Pour toujours
Astraea
—Querida, este es sin duda el vestido ideal para vos.
Había venido a la modista junto con Camille para elegir el vestido de novia. Ya me había probado más de diez vestidos, y estaba harta.
No me malinterpretéis me encanta la moda. Pero empezaba a cansarme de probarme vestidos que eran tan similares entre sí y que encima odiaba.
—Lo siento pero este tampoco me convence—tenía demasiados volantes.
—Ay cherié va a ser imposible elegir un vestido para ti—suspiró quitándose sus gafas con montura de mariposa—. ¿Cómo quieres el vestido? Exactamente.
—Quiero que sea de diseño sencillo pero que la falda sea ancha y abultada. Que sea cómodo, pero glamuroso. Sin volantes o purpurina.
—Bien, veré que puedo hacer.
La chica se metió de nuevo en el almacén y me giré hacia Camille.
—Esto es agotador.
Camille y se acercó a mi y me susurró al oído.
—Conozco una chica que diseña vestidos...—miró con una ceja enarcada mi vestido—. Mejores, al otro lado de la calle, iremos y compraremos uno.
Asentí y me quité el horrible vestido.
Entramos en la tienda era mucho más pequeña que la otra, pero más acogedora. Sus paredes eran blancas y su suelo de un parqué claro, los vestidos estaban colgados en perchas mirando hacia afuera para ver bien el traje.
Una mujer de mediana edad nos recibió.
—Oh, buenos días, ¿en qué puedo ayudarlas?
—Buscamos un vestido de novia. Algo que sea sencillo pero a la vez que parezca diseñado para alguien de la realeza.
—¿Quién no quiere sentirse como una princesa de vez en cuando?—bromeó la mujer—. Ahora vuelvo. Pueden pasar por aquí.
Camille volvió a sentarse en unos sillones y yo me quedé de pie esperando a que volviera con el vestido.
Cuando lo trajo por primera vez me horroricé. Era demasiado ostentoso y...
—Creo que no es lo que estoy buscando.
Me repasó con la mirada—. Pruébeselo no pierde nada.
Me encogí de hombros y entré en el probador.
El vestido tenía un escote en forma de corazón y delicadas flores de encaje adornaban toda la tela. La falda era tan voluminosa que apenas cabía en el probador. Llamaba la atención pero a la vez era un diseño sencillo sin purpurina o volantes. No tenía corsé pero a juzgar por el diseño había posibilidad de implementárselo y la tela se sentía como una manta suave sobre mi piel.
Era...
Perfecto.
Salí del probador y en cuánto lo hice Camille se levantó apresuradamente.
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Resiliencia¹ (+18)
RomanceEn un mundo donde no existió la revolución francesa, ni la lucha por la libertad de las mujeres, ni los derechos del pueblo. Astraea Liv llega a Paris, a la casa de su tía. Su objetivo es claro, casarse y empezar una nueva vida. No le interesa tanto...