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El Shane despertó, desorientado, se sentó sujetando su cabeza. Se sentía mareado y ciertamente empapado por el sudor. Se percató del lugar donde estaba y maldijo por lo bajo mientras se levantaba.

-Seguro Trixie debe estar insultandome por estar aquí -Murmuró recordando a la pelirroja con una pequeña sonrisa.

-Es increíble que hasta en tus últimos minutos pienses en ella.

La voz de Tad sonó en el lugar, el rey estaba de pie dando la espalda a la celda, Eli volteó en su dirección ¿cuánto tiempo ha estado ahí?

-Bueno, es ella, no es fácil olvidar su carácter, voz, simplemente todo el combo -Se atrevió a agregar, dirigiéndose a los barrotes de acero dara apoyar su espalda en él quedando ambos sin darse la cara.

-Definitivamente eres un tonto por enamorarte de ella -Comentó entre dientes el pelirrojo.

-Tal vez... -El Shane suspiró ¿a qué venía ese tema?

-¿Qué se siente saber que no la volveras a ver? Que nunca podrás decirle lo que sientes -Preguntó el Blakk cruzándose de brazos, Eli meditó un poco su respuesta.

-Supongo que será lo único que me arrepienta en esta vida. Ella es inteligente, conseguirá alguien mejor, que no le de tantos problemas -Respondió finalmente con una sonrisa decaída, le costaba imaginarse a la chica con alguien que no sea él a su lado, sonaba egoísta, pero era lo que sentía.

-¿Aceptaras tu muerte así sin más? -Otra pregunta salió de los labios del Blakk.

-No es que la acepte, pero tú no dejaras a nadie en paz hasta que mi sangre sea derramada ¿No es así?

-Efectivamente.

-Pero antes, quiero entender... por qué.

Tad mantuvo silencio, Eli soltó un suspiro.

-¿No me dejarás saber la razón de mi muerte? -Esta vez, quien preguntó fue Eli, mirando de reojo al Blakk.

Tad bajo un poco la mirada, guardando silencio, el aventurero quedó esperando alguna respuesta por parte del pelirrojo, pero él sólo se retiró. Eli maldijo entre dientes. No pudo sacarle nada de información, ni siquiera consideró aquello como una conversación.

El pelirrojo camino por el largo pasillo en dirección a su oficina en silencio, el retumbar de su corazón era lo único que podía oir, ignorando a los soldados que iban de un lado a otro preparando todo para la ejecución. Una vez llego cerro la puerta lentamente.

-Maldito seas... -Murmuro con rabia, llevo su mano a su pecho con la mirada baja, justo del lado donde su corazón latente irritaba los pensamientos del Blakk, pequeñas lágrimas gritaban por salir de sus ojos- Aún produces el mismo efecto.

La hora de la muerte del peliazul fue anunciada formalmente, gente de otros reinos habían ido en protesta, conocían al joven aventurero y se reusaban a aceptar el castigo impuesto por el rey, al exterior de los muros del castillo gente de todo tipo reclama la injusticia aplicada, pero no era el único lugar. Gente en otros reinos reclamaban a sus respectivas coronas el por qué no hacían nada, sobretodo en el de las 99.

"¿Por qué te quedas encerrada ahí?"

"¿No era que te importaba la vida de ese chico?"

Eran los reclamos que se escuchaba a las afueras del castillo de la princesa. El emperador del este también notificó su preocupación ante la noticia, pero debido a pocos lazos externos no podía hacer prácticamente nada salvo que quiera una guerra.

-Que él ¡¿Qué?! ¿¡Cuándo llego!? -Exclamó confusa la princesa ante su sirvienta.

-Hace unos minutos, espera de usted en el salón -Volvio a informar con voz calmada. Ambas chicas se encontraban caminando a paso apresurado por el pasillo.

Espadas Y Lanzadores [AU Bajoterra Crossover] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora