reino más allá de un dibujo! —Reclamó.

—Sabes que no puedes, nadie debe saber de tu existencia

—¿Y con un disfraz? ¡Podría ir contigo!

—Ya dije que no, es muy arriesgado. Fin de la discusión.

Will se retiró del lugar dejando a un pequeño Eli frustrado, con unas pequeñas lágrimas a punto de salir. Quería a su padre, pero a veces le molestaba ese lado de él.

Desde que tenía memoria, ha vivido prácticamente oculto en el castillo, sólo un grupo limitado de sirvientes sabía de él. Ellos y bueno, un rey con muy mala reputación, quien gobernaba ahí también tenía un hijo y al ser amigo cercano de su padre, aquel niño tan peculiar se volvió alguien cercano para él.

Pero un día particular, todo cambió.

En un momento estaba junto a Tad tratando de ver a alguien, y de repente el olor a quemado inundó sus narices. Escucharon a los sirvientes murmurar entre ellos un posible incendio.

—¿Qué sucede? —Murmuro Tad al ver a la armada dirigirse a la sala real.

Todo sucedía tan rápido

—¡Deben de salir rápido de aquí! —Exclamó una de las sirvientas a los niños, junto a ella iba un guardia.

—¿Él también? —Le murmuró aquel hombre a la mujer mirando a través del casco al joven pelirrojo.

—¡Es un niño! ¡No hay discusión!

El soldado tomó a ambos niños y junto a la la mucama recorrieron rápidamente el castillo, la temperatura iba ascendiendo rápidamente y el humo ya molestaba a la vista.

—¡No, alto! ¡¿Donde está mi papá?! —Chilló el príncipe de cabellos azules.

—¡Mi prioridad son ustedes! ¡Debemos salir rápido de aquí! —Le contestó rápidamente el guardia.

—¿¡Y mi papá!? —Le preguntó alarmado el pelirrojo, ni el hombre ni la mujer contestaron.

El miedo inundó su ser, pero el de menor altura no se iba a quedar de brazos cruzados. Logró zafarse del agarre del guardia, una vez tocó suelo fue corriendo a como dieron sus piernas en dirección a donde había escuchado aquel grito.

Espadas Y Lanzadores [AU Bajoterra Crossover] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora